De las bolas a las balas
De ganar a Rafa Nadal a defender a Ucrania como operador de drones: "Ahora mi especialidad son los proyectiles de 120 milímetros"
El ex número 13 del mundo Alex Dolgopolov está sirviendo en primera línea en Zaporizhzhia. Cuando estalló la guerra, no lo dudó.
La invasión rusa de Ucrania supuso un mazazo también para el mundo del deporte. La dramática situación que viven los civiles en ucranianos deja cada día cientos de relatos de atletas que tuvieron que dejar todo lo que tenían y más y partieron sin nada en el primer transporte que encontraron para dejar su tierra. Otros, como el ex tenista ucraniano Sergiy Stakhovsky (fue 31° del mundo en 2010), Yuriy Vernydub, entrenador del Sheriff Tiraspolo, el ex campeón del mundo de boxeo Vasyl Lomachenko o el extenista Alex Dolgopolov no lo dudaron ni un instante y se alistaron en el ejército.
Alex (Oleksandr) Dolgopólov nació el 6 de noviembre de 1988, en Kiev, por entonces entonces aún Unión Soviética. Mamó el deporte desde su nacimiento. Su padre, Oleksandr Dolgopólov era extenista profesional, su madre, Yelena, es una exgimnasta que ganó una medalla de oro y una medalla de plata en los Campeonatos de Europa. Cuando Alex nació, su padre era entrenador de Andréi Medvédev. Cuando era muy pequeño, Aleksandr y su familia se instalaron en Nueva York, Estados Unidos y allí Alex empezó a jugar tenis a la edad de tres años.
Debutó en el Torneo de Bucarest y además fue representante de su país en el equipo ucraniano de Copa Davis. En el Abierto de Australia 2011 hizo una gran actuación llegando a cuartos de final, después de eliminar a Jo-Wilfried Tsonga5 en tercera ronda y a Robin Söderling en la cuarta. En cuartos de final perdió con Andy Murray. El ex número 13 del mundo fue lo suficientemente bueno como para haber vencido a Rafael Nadal en Queen's en 2015 y haber llegado a los cuartos de final del Abierto de Australia. Ahora su vida ha dado un giro de 180 grados. Acaba de cumplir 36 años y admite que su carrera profesional ha quedado atrás para dar paso a algo que no esperaba.
A finales del verano, mientras algunos de sus antiguos rivales se preparaban para el US Open, Alex Dolgopolov estaba acurrucado en una trinchera, en la región de Zaporizhzhia en Ucrania.
Sabía que su pequeña unidad había sido detectada y que los disparos hacia ellos se acercaban cada vez más al objetivo previsto. Después de pasar tanto tiempo en primera línea, el ex tenista ha aprendido mucho sobre las trayectorias de los proyectiles de 120 milímetros. Cuando estalló el conflicto, él estaba entre los atletas ucranianos que rápidamente tomaron las armas. Posteriormente se convirtió en un experto operador de drones, y su función era sentarse justo detrás de la primera línea de combate y ayudar a dirigir los ataques.
"Les muestras dónde disparar, ven el vídeo y pueden trabajar con mayor precisión. Luego está la recopilación de información para cualquier operación sobre el terreno, tal vez un asalto. Cuando nuestros muchachos presionan, lo controlamos desde el cielo. Aprendes qué armamento tiene el enemigo, cómo suena y dónde pueden verte. Cuando conduces, tienes que entender dónde el enemigo puede tener contacto visual con tu coche, lo cual es peligroso", relató en una entrevista al Daily Mail.
“Solía usar raquetas y cuerdas, y ahora uso esto”, publicó el tenista en sus redes sociales junto a una foto de un chaleco, un casco y un fusil.
"Hay gente que dice que si dejas de ayudar a Ucrania la guerra acabará, pero no es verdad. Seguiremos luchando con las armas que tenemos... La única soluciñón es echar a Rusia de Ucrania", afirmaba Alexandr Dolgopolov en una reciente entrevista en Antena 3.
"Vamos a día a día, haciendo lo que nos mandan con la esperanza de seguir vivos. La gente que no se ha posicionado no debería competir, pero siguen disfrutando la vida, continúan ganando dinero, haciendo lo que quieren", reflexiona el extenista ucraniano.
Ahora admite que ya no es el mismo y que ha dejado de hacer planes de futuro. "Antes era una persona muy despreocupada, siempre sonriendo y bromeando. Todavía bromeamos, pero pagas el peaje de la guerra, es mentalmente agotador, lo pagas. Estás en peligro máximo, estás en guerra. Es difícil pensar en el futuro. Vamos día a día, haciendo lo que nos mandan con la esperanza de seguir vivos. Estoy convencido de que ganaremos y espero poder verlo", sentencia Alexandr Dolgopolov.
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