Barcelona
Gigante Melanie
Tapada, a la sombra de Mireia Belmonte, Melanie Costa (Palma de Mallorca, 24-4-1989) vivió en la primera jornada de natación de los Mundiales de Barcelona el mejor día de su vida. Su plata en los 400 libre no sólo la convierte en la primera medallista española en un Mundial desde el oro que Nina Zhivanevskaya lograse en el mismo escenario hace diez años en los 50 espalda. Es mucho, muchísimo más. Sus brazadas sirvieron para borrar el disgusto que se trajo de los Juegos de Londres, cuando se quedó a las puertas de la final en 200 y 400 libre, y para encontrar premio a muchos meses de madrugones y sesiones interminables de trabajo. Ella sabía que podía estar arriba, muy arriba, pero tanto... «No me lo puedo creer, soy subcampeona del mundo, soy subcampeona del mundo...», confesaba a Televisión Española temblorosa y al borde del colapso antes de abrazarse a todo el que tuviera a tiro.
Después de entrenarse durante años en Estados Unidos, de ser campeona del mundo en piscina corta, a Melanie se la estaba esperando. Tenía que explotar en una gran cita. Y lo hizo en Barcelona. Ella asegura que tenía «estilo y fondo» para competir con las mejores, pero le faltaba fuerza. Las palizas con las pesas la dotaron de esa fuerza que necesitaba, pero al principio perdió velocidad. Gano pesó, pero nadaba más lento. Hasta que el cronómetro empezó a responder en los entrenamientos. «Toda aquella incertidumbre ha merecido la pena», aseguraba después de bajar del podio y dar a España su cuarta plata, el octavo metal de la expedición española.
El responsable directo de esa transformación es José Antonio del Castillo, su entrenador desde hace un año en el CAR de Sant Cugat. Ni él mismo se esperaba un desenlace como el que protagonizó Melanie. «Bajar cuatro segundos la marca personal es la hostia. Sabíamos que podía hacerlo, pero lo bueno es hacerlo en el momento que toca», afirmó desbordado por la situación. Melanie llegaba a los campeonatos con una mejor marca de 4:06.02 lograda hace cuatro meses en Pontevedra. En la serie mejoró en casi dos segundos su registro con nuevo récord de España incluido, 4:04.20. Y no se quedó ahí. En la final, la indiscutible referencia era la estadounidense de 16 años Katie Ledecky. La campeona olímpica de 800 libres en Londres salió lanzada. Dominó la final desde la primera piscina e inmediatamente detrás estaba Melanie. «Sabía que tenía que cogerla y no soltarla hasta que ella pudiera tirar más y yo no», dijo. No se saltó una línea del guión. Transcurrida media final, Ledecky dominaba con autoridad, pero la española se había instalado en la segunda plaza con más de un segundo de ventaja sobre el bronce. Ledecky volaba, perseguía el récord de la italiana Federica Pellegrini (3:59.15). Se quedó a las puertas. Ganó el oro siendo la segunda mujer de la historia que baja de los cuatro minutos (3:59.82). El bronce fue para la neozelandesa Lauren Boyle, con 4:03.89, a más de un segundo de Melanie. Y es que la marca de la española está entre las diez mejores de todos los tiempos y en más de un Mundial y unos Juegos Olímpicos ha supuesto el oro. «Ahora ya estoy en la élite y de ahí ya no me quitan», afirmó exultante. La quedan dos retos, los 200 y los 100 libre. El objetivo es tocar otra medalla en los 200.
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