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Jorge Garbajosa: «Los jugadores se han ido de subidón»
El equipo de toda su vida, la Selección, le ha quitado la soga al cuello que tenía con las «ventanas FIBA».
El equipo de toda su vida, la Selección, le ha quitado la soga al cuello que tenía con las «ventanas FIBA».
Dos victorias que alivian la carga de la mochila, pero no tapan un problema. A Jorge Garbajosa le desborda el orgullo por la otra España que ha puesto a la Selección en la senda del Mundial. Ahora, el presidente de la Federación de Baloncesto pide más ayuda y menos felicitaciones para solventar la guerra de las «ventanas FIBA».
–¿Imaginaba este final en el primer capítulo de las «ventanas»?
–La situación era muy desagradable. Y ahora hay que dar las gracias a los jugadores, ver su predisposición no sólo a estar sino a cómo han estado. Ha sido una mezcla de trabajo, convivencia, esfuerzo... Ha sido un oasis con tensión porque nos jugábamos mucho y llegábamos en una situación conflictiva y... Los jugadores han dado un empujón tremendísimo a algo que era catastrófico para el baloncesto español, como la amenaza de no ir a un Mundial. Estar con ellos ha sido un alivio.
–Y ahora, ¿qué?
–Lo primero es que el baloncesto no se puede volver a permitir llegar a una situación como la que hemos llegado, con los jugadores en el disparadero, sin saber dónde iba a jugar cada uno... Esto ha dejado claro que la Selección es el motor de nuestro baloncesto. Quien de verdad genera empatía, atención mediática y enganche del aficionado, incluso con un equipo remozado con respecto al último Europeo, es la Selección. Y ese sentimiento ha vuelto a crecer.
–¿No se trasladó una imagen muy dramática con aquello de la «emergencia nacional» o «no se puede despedir a Pau así», que podía haber repercutido en los jugadores?
–No dijimos ninguna mentira. Lo que han hecho estos señores es histórico. Lo que no puede ser es que su gran mérito y su gran trabajo se tapen por los errores de otros, por un sistema de clasificación concreto o por la negativa de unos clubes, fundamentalmente españoles, que no dejaban a sus jugadores. ¡Recuerdo que no hemos podido contar con 29! Su gran trabajo no puede esconder lo que han hecho mal otros. Y la emergencia sigue ahí. No puede ser que en el periódico quiten a los 29 mejores redactores, qué haces. Otra cosa es que aparezcan otros 12 y te hagan un periódico extraordinario. Y eso ha pasado, que han resuelto un problema tremendo.
–Al seleccionador es difícil verle tan emocionado como después de ganar a Eslovenia...
–Es que no hemos llegado con una medalla, no ha habido celebración, pero lo que hemos hecho se valora más si pensamos en la situación que estaríamos si no hubiéramos ganado ningún partido. Es que estaríamos casi fuera del Mundial. Sergio ha hecho un ejercicio y una demostración de profesionalidad, de paciencia, de dedicación y de entender una situación incómoda, adaptarse y poder sacar lo mejor de los jugadores, extraordinaria. Ha sufrido mucho porque hasta el último momento no sabía con quién iba a contar y luego les ha sacado un rendimiento enorme.
–Incluso sorprendente...
–Hablando con él antes del día de Montenegro y preguntándole cómo había ido la semana me dijo que estaba encantado. Y le dije: «Muy bien, encantado, ¿pero nos llega para ganar?». Y me dijo algo que tenía mucho sentido: «Con una selección tan nueva después de cuatro días entrenando, sé que hemos trabajado bien, pero no sé cuál es el nivel en comparación con los rivales. No sé dónde estamos». La incógnita era gigante.
–¿Cómo se logra en menos de una semana esa química?
–Hay veces que decimos cosas que a la gente le pueden sonar a literatura barata, pero que tienen mucho sentido y llevan mucho trabajo detrás. Cuando hablamos de «la familia» eso no es un «hastag» para Twitter, eso significa que llevamos días, semanas y meses hablando con los jugadores y siendo sinceros. Con un contacto directo, yendo de cara, explicándoles cuál es la situación de la convocatoria... Y cuando a un jugador no le mientes, le dices lo que hay, le explicas todo... Siempre responde. Ellos se han ido de la Selección con un plus de confianza y autoestima y de subidón, y ahora sus clubes se van a beneficiar de ello.
–¿Había miedo?
–Es que... Es el ejemplo que he puesto antes del periódico. Lo que hay que hacer es acabar con esta sensación de inestabilidad porque acarrea un extra de tensión y un conflicto que no son buenos. Los jugadores han sido capaces de transformar esa tensión en ilusión, garra, pundonor y esfuerzo. Estos 16 tíos nos han vuelto a ilusionar y han logrado que se vuelva a hablar de baloncesto. Han cogido los meses de conflicto y los han borrado de un plumazo. A nivel de imagen ha sido extraordinario.
–¿Lo de las «ventanas» tiene arreglo antes de febrero, cuando vuelvan los partidos?
–Tiene que tenerlo. La situación es muy difícil y esto ha sido un paréntesis. Personalmente me ha dolido mucho la postura de la Euroliga cuando la FIBA lanzó su propuesta –que todos los partidos se jugaran el martes– porque se trataba de poder conciliar, no de ofrecer una solución definitiva como se dijo desde el principio, pero nada. La Euroliga dijo no sin alegar razones y hace más de un mes dijo que iba a venir con otra propuesta. La FIBA dio su paso, ha sacado sus ventanas adelante y ya veremos qué ocurre.
–¿Y si entra la CE?
–Yo soy más de pactar que de imponer, pero si entra la Comisión Europea y una de las partes no quiere negociar de ningún modo habrá que ver qué decisiones se dictan.
–En febrero, a nivel deportivo, estará más tranquilo...
–Es que a los jugadores les debemos un agradecimiento eterno. Tienen toda mi admiración.
–¿Con qué gesto se queda de la despedida?
–Con la cara de felicidad de Fran Vázquez, de Sergi Vidal... Y con la mía, que era de agradecimiento.
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