Polémica

El juez prohíbe a Rubiales acercarse a Jenni Hermoso y comunicarse con ella

El expresidente de la Federación insiste en que el beso fue consentido y niega que la presionase

Luis Rubiales no podrá acercarse a menos de 200 metros de Jenni Hermoso ni comunicarse con ella "por cualquier medio" mientras dure la investigación judicial. Tras declarar durante más de 45 minutos en la Audiencia Nacional por agresión sexual y coacciones por su polémico beso a la futbolista internacional tras la final de Mundial, el magistrado Francisco de Jorge le ha impuesto una de las medidas cautelares solicitadas por la Fiscalía, aunque se ha negado a obligar al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) a comparecer cada 15 días en el juzgado. Del mismo modo, ha rechazado, como pedía la abogada de la futbolista, acordar el embargo de bienes de Rubiales para hacer frente a posibles responsabilidades civiles.

En su comparecencia, Rubiales -que ha contestado a las preguntas del juez, de la fiscal Marta Durántez y de la abogada de Hermoso- ha insistido en que el beso fue consentido y ha negado -en contra de la versión de la futbolista del Pachuca mexicano- que presionara a la internacional española para que justificara lo sucedido, lo que llevó a la Fiscalía a imputarle también un delito de coacciones.

El exmandatario no ha hecho declaraciones a los numerosos medios de comunicación desplazados a la Audiencia Nacional, incluidos internacionales, una expectación que no se recordaba en los aledaños del tribunal desde la citación de los integrantes del Gobierno de Puigdemont por el "procés" en 2017. Rubiales ha abandonado la Audiencia junto a su abogada, Olga Tubau (que defendió al mayor de los Mossos d´Esquadra Josep Lluís Trapero), increpado por un ciudadano al grito de "no es abuso, es agresión".

Al concluir el interrogatorio, la abogada de Jenni Hermoso, que ejerce la acusación particular como perjudicada. "Como acusación particular, estamos muy satisfechos con la declaración", ha asegurado la letrada Carla Vall. "Creo que podemos seguir sosteniendo que fue un beso no consentido", ha defendido la abogada, que ha añadido que gracias a las imágenes grabadas "todo el país, y todo el mundo, ha podido observar cómo no existía ningún tipo de consentimiento, que es lo que vamos a demostrar también dentro de la Sala".

La jugadora denunció "presiones"

El magistrado Francisco de Jorge citó a declarar al expresidente de la Real Federación Española de Fútbol tras imputarle por agresión sexual y coacciones por el beso a la internacional española Jennifer Hermoso durante la entrega de medallas al concluir la final del pasado Mundial de fútbol el pasado 20 de agosto.

El instructor admitió a trámite la querella de la Fiscalía contra el exmandatario federativo, después de que Hermoso ratificase que el beso no fue consentido y que recibió presiones de Rubiales y su entorno para que justificara lo sucedido.

De Jorge está a la espera de que RTVE le remita las imágenes de la celebración para analizar el beso "desde todos los ángulos". Además, ha pedido a varios medios de comunicación los vídeos sobre la celebración de la selección femenina en el vestuario y en el autobús.

El pasado día 5, la jugadora del Pachuca mexicano formalizó ante la Fiscalía su denuncia de los hechos que, según su declaración, "se produjeron sin su consentimiento". En esa misma comparecencia, explicó "que tanto ella como su entorno más próximo sufrieron una presión constante y reiterada por parte de Luis Rubiales y el entorno profesional de este, para que justificara y aprobara los hechos". Una "situación de hostigamiento en contra del desarrollo de su vida en paz, tranquilidad y libremente", que para la fiscal podría ser constitutivo de un delito de coacciones.

El delito de agresión sexual está castigado con penas de prisión de uno a cuatro años y castiga "cualquier acto que atente contra la libertad sexual de otra persona sin su consentimiento", refiriéndose expresamente a los que se cometan mediante un "abuso de una situación de superioridad". Siempre que no exista violencia o intimidación (será clave la interpretación que haga el instructor del hecho de que Rubiales agarrara la cabeza de la jugadora con las dos manos), la pena de prisión puede imponerse en su mitad inferior (un máximo de dos años, que no llevaría a prisión a Rubiales de ser condenado al no tener antecedentes penales) o incluso reducirse a una multa "en atención a la menor entidad del hecho y a las circunstancias personales del culpable".

En cuanto al delito de coacciones que también le atribuye la Fiscalía al ya expresidente de la Real Federación Española de Fútbol, prevé penas de multa o de prisión de seis meses a tres años, en función de la gravedad de los hechos o los medios empleados, a quien "sin estar legítimamente autorizado impidiere a otro con violencia hacer lo que la ley no prohíbe, o le compeliere a efectuar lo que no quiere".