Real Madrid
La paz de Zizou
Zidane le pone tranquilidad a los malos momentos. Renovó su contrato, pero siempre repite que en el cargo que ocupa se vive al día
Zidane le pone tranquilidad a los malos momentos. Renovó su contrato, pero siempre repite que en el cargo que ocupa se vive al día.
Zidane se siente un afortunado cada mañana cuando abre la puerta de su despacho en Valdebebas. Sabe muy bien dónde está y las peculiaridades del puesto que ocupa. Acaba de renovar su contrato, pero repite una y otra vez que le da igual lo que esté firmado en un papel. El entrenador del Real Madrid vive al día, con el único crédito del último partido y el siguiente encuentro como horizonte. Tiene decidido desde antes de llegar que no va a apegarse al cargo y habla con naturalidad del momento en el que tenga que salir.
La derrota de Wembley fue de las más duras como técnico blanco, pero ya ha superado momentos complicados en ese banquillo. Para empezar, el de su aterrizaje, con una plantilla deprimida con el «método Benítez» en una temporada que parecía perdida después de la Navidad. Le dio la vuelta al vestuario y fue ganando títulos mientras iba imprimiendo su sello en la forma de jugar. Los veteranos del Real Madrid, aquellos que jugaron con Puskas, Kopa, Rial, Gento y Di Stéfano, veían en este equipo de Zizou cosas de aquel de las Copas de Europa. Un equipo dominador en ataque, pero capaz de replegarse y trabajar si el partido y el título a conseguir así lo requerían. Diez derrotas en 105 partidos son los números del técnico francés, que no esperó a bajarse del avión que le trajo de Londres para volver a ver el choque ante el Tottenham.
Sabe que le toca a él sacar a los suyos de este túnel de dos derrotas y lo va a hacer con su estilo, el que le ha llevado hasta aquí. No ha «matado» a ninguno de sus futbolista públicamente, ni lo va a hacer. Hubo un momento complicado el año pasado con los gestos de James al ser cambiado en Butarque y ni ahí perdió la sonrisa ni la mano izquierda. Sus futbolistas matan por él, mientras que Zizou alucina con la calidad de la mayoría de los chicos a los que entrena. En las dos últimas semanas no ha tenido mucha oportunidad de ir a las clases de bikram yoga con las que se evade del fútbol, pero ni con dos derrotas seguidas se percibe presión a su alrededor.
Algunos le acusan de ser un alineador o un gestor de grupo, como si estas dos virtudes no estuvieran entre las más valoradas en un técnico. Se pone en su debe la falta de agilidad con la pizarra, aunque no es la primera vez que ha superado a colegas que se suponen infalibles en este apartado, como Allegri o Simeone. Los futbolistas creen en él porque es uno de ellos y eso ya es tener mucho ganado. Tiene por delante la misión de recuperar a Marcelo y afinar a Kroos y Modric, tres de los pulmones por los que respira su proyecto. En la previa del próximo partido, el sábado, volverá a sonreír. Su paz es innegociable.
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