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Marcelino desvela por qué rechazó al Sevilla

El Sevilla quiso que Marcelino García Toral sustituyese a José Luis Mendilibar como entrenador

Marcelino García Toral con el Athletic.
Marcelino García ToralAFP7 vía Europa PressAFP7 vía Europa Press

Tras la salida de José Luis Mendilibar, el Sevilla se lanzó a por Marcelino García Toral antes que a por Diego Alonso. Sin embargo el técnico asturiano, sin equipo desde que semanas atrás dimitiese como entrenador del Olympique de Lyon, se negó a tomar las riendas del conjunto hispalense, al que ya dirigió en la temporada 2011-2012.

Según Marcelino García Toral, la duración del contrato, de tan sólo siete meses, fue determinante a la hora de decir no. “Hubo una conversación con el Sevilla, que es un gran club, pero no se dieron las condiciones necesarias para ese nuevo proyecto. Era para una temporada y la otra vez, cuando estuve allí, vi que los proyectos duraderos son los que tienen una realidad", contó el técnico asturiano en COPE.

Pese a haber sido tentado por el Sevilla, Marcelino prefiere entrenar en el extranjero

Sobre sus planes futuros, reveló: “Me apetece entrenar fuera porque van pasando los años; tenía un proyecto serio , pero desconocía las circunstancias del Olympique de Marsella. Si sale un proyecto solvente y atractivo, lo afrontaremos”.

Además del Sevilla, Marcelino García Toral ha sido tentado desde Arabia Saudí: “La semana pasada tuve una oferta de Arabia, pero no entra dentro de nuestra perspectiva. La oferta era un poquito... Un representante te propone la oferta, pero no la contemplamos aunque nunca puedes decir 'de esta agua no beberé'. Siempre esperas una oferta donde prevalezca lo deportivo”, reveló.

Por último, sobre su salida del Olympique de Marsella, señaló: “Los ultras pedían abandonar el club, que tenían que dejar el presidente y la Junta Directiva, y que si no se atendieran a las consecuencias. No se podía trabajar en esas condiciones, Así me lo dijo el presidente, Pablo Longoria, que sigue allí porque después de unos días de reflexión, aunque dijeron que se iban sí o sí, reconsideraron su postura. Pablo me dijo que era mucha responsabilidad dejar un club vacío y que era un acto de consideración al que había pensado en él. Estos grupos entraron en el despacho del presidente, estaba previsto un diálogo y lo que hubo fue una amenaza y una obligación del máximo responsable de estos grupos ultras de que tenían que abandonar el club sí o sí. Yo no tuve ningún problema cuando fui a entrar el día siguiente. Cuando él me dice que se iba a ir, yo no hacía nada allí. Era una situación inaudita. No me siento traicionado por Pablo, me dio las explicaciones, lo considero un amigo y cuando una persona toma una decisión y luego la modifica, seguro que tiene un porqué”.