Moscú

Medallas contra la Guerra Fría

Vic Wild y Alena Zavarnina posan con una bandera rusa después de ganar sus medallas en Sochi
Vic Wild y Alena Zavarnina posan con una bandera rusa después de ganar sus medallas en Sochilarazon

Compite bajo bandera del equipo anfitrión, pero el nombre de Vic Wild, oro ayer en la prueba de snowboard paralelo, suena a cualquier cosa menos a ruso. Nació en 1986 en White Salmon, estado de Washington, Estados Unidos. No es el único nacionalizado del equipo ruso en Sochi, pero sí el único americano, toda una paradoja en una etapa en que las relaciones entre ambos países atraviesan los momentos más tensos desde el fin de la Guerra Fría. En el caso de Vic Wild la nacionalización no fue por motivos prácticos o económicos, como la del resto, sino por uno mucho más noble: amor.

Wild, de 27 años, conoció en 2010 en una prueba de la Copa del Mundo a la siberiana Alena Zavarzina, que además de una belleza es la mayor especialista rusa en snowboard, tanto como que ayer se colgó el bronce en la misma prueba que él, pero en categoría femenina, con apenas 10 minutos de intervalo. En marzo de 2011 el americano viajó a Moscú, donde pasó un par de meses junto a Alena, durante un periodo de convalecencia por lesión. Se casaron unos meses más tarde en Novosibirsk, la ciudad natal de ella, donde celebraron una boda tradicional rusa. «Los invitados comenzaron a llegar a la casa a primera hora de la mañana. Pese a que no me gusta beber, tomé diez tragos de vodka. Nunca he estado tan borracho en mi vida, pero no podía negarme. Mis nuevos familiares me lo pedían de forma muy amable», narra el novio en una entrevista a la agencia Bloomberg.

Desde entonces viven juntos en Moscú y pasan periodos entrenando en los montes Urales y en los Alpes. La Federación Estadounidense de Esquí no puso mayor impedimento al cambio de nacionalidad, pues por entonces Wild no se encontraba entre los mejores del mundo. En 2012 el propio Vladimir Putin, a petición del ministro de Deportes, Vitaly Mutko, medió personalmente para agilizar los trámites burocráticos y que así el «rider» pudiese competir para su nuevo país a la mayor brevedad. Wild estaba dispuesto incluso a desprenderse de su antiguo pasaporte, aunque finalmente no fue necesario. «Mi primer contacto con Rusia fue a los siete años, cuando vi la película ''La caza del Octubre Rojo'', en la que los rusos aparecían como gente agresiva y desagradable. Cuando crecí entendí que la película era bastante tonta los rusos son simpáticos. Hay muchos estereotipos en EE UU sobre Rusia, el más cierto es el de que beben mucho vodka», explica Wild, que recibe clases de idioma, aunque todavía se maneja pobremente.

A comienzos de este año ganó la primera prueba de Copa del Mundo de su carrera, posicionándose así para una medalla en Sochi. El oro logrado ayer, tras una magnífica remontada en la segunda ronda de la final, le reportará alrededor de 300.000 euros, y es que Rusia (que no conocía el oro en este deporte) es uno de los países que más generosamente recompensa a sus medallistas: «El snowboard es mucho más popular en EE UU, pero en Rusia el Gobierno ofrece un gran apoyo a los integrantes del equipo nacional; sólo me tengo que preocupar del deporte. Así que soy feliz con el sentido que ha tomado mi vida. Tengo una esposa estupenda y todo lo que necesito para ganar competiciones».