Liga de Campeones

Otra vez el Manchester City

El equipo de Guardiola vuelve a cruzarse con el Real Madrid en semifinales después de empatar con el Bayern de Múnich (1-1)

Munich (Germany), 19/04/2023.- Erling Haaland of Manchester City celebrates after scoring the 0-1 during the UEFA Champions League quarter final, 2nd leg match between Bayern Munich and Manchester City in Munich, Germany, 19 April 2023. (Liga de Campeones, Alemania) EFE/EPA/CHRISTIAN BRUNA
Haaland celebra su gol al Bayern CHRISTIAN BRUNAAgencia EFE

Marcó Haaland y el Bayern entendió que el Manchester City sería el rival del Real Madrid en la semifinal de la Liga de Campeones. Como si no hubiera tenido tiempo de entenderlo antes de la hora de partido. Como si no le hubiera dado pistas hasta entonces el equipo de Guardiola.

Marcó Haaland y otra vez Upamecano volvió a quedar en evidencia delante de toda Europa. Se resbaló cuando el noruego intentaba regatearlo y al «9» del City ya sólo le quedaba el mano a mano con Sommer que resolvió rematando «a trallón». No necesita sutilezas el noruego para decidir. Ya había indultado bastante hasta entonces al Bayern y a Upamecano. En una eliminatoria repleta de estrellas ningún jugador ha tenido tanto protagonismo como el central del Bayern, que hizo desaparecer a su equipo en el partido de ida con el error que propició el segundo gol y paseó al borde del desastre en cada jugada del partido de vuelta.

El emparejamiento con Haaland no le favorecía. A los 20 minutos ya vio la tarjeta roja por derribar al delantero del City cuando se marchaba solo hacia Sommer. La expulsión quedó en nada porque el noruego arrancaba en fuera de juego. Era sólo el primer aviso.

Minutos después hizo un penalti en el que resultaba más culpable el reglamento que él. Disparó Gundogan y el balón le pegó en la mano. El resultado fue un penalti de esos modernos que no deberían pitarse nunca, pero que castigan de manera incomprensible del reglamento. Falló Haaland, que mandó la pelota por encima del larguero y Guardiola, en su regreso a Múnich, se llevaba las manos a la cara para lamentarse. Ese fue el único momento en que el central del Bayern pudo permitirse celebrar algo. Para demostrar que los números no siempre sirven para explicar las cosas, las estadísticas al final del partido señalaban a Upamecano como el jugador con más acierto en el pase de los dos equipos.

Haaland ya había perdonado antes en un mano a mano que definió con demasiada precipitación. Grealish lo dejó solo delante de Sommer, con tiempo para pensar, pero remató a la primera y la pelota se escapó.

Fue una jugada parecida a la que había tenido Sané en la primera mitad. Recién superado el cuarto de hora mandó rozando el poste un uno contra uno ante Ederson. Podía haber cambiado el partido., pero le quedaba muy lejos la remontada al campeón alemán.

Era una misión muy complicada la del Bayern, que reclamó un penalti igual de ridículo de Akanji que Turpin, el árbitro francés, acabó concediendo después de revisarlo en el monitor. Marcó Kimmich, por el centro, sin dudar, y activó diez minutos de esperanza para el Bayern.

Pero Mathys Tel, el joven delantero de 17 años que Tuchel había mandado al campo en lugar de Choupo Moting, envió el siguiente remate por encima del larguero y la esperanza se diluyó un poco. No tuvo suerte Tel en el tiempo que estuvo sobre el césped. Antes ya le habían anulado un gol por fuera de juego anterior de Coman.

Era el extremo francés, precisamente, el principal agitador del juego ofensivo de su equipo. Aunque era Sané, como en el partido de ida, el que remataba con más frecuencia. Pero Ederson, el guardameta del City, siempre estaba atento para despejar o para limitar los espacios al jugador alemán. Sané se fue después, sustituido por Mané. Esta vez cambiaron los puñetazos por un saludo cargado de frialdad. Fue Mané el que provocó el penalti de Akanji, pero nada cambió con su presencia en el campo.

El Bayernm había comenzado derrotado el partido y sólo un resto de orgullo consecuencia a medias de la tozudez y del peso de la historia le habían hecho intentarlo. Pero no había nada que hacer.

Los nervios hicieron que Tuchel, el entrenador alemán, viera dos tarjetas amarillas. Guardiola, mientras, se dedicaba a proteger a sus futbolistas. Haaland dejó su sitio a Julián Álvarez en los últimos minutos y después fue De Bruyne el que dejó su lugar a Walker.

Con el partido roto, el que disfrutaba era Grealish. Con espacios y con el Bayern descontrolado, el internacional inglés era feliz.

Pero no pensaban el City ni Guardiola en lo que quedaba de partido. La eliminatoria había quedado resuelta en Manchester. Y la preocupación del City ahora es el Real Madrid, el equipo que lo dejó fuera de la final en dos minutos de inspiración el año pasado.

La diferencia es que ahora tiene a Haaland, el futbolista que ha marcado dos goles y ha dado otro en la eliminatoria. Pero esta vez no tendrá a Upamecano enfrente para hacerle la vida más fácil.