Fútbol

Real Madrid-Rayo Vallecano (2-1): Una victoria para Vinicius

El Real Madrid ganó al Rayo Vallecano en un agradable partido tras apoyar a Vinicius. Marcaron Benzema y Rodrygo, que celebró su gol serio y con el puño en alto

Se jugó al fútbol en el Santiago Bernabeú y no hubo ni un insulto racista. Es decir, se puede disputar un encuentro en la élite y disfrutar del espectáculo sin que se manche todo por el insulto, el desprecio o la superioridad. Vinicius lo vio en el palco, al lado de Florentino Pérez y después de ser aplaudido antes de comenzar el choque. Los jugadores del Real Madrid posaron todos, también los del banquillo, con el número 20 de Vinicius, como hicieron los compañeros de la sección de baloncesto en su partido. Vini, vestido de calle, salió a agradecer el gesto, como hizo después, en el minuto 20, cuando la grada le volvió a aplaudir y él se puso en pie para saludar.

Con el paso de los días, con la vuelta del fútbol y la rutina, es probable que toda la polémica se calme y será el momento de comprobar si ha servido para algo, si la rebelión de Vinicius, el no admitir insultos racistas por ser futbolista, ha cambiado algo en la forma de aplicar la ley y en la forma del comportamiento del público. Vinicius, con problemas en la rodilla, no estuvo contra el Rayo y no está claro que vaya a estar en el choque contra el Sevilla del sábado, un partido que no importa a ninguno de los dos equipos, es más, que al Sevilla le molesta, pero que ya se está empezando a calentar en las redes sociales.

El Bernabéu preparó una familiar acogida a Vinicius con una pancarta en el fondo sur y con aplausos y cariño hacia su futbolista, pero cuando comenzó el partido se centró en el fútbol, porque es lo bueno que tiene este deporte: es capaz de amortiguar todo en cuanto la pelota se pone a rodar, incluso en tardes como la del Bernabéu, con nada que jugarse, sin emoción ninguna porque la temporada del Real Madrid ya está (bien) acabada y en lo que se refiere al fútbol, el aficionado madridista ya está más preocupado por lo que va a suceder en el mercado de verano, por si Mbappé activa la cláusula que le renueva en el PSG (que parece que no) o por si se cierra ya lo de Bellingham.

Un poco de lo que puede ser el Real Madrid el año que viene se vio contra el Rayo, un choque sin responsabilidades, más liberado por parte del Real Madrid y en el que Camavinga empezó como mediocentro y acabó como lateral izquierdo en los últimos minutos, justo al revés de lo que ha sucedido a lo largo de esta temporada. Se supone que el experimento no va a tener mucho más recorrido, que hay otros planes, con Fran García como protagonista en ese lado. No tuvo muchas opciones de mostrarse en el Bernabéu porque el Rayo no estuvo especialmente atrevido, más preocupado por defender que atacar durante gran parte de los minutos. Hasta que llegó su momento y con Raúl de Tomás en el campo, empató el partido cuando ya se enfilaba el final. No le fue suficiente para siquiera sacar un punto, pero a nadie le dolió mucho. Duelen los insultos, los partidos en sí ya importan muy poquito o nada.

Con Camavinga en el centro del campo y Rüdiger, Alaba y Nacho en el equipo titular, fue el primero quien ocupó la banda izquierda, en otro mensaje de que Alaba no va a volver ahí y si puede evitar que Nacho lo haga, tampoco. Mientras, Valverde fue más extremo que interior y no está claro ya dónde se desenvuelve mejor. A él le gusta ser interior, centrocampista, pero cuando más ha lucido ha sido más cerca del área. Su final de temporada, tras un primer tramo espectacular, ha sido bastante discreto. Contra el Rayo tuvo apariciones fulgurantes y filtró el pase para el tanto de Benzema, a la media hora del partido.

El problema de Valverde es que es centrocampista casi por obligación, porque su lado en el ataque lo suele ocupar Rodrygo, un futbolista elegante, juegue donde juegue. Lo hizo donde Vinicius y fue de lo mejor del ataque blanco, insistente y casi siempre con buenas ideas para hacer daño.

Fue Rodrygo quien consiguió que los madridistas acabaran con un buen sabor de boca con un gol muy suyo y que se mereció porque lo había buscado más que nadie. Arrancó desde atrás, tras un pase de Ceballos y, en cuanto tuvo oportunidad de lanzar, no dudó, porque nació con el instinto del gol y eso no tiene precio.

Rodrygo, más callado que Vinicius y al que las excusas racistas utilizan para señalar a Vini como culpable (ya saben, también es de color y no le insultan, por tanto, no somos racistas. ¿Hola?) Rodrygo, digo, celebró el gol levantando el puño, serio, muy serio, contra el racismo.