Fútbol
Sábado de Pasión: Derbi y procesión en Sevilla
Hoy termina la Semana de Pasión que comenzó el domingo pasado en Sevilla con el pregón de la Semana Santa, que arranca el Domingo de Ramos porque la liturgia católica es tributaria del calendario de los hebreos, para quienes el día de descanso de los hombres y de Dios, tras la creación del mundo en seis jornadas, es el Sabbath. La primavera hispalense, o sea, siempre viene cargada porque la temporada taurina en La Maestranza, la plaza más importante del mundo a miles de kilómetros de distancia de la segunda, empieza el Domingo de Resurrección; y dos domingos después, con el Alumbrado del Real a la medianoche, llegará la Feria. Entre tanta fiesta y tanta penitencia, lo uno para el que gane y lo otro para el que pierda, la Liga ha entreverado un derbi en el que, no podía ser de otra forma, sevillistas y béticos desbordarán... pues eso, pasión. ¿Alguien lo dudaba?Este partido de los partidos es sagrado en el imaginario del sevillano medio, un enfermo del «mejormundismo» más chovinista –se remita a la referencia taurina del párrafo anterior– que lo venera como el fruto de una rivalidad sin parangón, pero esta vez se ha topado, amigo Sancho, no con la Iglesia, sino con su esqueje más tiquismiquis: los capillitas. Desbordada la Semana Santa en los últimos lustros por una inflación verdaderamente cargante de hermandades, en los barrios de Sevilla afloran ahora decenas de procesiones denominadas «de vísperas», cofradías demasiado modestas como para cumplir con la estación de penitencia a la Catedral y que organizan sus salidas por la collación donde tienen su sede. Así, La Misión, cuyo desfile se desarrolla el Viernes de Dolores por Heliópolis e hizo que la autoridad desaconsejase, por motivos de seguridad, que el Betis celebrase su último entrenamiento pre-derbi a puerta abierta en el Benito Villamarín. Así, también, La Milagrosa, cortejo del barrio de Nervión que hoy variará su itinerario de costumbre para evitar pasar por la misma puerta del Sánchez-Pizjuán minutos antes del comienzo del partido. Su hermano mayor ya expresó su indignación durante el Cabildo de Toma de Horas del Consejo de Cofradías y la desigualdad pelea de David contra Goliat ejemplifica a la perfección las pequeñeces del universo hispalense. «Por un lado, tenemos a la LFP, que ha vendido los derechos de imagen de la Liga en el mercado global por varios miles de millones de euros. Por otro, una hermandad con menos de un lustro de tradición que saca a las calles a trescientos nazarenos mal contados. Bueno, pues el sevillanito está con la hermandad y contra la Liga. ¡Así no vamos a ninguna parte!», se quejaba anteayer Víctor, vecino de Nervión, socio del Sevilla y devoto de La Milagrosa. «Sí, sí, a mí me encanta. Pero esto de la Semana Santa tiene que tener un límite...».En lo deportivo, el encuentro se juega bajo el signo de la igualdad, que esta vez no responde a ese tópico de que «en los derbis no hay favoritos». Lo hay, como en cualquier partido, y pudiera considerarse que el Sevilla –seis puntos de ventaja y local en un estadio en el que la grada tiende con frecuencia al manicomio– parte con alguna ventaja sobre un vecino que, de la mano de Setién, permanece invicto en los tres últimos duelos, saldados con un empate y dos victorias béticas: la de la temporada pasada en el Sánchez-Pizjuán, con el histórico marcador de 3-5 que el entrenador verdiblanco considera «un estímulo y la prueba de que podemos ganar allí». Los sevillistas confían en que Joaquín Caparrós, el entrenador que ha revitalizado a la triste tropa de Machín, active los resortes anímicos que, en más de una decena de derbis dirigidos, ha convertido a sus equipos en una desagradable cuadrilla de pendencieros. Es el antídoto perfecto al «tiquitaca» bético.La duda de Sergio Canales, el hombre más en forma del Betis, determina cualquier especulación sobre el once de Setién. El centrocampista internacional aún andaba con muletas el martes, tras el esguince de tobillo que le produjo una entrada de Cáseres, y su más que posible ausencia obligará a trastocar una alineación en la que Tello se adelantará a la mediapunta y Júnior recuperará su plaza en la banda izquierda. Otra incógnita es la posición de Joaquín, que ha arrancado los últimos partidos en el banquillo, pero cuyo ascendente sobre sus compañeros aconsejaría colocar como titular, seguramente en el carril derecho que ha venido ocupando Emerson.Caparrós también duda en un par de nombres, aunque no en la portería, donde estará el recuperado Vaclik y no Juan Soriano, imbatido durante tres jornadas de interinidad. Es posible que opte por desplazar al lateral a Mercado, lo que adelantaría la posición de Navas y trasladaría a la izquierda al polifacético Sarabia para, de este modo, componer un dibujo simétrico muy del gusto del técnico utrerano y fortificar el centro del campo con Roque Mesa, el hombre en forma, como tercer pivote.
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