Tenis

Nadal, del parchís al drive camino del 21 Grand Slam

Rafa puede superar a Djokovic y Federer en el Major más esquivo y ante el favorito Medvedev

Nadal, camino de la sesión de entrenamiento en el Melbourne Park
Nadal, camino de la sesión de entrenamiento en el Melbourne ParkLOREN ELLIOTTREUTERS

En el clan Nadal se habla más de la última partida de parchís antes de la final del Open de Australia que de superar el récord de 20 Grandes que Rafa comparte con Djokovic y Federer. Es una norma no escrita por el propio Rafa. «Eso es cosa vuestra», repite una y otra vez al borde del hartazgo en sus comparecencias ante los medios, ajeno al debate populista sobre si es o no el mejor jugador de la historia. «Mi felicidad en el futuro no va a depender de si tengo más Grand Slams que otro. Mi vida va a seguir», asegura dispuesto a seguir disfrutando y compitiendo. El caso es que en Melbourne el balear está en una situación en la que nadie, y el primero él mismo, le veía hace apenas un mes. Nadal también se ha cansado de repetir que este invierno dudó seriamente sobre su futuro deportivo por los problemas en el pie izquierdo, pero... un mes después de superar el covid está en condiciones de levantar su 21 Grand Slam si Medvedev no lo impide. Djokovic fracasó en sus dos primeros intentos: Nueva York y luego llegó todo lo de Melbourne. De Federer poco se sabe. En su vigésimo novena final de un Grande, es la hora de Nadal.

En las casas de apuestas al comienzo del torneo la victoria hoy del ruso era la que menos se pagaba. Estaban él, Zverev y luego el resto. El Open de Australia no ha hecho más que ratificar todo lo que venía anunciando hace tiempo y que se concretó con su título en el último Abierto de Estados Unidos. Su juego es un monumento a la heterodoxia; su comportamiento, cercano al histrionismo y su presencia física no permite imaginar todo el tenis que esconde en su raqueta. Rafa lo tiene clarísimo: «Si no soy capaz de jugar a mi máximo nivel, simplemente no tendré la oportunidad de ganar». Los antecedentes, 3-1 para el español, sirven de poco, ya que Medvedev es un jugador mucho más hecho que el que perdió la final del Abierto de Estados Unidos en 2019 o el que se midió con el zurdo en ediciones pasadas del Torneo de Maestros.

Nadal se entrenó ayer en el Melbourne Park –donde la australiana Barty se impuso a Collins en la final femenina por 6-3 y 7-6– en medio de una expectación desmedida. Lo hizo junto a Carlos Moyá y Marc López. Se exigió mucho con la derecha, insistió en el cambio de direcciones para mover lo más posible al ruso y trabajó el revés cortado para evitar, en la medida de lo posible, los palos del número dos del mundo.

Al desafío de los 21 Grandes de Rafa, Medvedev opone el convertirse en el primer jugador que gana sus dos primeros Majors de forma consecutiva, el asalto al número del mundo y convertirse definitivamente en el más firme candidato para suceder al Big 3. «Medvedev está en condiciones de ganar a Nadal. Es muy inteligente, analiza bien a sus rivales y es un estudioso del tenis», asegura Samil Tarpischev, el eterno jefe del tenis ruso.

Las condiciones de la pista apuntan a un escenario similar al que se vivió en semifinales. El parte meteorológico en Melbourne estima una posibilidad de precipitaciones del 40 por ciento para la tarde dominical –hora australiana, 09:30 hora española y con Eurosport en directo– y eso supone jugar bajo techo, con bolas más pesadas, una pista más lenta, menos efectos y, en teoría, un escenario más propicio para el ruso. Si Rafa no dice lo contrario.