Tenis
Mejoras en el saque, la derecha, la capacidad de reacción... Así ha preparado Carlos Alcaraz 2022
Antonio Martínez Cascales, que ha acompañado al español en su triunfo en en el ATP 500 de Río, explica cómo es el trabajo con el joven tenista, un diamante al que pulen detalle a detalle
Después de la tempestad, la calma: Carlos Alcaraz venció en la final de Río de Janeiro a Diego Schwartzman (6-4 y 6-2) y conquistó su primer ATP 500. Sólo tiene 18 años y ya está el 20 del mundo. Al principio de 2022 se había marcado como meta acabar entre los 15 primeros y en sólo dos meses y con dos torneos disputados ya se acerca al objetivo. Su próximo destino iba a ser Acapulco, el torneo en el que Nadal vuelve a la acción, pero ha decidido parar. Han sido unos últimos días muy duros en Brasil con un enemigo extra, la lluvia, que iba retrasando jornadas. “El viernes salimos del hotel a las 10:30 de la mañana y llegamos en la madrugada del sábado a las 02:15 de la madrugada. Y el sábado estaba al límite contra Fognini por el cansancio, después de haber jugado tres partidos en 24 horas [contra Delbonis, Berrettini y el propio Fognini]”, cuenta desde Río Antonio Martínez Cascales, que es el entrenador que ha acompañado al tenista murciano en esta gira, en lugar de Juan Carlos Ferrero. Cascales fue el técnico de toda la vida de Ferrero y es el fundador de la academia que lleva el nombre del ex número uno, la Equelite, en Villena, en la que están moldeando a Alcaraz porque saben que tienen entre sus manos un diamante de muchos quilates. El detalle de que pare ahora unos días es uno más que demuestra cómo llevar la carrera de un deportista tan joven. “Está muy cansado después de estos tres días. Si no hubiese Copa Davis (4 y 5 de marzo en Marbella, en tierra, contra Rumanía) iríamos a Acapulco, pero los viajes y el cambio de superficie (en México se juega en pista dura) pueden romper a cualquiera con todo el año por delante”, explica Antonio Martínez Cascales.
La exhibición que dio Alcaraz ante Schwartzman fue tremenda, con una variedad de golpes impresionante. Porque si la potencia salta a la vista (“Nunca había visto a alguien golpear la pelota con tanta fuerza”, dijo Tsitsipas cuando el español le superó en la tercera ronda del US Open pasado), para vencer en Río tuvo estrategia para cambiar alturas e incomodar al argentino, y mano para unas dejadas increíbles. “Las dejadas son un golpe natural de talento que tiene, aunque a veces abusa y recurre demasiado a ellas. Estamos trabajando en ello. Hoy [en la final] le han servido entre otras cosas para sacar el partido del revés contra revés que quería Schwartzman”, analiza Cascales. El suramericano tiene un guante con el tiro a dos manos y no quería ni ver la derecha de Alcaraz, por eso intentó buscarle todo el rato el otro lado, pero el murciano encontró soluciones.
Casi lo que más asusta no es lo que está consiguiendo, es la convicción con la que lo está haciendo. “Él tiene confianza de que puede jugar de tú a tú contra los mejores. Y tiene claras sus metas. Es ambicioso”, admite Cascales. Y lo confirma el propio tenista: “Mis ambiciones son ser el número uno del mundo, ganar muchos Grand Slams y ganar una medalla olímpica. La verdad es que pienso en grande”, reconoció Carlos tras conquistar el torneo. “Hay expectativas altas de algunas personas que piensan que puedo ser el mejor del mundo. Pero tanto mi equipo como yo sabemos lo difícil que es serlo. Hasta el momento creo que estoy en el camino correcto y si no me desvío, tendré la oportunidad de alcanzarlo”, insistió el joven de 18 años. En Río es como si cerrara un pequeño círculo: fue el torneo en el que disputó su primer partido ATP, en 2020 con 16 años, y ganó a Albert Ramos; y ha sido donde ha levantado el primer ATP 500.
Las comparaciones con Nadal han sido continuas desde hace años, pero en su equipo le tienen prevenido y su humildad hace el resto. Pese a que su progresión va a saltos, no a pasos, tratan de cuidar todos los detalles. Si en 2020 se estrenó en el circuito y en 2021 ya impactó, su presencia en 2022 se hizo esperar. No hubo torneo previo al Open de Australia. “No jugó porque terminó muy tarde la temporada y había que descansar un poco y hacer una pretemporada adecuada porque tiene 18 años”, desvela Cascales. Pese a su imponente imagen con camiseta sin mangas y unos poderosos brazos, en esa pretemporada trabajaron “muy poco la fuerza”. No quieren que se muscule mucho más. “Hicimos más trabajo de resistencia en circuito y pista. Y velocidad de reacción”, asegura uno de sus técnicos. “Y trabajamos detalles del saque y detalles de la derecha cuando él tiene que hacer todo porque le viene muy llovida”, continúa. Pinceladas y más pinceladas en busca de ser todavía mejor. Ahora que tiene un gran ranking puede disputar torneos a los que no tenía acceso el año pasado. Carlos Alcaraz ya se ha convertido en uno de esos tenistas a los que los mejores no quieren ver ni en pintura. Su aspiración es estar entre ellos más pronto que tarde.
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