
Tenis
Jaume Munar, el último en pasar en Roland Garros por el "purgatorio" de jugar contra un tenista francés en Francia
Munar, que perdió con Fils por 7-6 (7/3), 7-6 (7/4), 2-6, 0-6 y 6-4, ha sido el último en quejarse de la actitud del público francés cuando hay un jugador local en pista. "No afecta en lo emocional, pero es una falta de respeto y no dejan que el partido avance", dice

Ninguna de las definiciones de la palabra «gritar» la colocan como algo positivo, pero hay gritos y gritos, y en la jornada del jueves de Roland Garros hubo muchos, con diferentes connotaciones. El que pegó Paula Badosa después de remontar a la rumana Elena-Gabriela Ruse (3-6, 6-4 y 6-4) fue de pura liberación. Es una jugadora expresiva la española, pero pocas veces se la ha visto ahí.
Los chillidos de Moutet contra Djokovic eran de esfuerzo, al ir corriendo de lado a lado para llegar a pelotas imposibles e intentar crear un muro ante el serbio, que lo logró derribar con agresividad y una imagen mejorada respecto a las últimas semanas (6-3, 6-2 y 7-6 [7/1]), a la espera de que lleguen rivales más poderosos.
Y luego están los gritos del público, que tienen un apartado especial cuando son en Francia y hay un tenista local en pista.
Es muy comentado entre los jugadores que pasar por ahí es un calvario, y al que le tocó sufrirlo ayer fue a Jaume Munar, en un duelo de segunda ronda contra Fils que tuvo perdido, porque empezó dos sets abajo; y después ganado, porque remontaba e iba break arriba en el quinto set ante un oponente que empezaba a estar con problemas físicos; pero que acabó perdiendo por 7-6 (7/3), 7-6 (7/4), 2-6, 0-6 y 6-4. «A mí que animen al otro me da igual, estoy curtido. Lo que me parece una falta de respeto absoluta es que canten todo el rato, que no paren de interrumpir. No es que te afecte emocionalmente, pero no dejan que avance el partido. Está muy bien que esto sea divertido, yo siempre abogo por fans activos, pero hay límites que no se pueden traspasar», opinó el mallorquín. «Cuando el partido está caliente se ponen a cantar el himno, no te dejan sacar, entre saques no paran de hacer tonterías para molestar. Si hago doble falta no es por influencia suya, pero no dejan que se desarrolle el juego», insistió, sin querer ponerlo como excusa a su derrota, pero advirtió que esta vez no se iba a «morder la lengua».
Lo mismo que él han vivido casi todos los jugadores del circuito. Por citar otros casos españoles, muy recordado es el partido de Nadal con Mathieu en 2006, que quizá hoy no se repetiría, después del homenaje que tuvo Rafa el pasado domingo, que le hizo sentir «como un francés más». Es la enésima muestra de admiración de París al zurdo. La situación más viral fue la de Fernando Verdasco contra Gasquet en 2010: no era Roland Garros, era Niza, y el madrileño perdió los papeles y después tuvo que pedir perdón. «El peor público del mundo», gritó (esta vez sí de forma claramente negativa), y fue lo más suave con diferencia que salió de su boca. El propio Alcaraz siendo un adolescente se dejó superar por ese ambiente en 2021 en París-Bercy ante Hugo Gaston: iba ganando 5-0 el segundo set y no sumó un juego más, entre «La Marsellesa» y los «Allez, Hugo».
También Djokovic tuvo su momento en esta segunda ronda. Moutet, su rival francés, pidió calma a la grada cuando el serbio sacaba con bola de set en contra en el tercero. «Respeto», balbuceó (no gritó) el ganador de 24 Grand Slams, que sacó adelante ese punto y después arrasó en el tie-break.
Una parte del bullicio de la jornada del jueves por parte de los aficionados no fue para desconcentrar, fue de reconocimiento a una carrera: la de Richard Gasquet, el gran rival de Nadal cuando eran críos, que puso fin a su carrera. Su último rival fue el número uno del mundo, Jannik Sinner (6-3, 6-0 y 6-4).
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