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Las ciudades del futuro: verticales, sostenibles e inteligentes

Foro «Smart cities, movilidad y cambio climático»: Las empresas privadas buscan soluciones tecnológicas para construir ciudades más accesibles e impulsadas por energías renovables

De izquierda a derecha, Ion Cuervas, David Pérez, Jesús Presa, Nieves Cifuentes, David Cierco, Andrés Navarro, Marcos Sánchez Foncueva y Enrique Gavilanes
De izquierda a derecha, Ion Cuervas, David Pérez, Jesús Presa, Nieves Cifuentes, David Cierco, Andrés Navarro, Marcos Sánchez Foncueva y Enrique GavilanesCRISTINA BEJARANOLa Razón

¿Cómo serán las ciudades del futuro? Lejos queda esa visión utópica del cine de ciencia ficción que asociaba las nuevas tecnologías con unas urbes futuristas plagadas de coches voladores y contaminación. Por suerte, hemos cambiado a mejor y el enfoque de las ciudades inteligentes (o «smart cities», como se las conoce en el sector) apunta hacia una economía sostenible y respetuosa con el medio ambiente. El firme compromiso de las empresas privadas se pudo comprobar durante el foro «Smart cities, movilidad sostenible y medio ambiente», organizado por este diario. Se dieron cita varios representantes de corporaciones punteras en sus sectores, como Ferrovial, Naturgy, Renault, Cabify y Mutua Madrileña. También contó con el punto de vista de la entidad urbanística del distrito de Valdebebas (Madrid).

El crecimiento de las ciudades sigue una tendencia imparable. Nieves Cifuentes, responsable de Medio Ambiente de Naturgy, quiso destacar que en 1950 el 30% de la población mundial vive en ciudades. Hoy en día, el 55%, pero es que en 2050 el porcentaje ascenderá hasta el 70%. Para Naturgy, quien lleva el peso de la transformación de la ciudad es la energía. La gasista busca impulsar las nuevas renovables, como la utilización de los residuos orgánicos que produce la propia ciudad para generar gases renovables que se pueden usar en calefacción o movilidad. Además, están trabajando para proporcionar nuevos servicios energéticos a los ciudadanos, que dejarán de ser consumidores para convertirse en prosumidores. «Vamos a pasar de recibir la energía como quien abre el grifo del agua a un modelo en el que seamos el internet de la energía».

Marcos Sánchez Foncueva, gerente de la Junta de Compensación de Valdebebas, relaciona ese incremento de la densidad de población con la optimización de la movilidad. Al margen del desarrollo de las nuevas tecnologías, propuso una densidad vertical (que las ciudades se expandan en altura, en lugar de ocupar tanto terreno) para hacer territorios más compactos. Para ello sería necesario reformar el sistema urbanístico español, pero se conseguiría liberar «uno de los recursos más escasos y más valiosos de una ciudad, que es el suelo». El principal uso de este terreno sería para aumentar las zonas verdes y construir un «espacio público vivo». Si las ciudades tienden a ocupar cada vez más terreno, encontraremos un espacio más disperso, menos accesible y con mayores necesidades de movilidad.

El automóvil del futuro

Respecto a ésta, Jesús Presa, director de Comunicación de Renault, explicó que «el automóvil del futuro debe reunir tres elementos: eléctrico, conectado y autónomo». Desde el punto de vista de la fabricación, Renault está intentando ser más responsable con el medio ambiente reduciendo las emisiones de CO2. Pero no sólo está cambiando el lado empresarial. El cliente también está evolucionando y no solo demanda vehículos eléctricos para un uso privado. El sector automovilístico tiene que adaptarse y pensar en los nuevos usos de los coches, como el renting o el «carsharing». En ese sentido, el compromiso de la marca con las nuevas necesidades de los clientes es evidente gracias a sus más de 7.000 coches en toda Europa destinados al alquiler por horas. «El carsharing nos permite crecer a futuro pensando también en la movilidad de las personas», añadió Presa.

Una parte importante de la movilidad es tener una gran variedad de opciones para viajar desde un punto de la ciudad a otro. Ferrovial ha desarrollado una aplicación para que los viajeros accedan a este servicio desde sus dispositivos móviles. «Wondo integra todos los servicios de movilidad que puede haber para poder planificar o reservar cualquier tipo de transporte», explica Ion Cuervas, director ejecutivo de Wondo at Ferrovial. Una de las claves de la movilidad es que se trabaje tanto con la parte pública como con los servicios privados, algo que la compañía de servicios está desarrollando a la perfección. Cuervas mostró una visión en la que «la movilidad es uno de los ‘‘drivers’’ fundamentales de la transformación de un núcleo urbano». Además, reflexionó sobre la rapidez con la que avanza la tecnología y los cambios que genera en la sociedad.

Digitalización y transformación

Desde un punto de vista general, «cuando hablamos de digitalización, nos referimos a cambio, a transformación», explica David Pérez, vicepresidente de Impacto Sostenible y Asuntos Públicos de Cabify. No obstante, tambien implica un cambio en los hábitos de comportamiento de la sociedad, algo de lo que «no hemos sido muy conscientes», lamenta Pérez. A la hora de enfocar la lucha contra un enemigo concreto, entiende que no tiene mucho sentido moverse en coche particular. Más aún si se tiene en cuenta que la mayoría de los vehículos pasan el 95% del tiempo parados y que ocupan entre el 30% y el 35% del espacio público. Ese cambio en el comportamiento de la sociedad también conlleva que los clientes (y los inversores) de cualquier empresa sean más exigentes. «Hoy nos piden ser sostenibles», indicó Enrique Gavilanes, director de Estrategia y Desarrollo Corporativo de Mutua Madrileña. Este giro verde en la mente de los clientes ha provocado que la aseguradora esté invirtiendo en que sus edificios sean «los más sostenibles de la ciudad».

Habitualmente se asocian las «smart cities» con el desarrollo de la tecnología, pero no es necesario centrarse tanto en ello para hablar de ciudades inteligentes (o territorios inteligentes), como se comentó durante el foro. «La tecnología es el sabor del verano, pero lo que tiene que seguir estando es el planteamiento urbanístico bien hecho, riguroso y que permita que haya una ciudad que fomente los valores de comunicación entre la gente», explicó. En ese sentido, Ion Cuervas consideró que el urbanismo tiene mucho que cambiar para adaptarse a la realidad y propuso que se escuche mucho más «lo que pasa en las ciudades» y se trabaje de una manera más cercana a los ciudadanos.

En el tiempo de debate se pusieron sobre la mesa asuntos como la dificultad de encontrar en España un equipo preparado para trabajar con la tecnología del big data y la urgente necesidad de una educación que lo solucione. «Tenemos datos, pero no somos capaces de usarlos», lamentó. Algo con lo que coincidió el vicepresidente de Cabify, ya que asegura que «nos toca competir con grandes empresas tecnológicas para formar un equipo». Una asignatura pendiente para la que quizá hagan falta planes de choque que promuevan entre los jóvenes una formación tan demandada en las empresas. Las empresas tienen un increíble futuro si profundizan en el tratamiento de cantidades masivas de datos, pero la oportunidad se está escapando entre los dedos ante la inexistencia de una regulación que sea capaz de adaptarse.

Marcos regulatorios

Además, se cuestionaron los marcos regulatorios actuales, que impiden a las empresas seguir avanzando. «Hemos tenido que instalar un sistema dentro de los vehículos autónomos que avisa cuando no están puestas las manos en el volante porque la ley europea no permite quitarlas», explica Jesús Presa. Parece que la ley en el sector del automóvil va muy por detrás de la realidad, ya que Presa también reclamó una unificación en los planes de calidad del aire porque no se puede trabajar con «54 diferentes».

Este debate llega en un momento en el que la sociedad empieza a ser consciente de la velocidad a la que avanza la tecnología. De seguir con este ritmo, es posible que «estos últimos 10 años no hayan significado nada en comparación con los 10 siguientes», indicó Presa. Desde Naturgy quieren darle un enfoque educativo a lo avances en las transformaciones de las ciudades. «Hay que evangelizar . A la gente tampoco hay que contarle lo que cuestan las cosas. Estamos hablando de una transición bastante fuerte y creo que la gente se está quedando con el riesgo». Al final se trata de nuestro planeta, y en eso no solo juegan las empresas y los gobiernos. Es un asunto en el que debemos participar todos.