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La política ensombrece la inversión en 2020

Las bolsas esperan resultados positivos, los países emergentes se presentan como alternativas y hay materias primas interesantes. Pero las decisiones de los mandatarios elevan la volatilidad

Los inversores estiman que será un año con mucha actividad y resultados positivos
Los inversores estiman que será un año con mucha actividad y resultados positivosMICK TSIKASAgencia EFE

No hace falta esperar a la generosidad de los Reyes Magos para que 2020 nos traiga un regalo inesperado. Con una inversión adecuada, la alegría llegará en cualquier época. Y este año es propicio para lograr buenos resultados porque hay bastantes valores y herramientas atractivos que, incluso, son aptos para los principiantes.

Los que desean iniciarse como inversores suelen tener en mente hacerlo en bolsa, a través de la compra de acciones. 2019 ha sido un buen año para los selectivos europeos con un crecimiento de entre el 20% y el 30%, y aunque el Ibex 35 se ha revalorizado menos, poco más del 10%, no se puede decir que haya sido un mal ejercicio. En 2020 probablemente estos crecimientos se relajen, pero si se invierte en los sectores adecuados se encontrarán rentabilidades interesantes.

SECTORES: Rubén López, gestor de Renta Variable de Dunas Capital AM, apunta a «la automoción, servicios financieros, logística y energía», actividades en las que «el mercado descuenta un escenario muy pesimista y en los que existen valores por debajo del PER (ratio precio-beneficio) de 15,5x al que cotiza el Eurostoxx 600». Además, cree que este año habrá que fijarse más en el Ibex 35, pues cuenta con mejores perspectivas de aumento que otras plazas europeas o la estadounidense. En cuanto a títulos más concretos, añade, «hay buenas oportunidades de inversión en Logista, Telefónica, Talgo y Gestamp».

Los datos de 2019 son una buena pista para conocer qué empresas representan un refugio seguro para las inversiones en 2020. Cellnex (con un 96,86% de revalorización), Ferrovial (58,40%), Inditex (47,79%), Siemens Gamesa (47,72%) y Colonial (43,27%) han completado el «top 5» de compañías del Ibex 35 con mejor rendimiento durante el pasado ejercicio.

Los bancos son la cara opuesta de la moneda. Conforman el sector donde las inversiones son menos seguras. De hecho, de los seis que pertenecen al selectivo español, solo dos han logrado apreciarse durante 2019. Los cambios en sus «modus operandi», el cierre de oficinas o el contundente proceso de digitalización que están llevando a cabo generan dudas sobre el resultado de las entidades financieras en 2020. Así que eso de acudir a su banco y decir que quiere invertir tanto dinero no sería una buena decisión, porque le ofrecerán acciones de la compañía de las que difícilmente obtendrá una rentabilidad.

Por otra parte, el director general para España de BNY Mellon, Sasha Evers, sostiene que «hay que ser capaces de ver a las empresas a las que el mercado primará por revalorizarse en un entorno en el que costará crecer». Él señala a las compañías farmacéuticas, biotecnológicas, tecnológicas o de consumo discrecional.

INMOBILIARIO: Si un sector está de moda para invertir, ese es el inmobiliario. Su buen comportamiento en los últimos años ha despertado el interés de todos, pero resulta necesario andarse con ojo porque «una serie de poderosas fuerzas estructurales están modificando la coyuntura de este mercado», comentan Tim Gibson y Guy Barnard, gestores del equipo de renta variable inmobiliaria de Janus Henderson.

A pesar de dicha incertidumbre, mantienen perspectivas positivas en las actividades inmobiliarias «que se benefician de las ventajas derivadas de la tecnología y los factores demográficos». Respecto a los espacios dedicados a la logística y a la industria, opinan que «una oferta limitada, junto con una demanda considerable impulsada por el crecimiento del comercio electrónico y la necesidad de los distribuidores por competir en el ámbito de la prestación de servicios, probablemente continuará impulsando el valor de estos inmuebles al alza». Por último, Gibson y Barnard concluyen que encuentran oportunidades en segmentos «especializados, como los de centros de datos, torres de telefonía móvil, “gaming”, vivienda prefabricada y residencias de estudiantes».

También hay que citar el euribor, que se mantendrá durante 2020 en negativo (y lo hará hasta 2022 según los analistas de Bankia). Esto significa que es un buen momento para invertir en activos inmobiliario para los que se necesitará pedir una hipoteca, pues el coste de los préstamos está más barato de lo habitual. Como fija el precio de todos los créditos, si se pide uno para invertir en cualquier tipo de activo es más fácil lograr rentabilidad que cuando el índice se mueve en niveles positivos.

MEDIO AMBIENTE: El medio ambiente es uno de los protagonistas de las inversiones actuales y, sin duda, del futuro a corto y medio plazo. Por la lucha contra el cambio climático y la escasez de recursos. Por ejemplo, se habla mucho de que el agua potable se reduce a pasos agigantados. Esto genera interés en invetir en empresas e investigadores que busquen soluciones, ya que si sale bien la repercusión es tan positiva para el planeta como el rendimiento que pueden obtener los inversores. Lo mismo con otros materiales como la madera o los combustibles renovables como el gas natural licuado o el hidrógeno.

FIJO O VARIABLE: Una de las grandes dudas es si hacerlo en la renta fija o variable. Los expertos suelen sugerir combinar ambas. No obstante, hay quien no se puede permitir una amplia cartera y debe escoger activos concretos de un lado o de otro. En ese sentido, Rubén López considera que «la renta variable presenta mejores valoraciones». Pero, como se adelantaba, su enfoque ideal se dirige hacia una cartera que incluya renta fija para diversificar los retornos. A pesar de que esa clase de activos se están moviendo en un entorno complicado, López cree que «el que busca siempre encuentra buenas oportunidades en bonos».

La renta fija es la opción preferida para los inversores más conservadores y moderados, perfiles que abundan en nuestro país. Por ese motivo, les prestaremos más atención. Según Sasha Evers, 2020 será un año interesante para comprar deuda en dólares de las naciones emergentes, que «ha sufrido en los últimos años por la fortaleza del dólar, pero la divisa estadounidense se debilitará este ejercicio, ya que por la Reserva Federal está bajando tipos y el crecimiento de Estados Unidos tiende a moderarse». Tampoco hay que desdeñar la deuda de estos estados en moneda local que «tiene más riesgo, pero una buena ofrece rentabilidad en un contexto en el que el rendimiento de la deuda de los países desarrollados es muy baja o negativa», apunta Evers.

¿A qué naciones se refiere cuando dice «emergentes»? Pues sobre todo a las asiáticas, donde también se puede dar con grandes rentabilidades en bolsa. «China e India», señala, «nos gustan especialmente en el segmento del consumo. En India por la demografía y en China porque está cambiando su modelo de exportación y mejora la demanda interna». Además, señala que el gigante asiático es el único mercado en el que se pueden encontrar empresas equivalentes a Google, Netflix o Amazon, con una estrategia tan tecnológica e innovadora que casi aseguran un rendimiento bastante positivo.

Si desea establecerse en el mercado de la renta fija pero no le importa aceptar una dosis más elevada de riesgo, lo suyo son los fondos globales centrados en los dividendos. Sasha Evers argumenta que el pronóstico de BNY Mellon para 2020 «es tanto de inflación como crecimiento bajo. El dividendo siempre está sujeto a la inflación, y si se mantiene reducida, la rentalidad resulta atractiva».

MATERIAS PRIMAS: Las materias primas han tenido una progresión poco prometedora en los últimos años debido a la ralentización del crecimiento mundial. Sin embargo, una en concreto ha concentrado el interés de los inversores, el codiciado oro. «Ha registrado un comportamiento positivo en la última década, impulsado por el persistente descenso de los tipos de interés reales», subraya el responsable del equipo multiactivo de Janus Handerson, Paul O’Connor. Y para 2020 prevé que su comportamiento continuará siendo positivo. «En líneas generales, estamos de acuerdo con la opinión de consenso del mercado de que parece que los tipos de interés reales se estabilizarán desde su nivel actual, eliminando así un catalizador clave del precio global del oro».

Respecto al resto de títulos cíclicos de materias primas, todo dependerá de cómo evolucione la economía de China el próximo año. «La gran pregunta en estos mercados en 2020 es si las autoridades del gigante asiático decidirán estimular el crecimiento o mantendrán la tendencia y permitirán una ralentización controlada», destaca O’Connor. En los primeros meses comenta que observa «cierto margen para aplicar más políticas de estímulo, pero las perspectivas más allá de entonces resultan poco claras». Con tanta incertidumbre, quien invierta en este tipo de activos tendrá que asumir un riesgo elevado.

DIVISAS: El oro no será el único activo de inversión que se beneficiará de la pérdida de fortaleza del dólar. El dinero de países «exóticos» con estimación de apreciarse también se aprovecharán la ralentización de la moneda estadounidense. Los inversores que se manejan en el mercado de divisas habían encontrado en el dólar un filón que se está acabando y ahora tendrán que buscar un nuevo refugio. Pueden dar con uno cómodo en el yen japonés o el franco suizo, admiten desde UBS, pero los que deseen asumir más riesgos y optar a un mayor rendimiento deben poner sus ojos en la rupia india y la rupia indonesia.

CRIPTOMONEDAS: De las divisas físicas a las las criptomonedas, que se han quedado a medio camino entre el éxito y el fracaso. No han logrado regularizarse y generalizarse, pero tampoco han descabalgado. Y hoy siguen siendo activos interesantes para invertir de forma sencilla, aunque antes hay que conocer las previsiones para 2020. Los analistas son optimistas por varias razones. Las plataformas de pago cada vez están más dispuestas a aceptar las criptomonedas y el «blockchain», la tecnología que se desarrolló para hacer posible el nacimiento de las divisas virtuales, se está extendiendo para otras actividades. De esta manera, cuado la sociedad compruebe que hasta sus bancos habituales la usan, la confianza hacia las criptomonedas crecerá. 2020 será un año clave para que todo esto suceda. Sin olvidar otro hecho concreto que promete revolucionar este mercado, en principio para bien. Bitcoin, la moneda virtual más conocida y referente de las demás, llevará a cabo un «halving» el próximo mayo. Recortará su producción en un 50% con el objetivo de evitar burbujas inflacionistas o que un repunte excesivo de oferta no conlleve una repentina reducción del valor de las monedas. No es la primera vez que las compañías de criptodivisas realizan este tipo de acciones. Y la experiencia previa nos dice que vienen acompañadas de una elevada volatilidad en los meses posteriores. En definitiva, si no es un inversor que tolere el riesgo, lo mejor será que espere hasta después del verano para comprar bitcoins.

INESTABILIDAD: Muchos inversores se han refugiago en el mundo virtual al comprobar que la inestabilidad se ha instalado en el físico por culpa de los vaivenes políticos. Desde UBS, de hecho, recomiendan que las inversiones estén lo menos ligadas posible a los efectos de la política, cada vez menos previsibles. En España, en concreto, la inestabilidad se ha instalado definitivamente. El PSOE formará Gobierno con Unidas Podemos, y ya se sabe que a las dos formaciones les ha costado entenderse en los meses previos. Se espera un Congreso convulso, agitado, que cree más confusiones que certezas, y que castigue la actividad empresarial a base de impuestos. Sobre todo este año, el primero del nuevo Ejecutivo, los inversores mantendrán la cautela para evitar sorpresas. También está el tema de Cataluña, que seguirá candente y con un desarrollo imprevisible, un calificativo que los inversiores detestan.

Más allá de España, el 3 de noviembre de 2020 se celebran elecciones en Estados Unidos. Donald Trump tiene muchas papeletas de permanecer en su puesto hasta finales de 2024, con todo lo que eso implica. De primeras, los comicios y su resultado tendrán un impacto en la inversión.

Como ya estamos acostumbrados, en los años electorales quien está en el poder intenta hacer todo lo posible para que los resultados de la economía sean muy positivos, incrementando el gasto público. Trump no será menos. El dinero se moverá con mayor fluidez de la habitual. Por este motivo, y a pesar de la inestabilidad esperada, 2020 se presenta como un año atractivo para invertir en EE UU para quienes toleren bien el riesgo. Además, de los 20 últimos años electorales, solo en tres ha caído el S&P 500, por lo que sería un buen momento para adquirir acciones de una empresa bien posicionada en el selectivo.

Por otro lado, una victoria demócrata en las elecciones afectaría positivamente a los sectores que más se han visto perjudicados por las políticas proteccionistas del presidente republicano. Es decir, las actividades económicas que más dependen de la importación, como las alimentarias, las tecnológicas o las manufactureras. Otras elecciones, las celebradas el pasado 12 de diciembre en Reino Unido, se han saldado con un buen resultado para los inversores. El gestor del fondo Janus Henderson UK Absolute Return, Luke Newman, sostiene que «el Reino Unido cuenta ahora, por primera vez en 14 años, con un Gobierno con una mayoría significativa, lo que debería permitir a Boris Johnson llevar a cabo sus promesas electorales y estimular la economía británica a través de medidas presupuestarias. De lograrse, este hecho, desde el prisma de la inversión, debería resultar favorable para varios sectores expuestos al Reino Unido, en particular para el de construcción y el financiero».

MACROECONOMÍA: Las perspectivas macroeconómicas resultan fundamentales para invertir. Durante la crisis fueron muchos menos los que se atrevieron. En cambio, en los años previos el dinero corría con facilidad. Pues bien, si en 2019 aparecieron nubes que anunciaban una nueva recesión, parece que en 2020 se despejarán algo. Al menos así lo estiman los analistas de JP Morgan. La ralentización continuará, pero más moderada. Sobre todo gracias a la resolución de un hecho que estaba restando mucho a las economías, la guerra comercial. El cercano acuerdo entre China y Estados Unidos (en 10 días podría firmarse una primera fase de la retirada de aranceles) anima bastante a los inversores a empezar el año activos y esperar buenos resultados.

POLÍTICA MONETARIA: A pesar de las mejores perspectivas, los bancos centrales se mantendrán prudentes y continuarán con sus políticas monetarias extraordinarias, que se han erigido como las armas más potentes para activar la circulación de la economía cuando la rodean las incertidumbres. Ahora mismo, el Banco Central Europeo persevera en sus sus estímulos y los tipos de interés nulos o negativos, para que Europa no se acerque a una recesión que asomó en Alemania durante 2019.

Claro que estas decisiones tienen sus efectos directos en las inversiones. Sasha Evers manifiesta que las medidas del BCE han hecho llegar la liquidez a los mercados, lo que «ha inflado los activos financieros, sobre todo los de mayor riesgo». Pofundizando en estas consecuencias, Rubén López asegura que en el contexto monetario actual se debe «desasociar los conceptos de depósito y rentabilidad». Es decir, no se obtiene rendimiento del ahorro estático, hay que moverlo a través de inversiones.

Una que no se sugiere porque los tipos bajos le afectan negativamente son los fondos garantizados. «Con los niveles en los que se financian los países de la eurozona, tomando como ejemplo el bono soberano español que cotiza al 0.44%, los productos garantizados tampoco van a ofrecer rentabilidad. De hecho, difícilmente saldrán estructuras de este tipo. Los números no salen», explica López.

Los expertos esperan que esta situación se prolongue en el tiempo y hasta que se agudice. Para López, «las expectativas de inflación para la eurozona son difícilmente compatibles con un repunte en los tipos de interés del BCE en los próximos trimestres». Tampoco combina con los elevados niveles de deuda en los países europeos y, en especial, de EE UU, donde «las medidas fiscales de Donald Trump han empeorado la situación», admite Sasha Evers, quien no se olvida de que un territorio tan relevante para el mercado asiático como Japón cuenta con una deuda del 200% sobre su PIB.

Así que en las zonas endeudadas y deflacionistas los tipos seguirán bajos para que los estados no tengan que hacer frente a un mayor precio por su deuda. Algo que podría conducirles hacia una verdadera ruina. El problema, añade Evers, es que las políticas monetarias extraordinarias no han logrado revertir la difícil coyuntura financiera que atraviesan todas estas naciones. E incluso, es posible que sus frutos se agoten de tanto recurrir a ellas. En definitiva, cree que los bancos centrales «están llegando al límite de su capacidad con las medidas no ortodoxas». Pueden dar un paso más allá y entre en una fase de «estímulos fiscales, por ejemplo, Alemania o Estados Unidos si los demócratas ganan».

Si esto ocurriese, entraríamos en una etapa sin precedentes. Tampoco conoceremos su efecto sobre las inversiones. Y realizar estimaciones se convertiría en algo demasiado aventurado. Así que este año podría ser el último para invertir con cierta seguridad en mucho tiempo.