Economía
La destrucción de empleo por covid-19 se ceba con siete ciudades españolas
Madrid, Barcelona y Valencia, encabezan este ranking, ligado a los diferentes ritmos de desescalada del confinamiento
El covid-19 dejará, sin duda, una huella desigual en las economías de las distintas ciudades españolas, debido a los diferentes ritmos de desescalada del confinamiento de su población, como consecuencia del estado de alarma decretado por el Gobierno el pasado 14 de marzo. Precisamente, estas diferentes velocidades provocarán, sin duda, una mayor destrucción de empleo en las ciudades que aún se encuentran en las fases 1 o 2 del plan de desescalada diseñado por el Gabinete de Sánchez para la transición a la nueva normalidad y, por tanto, con sus economías prácticamente paralizadas. En esta situación se encuentran Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga, Alicante, Cádiz y Las Palmas de Gran Canaria, las siete ciudades españolas que más puestos de empleo perderán por el coronavirus.
La capital española encabeza este fatídico ranking, con cerca de 135.000 empleos destruidos. La crisis sanitaria ha azotado con mayor virulencia a la Comunidad de Madrid que al resto del territorio nacional. Además, aún se encuentra en la fase 1 del plan de desescalada, aunque entrará este lunes en la 2, lo que le permitirá dinamizar algo su mercado laboral. El cierre total de Madrid durante casi dos largos meses ha golpeado con dureza en la línea de flotación de su economía y sectores, como el turismo, el transporte de mercancías y la construcción, han aumentado su tasa de desempleo de manera imprevista.
La capital española recibe al año 10 millones de viajeros e ingresa por turismo casi 11.000 millones de euros. El desempleo en transportes y mercancías, que supera ya el 13%, afecta sobremanera a Madrid, considerada “la milla de oro de la logística de España”. El parón de la construcción por covid-19 también incide especialmente en la villa y corte, donde se edifican más viviendas que en el resto del país. A este escenario nada halagüeño, hay que añadir la caída del 1,5% de puestos de autónomos. Por tanto, a Madrid le queda aún por pasar una larga travesía del desierto antes de volver a recuperar su ritmo de crecimiento económico anterior a la crisis sanitaria.
Casi 100.000 empleos menos en Barcelona
Barcelona ocupa el segundo puesto en pérdida de trabajos. Con cerca de un millón menos de habitantes que Madrid, más 97.000 personas han perdido su colocación, según el estudio realizado por la web especialista de empleo jobatus.es, en el que se analiza las ciudades más afectadas por la destrucción de puestos de trabajo. Barcelona se encuentra, al igual que Madrid, en la fase 1 del plan de desescalada y, por tanto, con su economía prácticamente paralizada.
Al igual que la capital española, el sector del transporte y la logística ha generado un déficit económico significativo en la Ciudad Condal, puerta de entrada de mercancías procedentes de Europa. Sus almacenes superan los 5 millones de metros cuadrados y en 2018 la contratación creció un 41% respecto al año anterior. El frenazo en la construcción ha impactado con dureza en el mercado laboral en la segunda ciudad del país, después de Madrid, con más visados de obra nueva, unos 10.500 el año pasado. La economía de Barcelona, que recibe 12 millones de turistas anualmente, ha sufrido más que otras ciudades el parón del sector del turismo.
En tercer lugar de esta peculiar clasificación se sitúa Valencia que, con apenas 2,5 millones de habitantes, ha destruido casi 48.000 empleos. Pese a haber escalado de fase y encontrarse en la 2, su tasa de paro todavía se sitúa en el 17,35% de su población activa. El sector del transporte ha sido uno de los más afectados por el confinamiento de los valencianos. La capital del Turia dispone del primer puerto de España en tráfico de contenedores y el quinto de Europa. Al igual que Madrid y Barcelona, en Valencia, la quinta ciudad española con más visados de obra nueva, el frenazo de la construcción ha causado daños económicos prácticamente irreversibles. Por si fuera poco, la economía valenciana depende, fundamentalmente, del turismo, con más de 5 millones de visitantes al año.
En Málaga, con una población de 1,5 millones de personas, la crisis del coronavirus se ha llevado por delante a más de 45.000 empleos y ha colocado su tasa de paro en el 17,75% de su población activa. La crisis de la construcción ha impactado especialmente en su economía, al ser la tercera ciudad española con más visados de obra nueva, en total más de 9.000. Como no puede ser de otra manera, el parón del sector turístico ha afectado considerablemente a la ciudad, que viven prácticamente del turismo. La ciudad malagueña recibe al año 1,5 millones de visitantes, su ocupación hotelera se sitúa en una media del 80% y sus ingresos por turismo alcanzan los 3.500 millones de euros.
La ciudad de Alicante es el segundo municipio de la Comunidad Valenciana más dañado por la crisis del coronavirus, con una destrucción de empleo de 44.000 puestos y una tasa de paro superior al 14%. Alicante depende por completo del turismo internacional para aterrizar en la llamada "nueva normalidad”. Sin embargo, su recuperación se retrasará aún al permanecer estancada en la fase 2 hasta el 15 de junio, por petición de la Generalitat al Ejecutivo central.
Cádiz, con 1,3 millones de habitantes, ocupa el sexto puesto de esta clasificación, con 31.185 empleos destruidos y una tasa de paro del 24,3%. La ciudad recibe cinco millones de turistas al año. Por tanto, el turismo es su motor económico. De ahí que su recuperación esté irremediablemente vinculada a la vuelta a la normalidad y a la apertura de fronteras con terceros países.
Por su parte, Las Palmas de Gran Canarias, con una población cercana a los 380.00 habitantes, cierra este ranking con una pérdida de empleo de 27.958 puestos y una tasa de paro del 24,49%. El turismo internacional y nacional constituye su principal fuente de ingresos. En 2019, la isla de Gran Canaria recibió a 4,2 millones de turistas, casi un 5% menos que en 2018. Por tanto, le urge, al igual que a Cádiz, el regreso a la normalidad y la apertura de nuestras fronteras con los países vecinos, algo que, en principio, no ocurrirá hasta el 1 de julio próximo.
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