Especiales

Coronavirus

Sólo uno de cada tres españoles trabajó durante el pico de la pandemia

España destruyó 1,074 millones de empleos entre abril y junio, según la EPA. La tasa de paro se dispara al 15,33% sin incluir los trabajadores en ERTE. Mas de 1,6 millones de personas no pudo buscar empleo por el confinamiento y el cierre de empresas

La pandemia del coronavirus le ha hecho al mercado laboral español lo que una apisonadora le haría a un cargamento de fruta tirado en un carretera si le pasara por encima: triturarlo. La fotografía de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre del año es la de un país casi paralizado y con su tejido productivo hecho jirones. Entre abril y junio, coincidiendo con el pico de la pandemia y el confinamiento para detener su avance, en España apenas un tercio de los que estaban en edad de trabajar pudo hacerlo. La suspensión o reducción de jornada de los trabajadores afectados por ERTE, junto con otros tipos de ausencias al trabajo (como paro parcial por razones técnicas o económicas, o enfermedad, accidente o incapacidad temporal), ha tenido reflejo en las horas efectivas de trabajo realizadas, que disminuyeron un 22,59% respecto al primer trimestre. Con ello, el número de ocupados que efectivamente pudieron trabajar en el segundo trimestre se redujo a 13.901.000 (el 35,14% de la población de 16 y más años), apenas el 35% de la población en edad de trabajar.

La pandemia ha sido una trituradora de empleo. Entre abril y junio, se destruyeron 1.074.000 puestos de trabajo, la cifra más alta en la historia registrada por esta consulta del INE, con lo que el número de ocupados se situó en 18.607.200. El dato de destrucción de empleo es un 40% superior al registrado en el primer trimestre de 2009, el peor registrado hasta ahora en toda la serie histórica del INE.

Nuevamente, la fragilidad que arrastra el dual mercado laboral español ha quedado al descubierto. La mayoría de los que perdieron su empleo eran asalariados (1.033.300) y con contrato temporal (671.900). En términos interanuales, el número de trabajadores por cuenta ajena bajó en 1.161.400, de ellos 232.300 con contrato indefinido y 929.100 con contrato temporal. El número de trabajadores por cuenta propia descendió en 36.100 este trimestre y en 34.600 en los 12 últimos meses. El sector privado fue el que sufrió con más crudeza el azote del coronavirus. La ocupación entre abril y junio disminuyó en apenas 22.000 personas en el sector público mientras que en el privado lo hizo en 1.052.000. Respecto del mismo trimestre del ejercicio anterior, el empleo se incrementó en 31.500 personas en el sector público y bajó en 1.229.100 en el privado.

Destrucción masiva

Ningún sector salió indemne de la escabechina laboral, si bien el más perjudicado, con diferencia, fue el de Servicios, que perdió 816.900 puestos de trabajo. Esta actividad no sólo tuvo que hacer frente a la pérdida de la campaña de Semana Santa, sino que también ha visto cómo el verano se le está yendo al traste. Tradicionalmente, a partir de mayo y junio comienzan a realizarse las contrataciones de cara a esta temporada. Pero este año no ha sido así. Y los rebrotes auguran pocas cosas buenas de cara a la próxima EPA, que abarca los meses de la temporada alta turística, julio, agosto y septiembre. Agricultura perdió 21.400 afiliados; Industria 127.000; Construcción 108.700 y Servicios (–816.900). En el último año el empleo baja también en los cuatro sectores. En los Servicios hay 922.200 ocupados menos, en la Industria 122.300, en la Construcción 107.300 y en la Agricultura 45.900.

En lo que se refiere al paro, aumentó en 55.000 personas con respecto al primer trimestre del año, mientras que en términos anuales subió en 137.000 personas (4,25%). La tasa de paro se situó en el 15,33%. No obstante, este indicador sería en realidad muy superior al reflejado oficialmente por la EPA. Como explicó el INE, «hay que tener en cuenta que no todos los que han perdido su empleo han pasado a clasificarse como parados según la definición de la OIT. Una parte considerable ha pasado a la inactividad, categoría que ha aumentado en 1.062.800 personas». Este incremento de la inactividad se debe fundamentalmente a que el confinamiento y el cierre de empresas han impedido a 1.628.500 personas buscar empleo a pesar de estar disponibles para trabajar. Por ello, «no han podido cumplir todas las condiciones que la definición OIT exige para ser clasificado como parado y han quedado clasificados como inactivos», lo que ha evitado que el número de desempleados se disparase en el trimestre.

La encuesta también refleja que el número de hogares con serias dificultades para llegar a fin de mes se ha incrementado de forma notable. Los que tienen a todos sus miembros activos en paro aumentaron en 74.900, hasta sumar un total de 1.148.800, de los que 300.100 son unipersonales. Por el contrario, el número de hogares en los que todos sus miembros activos están ocupados disminuyó en 311.300 y se situó en 10.385.100, de los que 1.958.100 son unipersonales. En comparativa anual, el número de hogares en los que todos los activos están en paro aumentó en 156.000, mientras que los que tienen a todos sus activos ocupados se ha reducido en 261.000.