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La pandemia coloca a tiro de opa a las grandes compañías españolas

La pérdida de cotización bursátil de los valores del IBEX los sitúan en el punto de mira de los grandes fondos internacionales. El Gobierno insiste en su derecho de veto

Unas pantallas muestran la evolución del IBEX35 este martes en la Bolsa de Madrid
Unas pantallas muestran la evolución del IBEX35 este martes en la Bolsa de MadridVega AlonsoEFE

Para la mayoría de empresas cotizadas la pandemia ha sido un factor determinante en el deterioro de sus cotizaciones y calcular el valor recuperable durante 2021 se ha vuelto más que complicado, dada la incertidumbre del horizonte macroeconómico y la evolución de la crisis sanitaria. En este contexto, el coronavirus ha colocado a las grandes empresas del Ibex en el punto de mira de los grandes inversores, a un tiro certero de opa. No hay más que echar un vistazo general a los valores de los títulos de los grandes bancos, las grandes eléctricas o las grandes constructoras del parqué para darse cuenta de que la pérdida acumulada de cotización las ha acercado demasiado al escaparate.

Para muestra un botón. Santander, el todavía primer banco de España hasta que se consolide la fusión entre CaixaBank y Bankia, cerró ayer con una capitalización de 43.915 millones de euros, muy lejos de los casi 90.000 que llegó a acaparar hace poco más de dos ejercicios. Como el resto, un objetivo al alcance de los grandes inversores.

Los brotes verdes que parecían empezaban a salir entre el último estirón de diciembre y el inicio de año han quedado muy diluidos y apenas ha mejorado la situación de las grandes compañías españolas. La tercera ola está devolviendo a las empresas al hoyo financiero, lo que se refleja en unos índices que se mueven entre un subibaja constante.

El 16 de marzo de 2020, el IBEX alcanzó un desplome máximo del 39%, al caer hasta los 6.107 puntos, cuando el Gobierno ordenó las restricciones totales de movilidad y la posterior hibernación económica. Después fue escalando posiciones hasta que el último empujón navideño llevó al indicador hasta los 8.073,7 puntos. Pero ayer, la sesión siguió por debajo de la barrera de los 8.000 y cerró en 7.964,9 puntos.

Naturgy ha seguido una evolución similar al resto de compañías, por debajo de su valor real, alcanzando su menor cotización durante la pandemia el pasado 29 de octubre, con 15,89 euros. Pero la oferta de IFM ha tenido un efecto explosivo sobre sus acciones. Los títulos de la compañía energética cerraron la sesión con una subida del 15,48%, hasta situarse en los 22,19 euros, por debajo todavía del precio ofrecido por el fondo de inversión australiano. Solo en la sesión de ayer, Naturgy recuperó lo que perdió en el conjunto de 2020 (11%). En lo que va de año, el grupo energético avanza un 17%. En esta situación, los analistas consultados creen que la oferta australiana implica «una prima importante», si se tiene en cuenta la cotización de la última sesión.

Pero esta operación se encuadra en las que el Gobierno ha denominado estratégicas y, por tanto, tendría capacidad de veto gracias al Real Decreto de 17 de marzo de medidas urgentes extraordinarias, que incluyó una reforma por la que una inversión del 10% o más del capital social de una gran empresa española se someterá a autorización del Consejo de Ministros mientras dure el estado de alarma. Pero el Ejecutivo no quiere precipitarse y esperará a contar con la petición formal por parte del fondo para «tomar una posición» respecto a la operación. La ministra María Jesús Montero recordó ayer que el Gobierno protegerá a las empresas consideradas estratégicas «para que no caigan en manos de un tipo de fondo que no fuera oportuno o deseable» o se produjera una OPA hostil, que no es el caso de Naturgy. Montero invitó a IFM a que comunique sus intenciones en la operación para «dar los pasos correspondientes», ya que por ello el Gobierno se reservó «la última palabra» en estas transacciones. Según reconoció, solo tiene constancia de lo comunicado a la CNMV.

Este peligroso escenario coloca a las grandes compañías españolas que cotizan en bolsa en la rampa de salida de los grandes fondos internacionales, que pueden encontrar en estas empresas descuentos históricos y que se mantendrán en el tiempo al menos este año. Los analistas entienden que estas operaciones no se circunscribirán al parqué, sino que pueden extenderse sobre empresas medianas y pequeñas que no cotizan, pero que son muy atractivas, sobre todo en el sector del turismo. Pero son las energéticas y la banca las que pueden correr más riesgo. Será en estos casos en los que el Ejecutivo empuñará el «escudo» que aprobó el pasado mes de marzo, en pleno confinamiento, para blindar a empresas de sectores estratégicos frente a inversores que sean externos a la Unión Europea.

Naturgy comunicó ayer que «continuará operando con normalidad en el mejor interés de sus accionistas», mientras que IFM consideró que la operación «está alineada con sus principios y objetivos como inversor».