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Garamendi presionó al PP a través de Fátima Báñez para votar “sí” al decreto de los fondos europeos

El presidente de la CEOE utilizó a la exdirigente popular para «ganar puntos» ante Sánchez

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y Fátima Báñez
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y Fátima BáñezAlberto R. RoldanLa Razón

La polémica ha vuelto a envolver al máximo representante de los empresarios. Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, accedió a mediar entre el Gobierno y el primer partido de la oposición para que el Partido Popular otorgara un voto afirmativo al decreto que regulará la ejecución del multimillonario fondo europeo para la recuperación. No debía tenerlas todas consigo el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, cuando utilizó la mediación del presidente empresarial, al que llamó para conseguir que el partido de Pablo Casado no bloqueara este decreto. Garamendi, según fuentes consultadas por LA RAZÓN, accedió a esta petición con la idea de «ganar puntos» ante el líder del PSOE. Para ello, no dudó en utilizar a Fátima Báñez, actual presidenta de la Fundación CEOE –y que fue colocada a dedo por Garamendi– para que contactara con los dirigentes del PP –a través de Elvira Rodríguez– y concertar una reunión con la intención de convencerles para sacarles del no. Algo que no lograron, pese a que Báñez ha ejercido como ministra en varios gobiernos populares y ha sido una de sus dirigentes más destacadas, tanto con José María Aznar como con Mariano Rajoy.

Esta situación ha vuelto a enervar los ánimos entre muchos de los miembros de la patronal, que ven en Garamendi un dirigente que sigue actuando «al margen de la directiva», según afirman fuentes internas, y que utiliza «a Báñez a su antojo para sus fines». Pese a que la gestión resultó un fracaso, el Gobierno logró convalidar el decreto con una de las más extrañas combinaciones políticas, con los votos favorables de Vox y de Bildu. El Ejecutivo se salvó así de un varapalo difícil de solventar por la ruptura temporal marcada por su principal aliado, ERC, que pensaba ya en modo electoral y que apostó por un voto negativo. El sofocón de Sánchez se salvó con por el citado inesperado aliado, que permitió que el Gobierno sacase el decreto con 170 votos a favor, 126 en contra –entre ellos los del PP– y 52 abstenciones.

No es la primera polémica que surge en torno a Garamendi y Báñez. La llegada de la expolítica al seno de la CEOE levantó ampollas porque la decisión la tomó directamente el propio Garamendi, al margen del Comité Ejecutivo, al que no informó previamente de su nombramiento como presidenta de la Fundación. Esta situación ya generó una gran polvareda interna en la patronal, con críticas al progresivo personalismo del presidente.

Y aún sentó peor cuando conocieron a través de LA RAZÓN la cantidad que se embolsa anualmente Fátima Báñez, 240.000 euros, una cifra que ven desproporcionada para las atribuciones y proyectos que gestiona la exministra, y que se han ralentizado en su mayor parte por culpa de la pandemia. Una cantidad, por cierto, que autorizó directamente el presidente de los empresarios. Aunque al menos logró rebajar las pretensiones iniciales de la expolítica, que llegó a solicitar hasta 300.000 euros para aceptar el cargo, aunque finalmente se vieron reducidas sus expectativas en 60.000 euros.

Los directivos de la CEOE solo habían accedido a su incorporación con la condición de que su trabajo fuera no remunerado, al integrarse en un proyecto solidario basado en la voluntad colaborativa de las empresas y socios de la organización. La retirada de José María Lacasa como presidente de la Fundación dio a Garamendi la oportunidad de elevar a Báñez a ese puesto y, por consiguiente, de proporcionarle una remuneración económica que no estaba prevista ni aprobada por la junta directiva ni por el comité ejecutivo.