La España vacía
23 provincias pierden en 70 años la mitad de su peso demográfico, económico y laboral
En 1950 albergaban el 34,1% de la población española y generaban el 33,5% del empleo total. Hoy en día, acogen el 18,1% de la población y aportan el 17% del empleo, según Funcas
Un total de 23 provincias españolas han perdido en 70 años la mitad de su peso demográfico, económico y laboral. En 1959, estas 23 provincias albergaban el 34,1% de la población española, incluidas las capitales y ciudades de más de 50.000 habitantes, generaban el 26,7% del Valor Añadido Bruto (VAB) y el 33,5% del empleo total. Hoy en día, su población ha caído hasta el 18,1% del total, su VAB se ha reducido hasta el 16,1% y su empleo ha descendido hasta representar el 17% del total. Estas provincias sufrieron la mayor parte de su pérdida poblacional y económica durante las décadas de los 50, 60 y 70 y, en menor medida, en la de los 80. Desde 1991 se detecta una estabilización de la población con un leve aumento en la primera década de este siglo.
Así lo refleja el informe de Funcas titulado La despoblación de la España interior, en el que se analiza el fenómeno de la despoblación en nuestro país, así como los factores económicos que determinan este movimiento poblacional. Estas 23 provincias cumplen los criterios para ser incluidas en la que se ha denominado la España despoblada. Es decir, han ido perdiendo paulatinamente población en el período 1950-2019, lo que provocado que su densidad descienda y se sitúe por debajo de la media nacional.
Desde el inicio del siglo XX, los 18,6 millones de habitantes se han multiplicado por 2,5 hasta superar los 47 millones. Sin embargo, la distribución territorial de este crecimiento no ha sido homogénea. A partir de la década de los 50 la mecanización de la agricultura, la industrialización y la urbanización provocaron intensos movimientos migratorios desde las zonas rurales a las grandes ciudades. La pérdida de población se concentró entre los jóvenes y las personas en edad de trabajar, lo que provocó un envejecimiento de la pirámide demográfica. Excluyendo las capitales de provincia y las ciudades de más de 50.000 habitantes, las 23 provincias que formarían la España despoblada son las nueve de Castilla y León (Ávila, Burgos, León, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora), las tres de Aragón (Huesca, Teruel y Zaragoza), cuatro de Castilla-La Mancha (Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara), las dos de Extremadura (Badajoz y Cáceres), dos gallegas (Lugo y Ourense), dos andaluzas (Córdoba y Jaén) y La Rioja. Asturias también ha perdido población desde 1950, pero su densidad actual, sin incluir su capital y las ciudades de más de 50.000 habitantes, supera a la media nacional. En paralelo, provincias con menor densidad de población que la media han tenido un crecimiento demográfico desde 1950, como Álava, Almería, Navarra, Huelva, Lleida y Toledo.
La tasa de crecimiento medio anual acumulativo del PIB desde 1950 ha sido casi un punto porcentual inferior a la media nacional en Soria, Ávila, Cuenca, Zamora, Palencia, Segovia y Ourense, y más de medio punto inferior en Salamanca, León, Lugo, Badajoz, Huesca, Teruel y Ciudad Real. La brecha que genera este diferencial de crecimiento anual a lo largo de casi 70 años es enorme. Las provincias que han padecido la despoblación con mayor intensidad son también las que tienen mayores tasas de envejecimiento, cerca de 10 puntos porcentuales por encima de la media nacional (del 16%) en términos de población mayor de 65 años y menos población joven, entre 7 y 9 puntos por debajo del promedio del país, situado en el 21%.
Tres Españas despobladas
Según el informe de Funcas, la España despoblada no es uniforme. De ahí que distinga entre tres grupos: una España despoblada que decrece, una España despoblada que se estanca y una España despoblada que remonta. Así, las 23 provincias de la España despoblada se han dividido en tres grupos. El primero, la España despoblada que decrece, es el núcleo duro de la despoblación. Lo forman Ávila, Cuenca, León, Zamora, Salamanca, Lugo, Ourense, Segovia, Palencia, Soria y Teruel. Cuenta con los peores registros demográficos. Ha perdido más población que los demás, tiene menos densidad de habitantes por kilómetro cuadrado , una población más envejecida y, por tanto, una elevada destrucción de empleo. Estas provincias han seguido perdiendo población en el siglo XXI, salvo Salamanca y Segovia.
El segundo grupo, la España despoblada que se estanca, lo integran las provincias más pobladas (Albacete, Ciudad Real, Badajoz, Cáceres, Córdoba y Jaén). Aunque sufrieron importantes procesos migratorios, no han perdido tantos puestos de trabajo y conservan aún población joven. Su principal desventaja en comparación con los otros dos grupos son las variables económicas. en ese sentido, tienen escaso peso del sector industrial, bajos niveles de PIB por habitante y muy elevadas tasas de paro. Según Funcas, el problema en este caso no sea tanto demográfico como de reactivación económica y de utilización más productiva de sus recursos.
El tercer grupo, formado por Guadalajara, Burgos, Huesca, La Rioja, Valladolid y Zaragoza, es la España despoblada que remonta. Se sitúa en una posición intermedia en cuanto a indicadores demográficos, con escasa densidad de población y problemas de envejecimiento, pero presenta los mejores registros económicos, con un PIB per cápita por encima de la media, baja tasa de paro, elevado peso del sector industrial y presencia de importantes núcleos capitalinos, que les ha permitido crear empleo. En este escenario, el informe advierte de que las políticas destinadas a aumentar la cohesión territorial deberían tener en cuenta la diferente naturaleza de los problemas de cada uno de los grupos, habida cuenta de sus distintas condiciones demográficas y económicas.
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