Finanzas
En diciembre de 2019, todas las miradas estaban puestas en Madrid. La capital de España acogía la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25). Aunque en la vida de los españoles ya había irrumpido la palabra coronavirus, nadie podía imaginar entonces la que se avecinaba. En este escenario de «calma chicha», los principales bancos nacionales, que representaban a más del 95% del sector, suscribieron un compromiso conjunto para reducir la huella de carbono en sus carteras de crédito. En presencia de los responsables de las patronales bancarias, José María Roldán (AEB) y José María Méndez (CECA), y también el presidente del ICO, José Carlos García Quevedo, representantes de una veintena de entidades de primer nivel se comprometieron a alinear sus políticas con los objetivos del Acuerdo de París. De esta forma se sumaban a los fines del «Compromiso Colectivo de Acción Climática» rubricado tan solo unos meses antes en la sede de Naciones Unidas en Nueva York.
En virtud de este acuerdo, los bancos firmantes se comprometían a desarrollar las metodologías necesarias para valorar el impacto que pudiera tener en sus balances la actividad desarrollada por sus clientes desde un punto de vista de preservación del medioambiente y la lucha contra el cambio climático. Inicialmente, centrarían sus esfuerzos en los sectores, dentro de sus carteras, más intensivos en carbono y más vulnerables al clima, involucrando también a sus clientes en este proceso de transición.
La lucha contra el cambio climático constituye uno de los asuntos de mayor importancia en la agenda política de los países y organismos internacionales, por lo que el mundo financiero no podía ser ajeno a ello. Su apoyo es fundamental a la hora de propiciar un cambio en el modelo productivo que conduzca a la neutralidad energética en 2050. Sin embargo, no solo se trata de canalizar recursos, sino también de minimizar riesgos. Ya en 2018 un informe de la Network for Greening the Financial System (NGFS), red de supervisores y bancos centrales, advertía de que los peligros ligados al clima eran una fuente de riesgo financiero, por lo que recomendaba asegurar la solvencia del sistema frente a los mismos. Y es que, tal y como ha apuntado Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España, aparte de los riesgos físicos, que surgen como consecuencia de eventos climáticos y geológicos, existen otros relacionado con el carbono (transición), los cuales se refieren al efecto que, sobre determinados acreditados bancarios, pueden tener las medidas regulatorias, los cambios tecnológicos, así como la evolución en el comportamiento de la clientela motivados por una mayor concienciación medioambiental.
Ante esta nueva realidad, bancos y banqueros han declarado abiertamente la guerra al carbón, empezando por el BCE, cuya presidenta, Christine Lagarde, pretende poner la lucha contra el cambio climático en el corazón de la actividad de la institución. Siguiendo estos compromisos, la banca está poniendo «negro sobre blanco» sus estrategias para descarbonizar sus balances.
Banco Santander
Ha presentado recientemente un ambicioso plan para alcanzar cero emisiones netas de carbono en todo el grupo en 2050. Este objetivo afecta tanto a la propia actividad, como a todas las emisiones de sus clientes derivadas de cualquiera de los servicios de financiación, asesoramiento o inversión que ofrece. En este sentido, prevé que en 2030 habrá dejado de financiar a clientes de generación de energía eléctrica cuyos ingresos dependan en más de un 10% del carbón térmico, y en 2030 eliminará por completo su exposición a este tipo de minería. Como tarde en septiembre de 2022, extenderá los objetivos de descarbonización a otros sectores, como petróleo y gas, transporte y minería y siderometalurgia. En 2020, ayudó a financiar proyectos de energías renovables de nueva creación (greenfield) con una capacidad total instalada de 13.765 megavatios (MW), suficiente para suministrar energía a 10,3 millones de hogares y evitar la emisión de 60 millones de toneladas de CO2. Asimismo, aspira a facilitar la movilización de 120.000 millones de euros en financiación verde hasta 2025, cifra que aumentará en 220.000 hasta 2030. Desde 2019, Santander ha canalizado 33.800 millones hacia este tipo de financiación.
BBVA
Ha movilizado en los últimos tres años más de 50.000 millones en financiación sostenible, la mitad de su objetivo para el periodo comprendido entre 2018 y 2025. BBVA se ha propuesto fomentar el uso de energías limpias y sostenibles frente a aquellas más contaminantes, como el carbón, que es el combustible fósil que más contribuye a las emisiones globales de CO2, con un 40% del total. Por ello, dejará de financiar a clientes cuyas actividades basadas en esta fuente de energía representen más del 5% de sus ingresos. El paso fundamental se completará a lo largo de este 2021 con planes y objetivos para acompañar la descarbonización de sus clientes en todos los sectores intensivos en emisiones de CO2: petróleo, gas, automoción, siderurgia, cemento y transporte. Asimismo, ha actualizado los criterios que seguirá para la financiación de todas las actividades de sus clientes que tienen un alto impacto en el medioambiente y la sociedad. Desde el pasado mes de diciembre, ha prohibido todas las actividades con personas o entidades involucradas en cualquier uso relacionado con arenas bituminosas sin una estrategia de diversificación y donde éstas representen más del 10% de su producción total.
Caixabank
Fue el primer banco cotizado en convertirse en «Carbón Neutral», al compensar la totalidad de las emisiones calculadas derivadas de su actividad. El pasado año fue un ejercicio récord de financiación a energías renovables. Apoyó 39 proyectos por importe de 3.163 millones de euros, entre los que las iniciativas fotovoltaicas acapararon el 60% de las operaciones. Sin embargo, han destacado los proyectos de energía eólica marina. Importantes han sido dos operaciones internacionales que han sido galardonadas por Project Finance International (PFI). Estos resultados le han permitido situarse como el quinto banco en la prestigiosa League Table (Green Use of Proceeds-Top Tier) de Bloomberg, que refleja la actividad de financiación con impacto medioambiental positivo. CaixaBank se coloca como único banco español en el «top 5» de este ranking, tras escalar 18 puestos en 2020. El pasado año formalizó bajo el formato de préstamos verdes y sostenibles un total de 56 operaciones por valor de 5.018 millones. Entre ellas, destacan los préstamos sindicados sostenibles de Enel, Naturgy, El Corte Inglés y Ferrer. También es remarcable la innovación en la incorporación de criterios sostenibles en estructuras de financiación transaccional, como los factorings sostenibles de Endesa y Siemens Gamesa o la línea de avales verdes de esta última empresa. En relación a la actividad de bonos, la entidad ha asesorado en la colocación y emisión de 13 de ellos movilizando 7.490 millones.
Banco Sabadell
A través del Plan de Finanzas Sostenibles, aprobado en 2020 por el Consejo de Administración, ha incorporado este objetivo de manera transversal tanto en el modelo de negocio, la gestión y el análisis de los riesgos, como en la relación con todos los grupos de interés. El banco pretende ser un agente clave en la movilización de recursos para avanzar en la transición ecológica y, con ello, ser palanca para la descarbonización. Así, quiere adaptar el negocio para acompañar a los clientes en la transición hacia un modelo más sostenible a través de soluciones como los bonos verdes, cuya primera emisión realizó el año pasado por importe de 500 millones de euros. En el ámbito de Corporate & Investment Banking, durante 2020 participó en más de 50 operaciones de financiación sostenible con más de 16.400 millones de euros, y ha llegado a un acuerdo con el Fondo Europeo de Inversiones (FEI), mediante el cual el organismo le facilita una garantía de 103 millones de euros que permitirá movilizar un total de 148 millones de financiación y, con ello, ampliar las posibilidades de compañías medianas de renovables de financiarse en momentos clave como son la fase de construcción de proyecto.
Bankinter
Ha diseñado un nuevo Plan de Sostenibilidad 2021-2023 para estos tres años, con tres ejes principales (gobernanza, social y ambiental) y un total de 18 líneas estratégicas. Además, éstas se componen de más de 50 programas, para los que se han establecido unos objetivos y unos indicadores de seguimiento. El banco ha querido continuar la línea de trabajo que viene desarrollando en los planes de Sostenibilidad 2012-2015 y 2016-2020, que tan buenos resultados ha cosechado, habiendo sido reconocidos con la inclusión en los principales índices de sostenibilidad como son el DJSI y el FTSE4Good. Desde Bankinter, creen que con solo financiar sectores verdes no se va a provocar ese cambio necesario a un modelo bajo en carbono, sino que hay una responsabilidad del sector financiero para ayudar a las empresas y sectores de actividad «marrón» a transitar a un modelo descarbonizado. «El hecho de que el sector favorezca la financiación de determinadas actividades y reduzca su exposición a otras va a permitir que se vaya consiguiendo la movilización de recursos hacia actividades sostenibles, en detrimento de las que no lo son», señalan. Entre los proyectos de la entidad destaca el lanzamiento de los bonos verdes realizado a principios de 2020 por valor de 750 millones de euros, el cual ha generado un importante impacto ambiental positivo. Con los proyectos financiados con estos bonos verdes (instalaciones de energía renovable y rehabilitación energética de edificios) se ha evitado la emisión de más de 267.000 toneladas de CO2, así como la reducción del consumo energético en 519 MWh.
Kutxabank
La entidad financiera, fruto de la unión de las tres cajas vacas, también ha incorporado los criterios de riesgo ambiental en sus procesos internos. Así, quiere alejarse de las actividades centradas en el carbón y, por ello, se ha volcado en financiar proyectos verdes.La canalización de recursos hacia iniciativas sostenibles aumentó en 2020 un 70% en relación al año anterior. Pero Kutxabank apostó ya hace año por una estrategia social y sostenible. De hecho, el lanzamiento de «su hipoteca verde», para financiar viviendas energéticamente avanzadas, fue resultado de este compromiso. También ha centrado su actividad en la concesión de crédito al consumo para la adquisición de vehículos y electrodomésticos energéticamente sostenibles. «Nuestro pasado como caja de ahorros y de compromiso con la RSC nos hace ser muy activos en los compromisos medioambientales», aseguran fuentes de la entidad. Asimismo, Kutxabank suscribió el pasado año un contrato con Iberdrola para que toda la energía que abastece al grupo procediera de fuentes renovables, y también es propietario de bosques en Vizcaya y Guipúzcoa, lo que contribuye a reducir la huella de carbono . Desde 2018, ha reducido un 84,3% sus emisiones. Mantiene una cartera de activos bajo gestión de más de 24.000 millones de euros, que están administrados íntegramente con criterios de inversión socialmente responsable.
Ibercaja
El pasado 11 de diciembre su Consejo de Administración aprobó la Política de Sostenibilidad como manifestación de su firme voluntad de contribuir al desarrollo de una economía y actividad financiera más responsable con el medioambiente. Dicha política pone de manifiesto y formaliza el compromiso del grupo con el desarrollo sostenible y la creación de valor a través de su actividad. Además, establece el marco de actuación global en esta materia. Así, se ha comprometido a medir y hacer pública su huella de carbono, estableciendo un plan de reducción para lograr la neutralidad de emisiones; a aplicar el principio de prevención de la contaminación con el objetivo de minimizar y/o compensar posibles impactos negativos en el medioambiente; favorecer el control y consumo responsable de los recursos, así como la gestión adecuada de los residuos, y asegurar la integración de la mejora continua en el sistema y en el desempeño ambiental mediante el establecimiento de objetivos ambientales.
Unicaja Banco
Cuenta con un Plan de Acción de Finanzas Sostenibles, que se enmarca en su Plan Estratégico y de Transformación 2020-2022, que pretende integrar progresivamente los riesgos asociados con el cambio climático y el medioambiente en su modelo de gestión. La entidad cuenta con varios instrumentos para apoyar esta estrategia. En ella, se integra el lanzamiento del Préstamo Motor Eco o la comercialización por parte de su gestora Unigest del fondo Unifond Sostenible Fondo Mixto Renta Variable, FI, con sello ISR (Inversión Socialmente Responsable). En enero de este año aprobó la Política Ambiental, Energética y de Cambio Climático del Grupo Unicaja Banco para establecer los principios básicos de actuación en materia medioambiental y de eficiencia energética. Asimismo, ha creado la Escuela de Finanzas Sostenibles en su campus virtual con el propósito de albergar los recursos formativos e informativos que se generen sobre esta materia.