Gonzalo Gómez Retuerto, director general de BME Renta Fija y del MARF

Desde El Corte Inglés a Ultracongelados Virto apuestan por la deuda corporativa para financiarse

El Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) está en plena expansión y alcanza ya el centenar de empresas de todos los sectores y tamaños

El Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) inició su andadura en España en 2013 con el objetivo de convertirse en una nueva opción de financiación para las empresas al margen de la bancaria. Después de casi ocho años de funcionamiento, ya son 100 las compañías de todos los tamaños, sectores económicos y procedencia geográfica –seis de ellas portuguesas– las que han acudido a financiarse a este mercado, con una capacidad de generación de fondos, medida en términos de saldo vivo, cercana a los 6.500 millonesde euros.

Gonzalo Gómez Retuerto, director general de Renta Fija de BME y del MARF, recuerda el desafío que para él y su equipo supuso poner en marcha el nuevo mercado de la renta fija en España, al que califica del «proyecto más importante de sus carreras profesionales». Y es que a principios del verano de 2012, con la prima de riesgo disparada y una alta volatilidad e incertidumbre, desde numerosos ámbitos e instituciones, se llegó a cuestionar la continuidad de España en el euro. Fueron, tal y como relata, semanas de altísima actividad política en las que los mercados financieros vivieron jornadas de infarto, que terminaron con la firma del Memorando de Entendimiento entre la Troika y el Gobierno español. Entre los requisitos que se establecían en aquel documento, estaba, precisamente, la necesidad de desarrollar canales de financiación alternativos para la empresas que, a la postre, supusieron el nacimiento del MARF. «Desde el inicio, hemos tenido la gran suerte de poder contar con la colaboración y el apoyo de numerosos expertos provenientes de la banca y los mercados de capitales, intermediarios, inversores, asesores legales y agencias de rating que, con su experiencia, han ayudado a modelar y dar forma a lo que hoy es el MARF», añade uno de los fundadores de este mercado.

Hoy en día, las sociedades que forman parte del mismo aportan una cifra de negocio de 77.601 millones de euros a la economía española, mantienen 376.568 puestos de trabajo y generan un impacto sobre la renta (valor añadido) de casi 21.000 millones. Adicionalmente, las empresas emisoras en el MARF colaboran en la financiación de un volumen de activos de 113.748 millones de euros, tal y como revela el informe «El MARF y su contribución al crecimiento empresarial», elaborado por María José Palacín y Carmen Pérez, profesoras de Finanzas de la Universidad de Sevilla, que es el primero que se realiza sobre este mercado.

Crecimiento

El atractivo entorno de tipos de interés y la adaptación de los mercados y plataformas a las necesidades de las empresas ha conllevado un fuerte aumento del número de compañías españolas no financieras que captan fondos a través de la emisión de valores de deuda. De hecho, la emisión de renta fija registrada en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) se disparó el pasado año, alcanzando los 132.111 millones de euros, un 46,6% más que en 2019.

Gómez Retuerto considera que la financiación alternativa se está consolidando poco a poco como una fuente de recursos estructural para las empresas. «Cada vez son más las compañías que acuden a los mercados para obtener financiación para sus proyectos. Es difícil pronosticar hasta dónde puede llegar el desarrollo del Mercado Alternativo de Renta Fija, pero somos optimistas, teniendo en cuenta el crecimiento del 39% del saldo vivo en los últimos doce meses, y que en 2021 ya han debutado nueve compañías emisoras, cuando la media en años anteriores era de diez», explica.

Tradicionalmente, el mercado de deuda corporativa ha estado siempre ligado a grandes compañías. Sin embargo, gracias al MARF, este tipo de financiación se ha democratizado, pudiendo acceder al mismo cualquier tipo de sociedad, independientemente de su tamaño, sector de actividad o estructura jurídica, algo que está favoreciendo su crecimiento. En el mismo, se financian desde empresas tan conocidas como El Corte Inglés hasta sociedades que cuentan con un único accionista, como Ultracongelados Virto, e, incluso, cooperativas, caso el fabricante para ganado Cooperativas Ourensanas.

De hecho, el 35% de las empresas que acceden al MARF son de pequeña o mediana dimensión, y el 65% no cotizan. Son precisamente estas últimas las que tienen un acceso más difícil a recursos, por lo que un mercado de deuda español con una operativa sencilla constituye una buena alternativa para diversificar sus fuentes de obtención de recursos y, a la vez, comenzar su andadura en los mercados de capitales públicos.

Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF)
Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF)Teresa Gallardo

Españolas y extranjeras

En el MARF están representados una gran diversidad de sectores. El 24% de pertenece al área de materiales básicos, industria y construcción; el 22% está especializado en productos y servicios de consumo, y un 16% está ligado al petróleo y la energía. También cotizan compañías proveedoras de servicios financieros (10%), servicios inmobiliarios (9%) y tecnología y telecomunicaciones (5%). Aunque la gran mayoría de las sociedades que emiten son españolas, también hay presencia extranjera, ya que seis del centenar de empresas de este mercado son portuguesas, una, holandesa y, otra, británica.

Además, casi todas las comunidades autónomas se encuentran representadas, siendo Madrid la que cuenta con mayor número de empresas emisoras (48%), seguida por el País Vasco (18%) y Cataluña (7%).

En función de la antigüedad de la sociedad, son las maduras las que más han utilizado esta figura (un 48% de las compañías), si bien las menores de 20 años representan el otro 52%. Entre ellas, el 33% son de mediana edad y el 19% son empresas jóvenes. El MARF se está convirtiendo así en una alternativa de financiación para empresas que se encuentran en diferentes fases del ciclo de vida desde la juventud a la madurez.

Este mercado de renta fija nació como resultado de la anterior crisis financiera, ocurrida entre 2010-2012, para ayudar a poner solución a la falta de financiación, especialmente la bancaria. Con la llegada de la pandemia, los mercados de capitales vivieron un «shock» que supuso la paralización de las emisiones. No obstante, a partir de mayo, desde BME se ha venido detectando una recuperación de la actividad, debido a las medidas de apoyo del sector público, de la Comisión Europea, del BCE y de los gobiernos nacionales. «La nueva crisis ha puesto de manifiesto lo importante que es para las economías contar con infraestructuras y mecanismos capaces de facilitar el acceso de las empresas a nuevos recursos financieros de forma ágil y segura. Que el MARF estuviese operativo ha permitido la habilitación de las líneas de avales del ICO por 4.000 millones de euros para facilitar liquidez inmediata a las empresas mediante la emisión de pagarés en este mercado. El respaldo público en la gestión de la pandemia en España ha sido muy rápido y eficaz, y esta línea de avales de ICO ha ayudado a las compañías a gestionar sus necesidades de liquidez en condiciones de mercado muy favorables, ya que al contar con este apoyo las emisiones se han podido colocar a tipos más bajos y plazos más largos», indica Gómez Retuerto.

Su catálogo incluye instrumentos financieros negociados a largo plazo (bonos, bonos de proyectos, bonos titulizados, obligaciones, cédulas hipotecarias y bonos contingentes convertibles) y a corto plazo (pagarés, pagarés titulizados y, desde 2020, pagarés avalados ICO). Algunas de estas emisiones cuentan, además, con la característica de sostenibilidad, bien en aspectos medioambientales, de índole social (diversidad, de inclusión, de no discriminación por motivos de género, etnia, religión, orientación sexual...) o de gobernanza (diversidad en los consejos de administración, promoción de la salud y el bienestar de los trabajadores, condiciones laborales justas...).

El mercado registra emisiones con una gran variedad, cada día más sofisticada. Actualmente, el 45% del saldo vivo está colocado en pagarés; el 35%, en bonos, y el 20% restante, en titulizaciones y productos con garantía hipotecaria. En los últimos años, se han visto también bonos Contingentes Convertibles (CoCos), dos emisiones de cédulas hipotecarias y cinco operaciones de bonos verdes o sostenibles. Por vencimiento, se pueden encontrar desde bonos de proyecto que han superado los 30 años de duración a los pagarés a plazos de solo tres días. Lo usual es que las compañías se atrevan en primera instancia con un programa de pagarés para hacerse con el pulso del mercado y, posteriormente, den el salto a emitir a medio o largo plazo.

El periodo necesario para poner en marcha una emisión suele estar en torno a un mes y los costes van en línea con los bancarios e incluso menores en el caso de los títulos a corto plazo. Es por ello por lo que el momento más idóneo para acudir al MARF es cuando existe estabilidad, para que, cuando llegue el momento de afrontar una crisis, se cuente con esta alternativa de financiación disponible.

Formar parte de este mercado no solo permite a las empresas obtener recursos, sino que también les otorga notoriedad, al mismo tiempo que contribuye a su modernización y a que ganen transparencia, dos características cada vez más exigidas en los ámbitos financieros.

El MARF adopta la estructura jurídica de un Sistema Multilateral de Negociación, por lo que los requisitos de acceso de los emisores son más flexibles que los existentes en los mercados oficiales regulados. Así, pueden solicitar la incorporación de los valores tanto las propias entidades emisoras como los miembros del MARF. Para ello, las compañías deben designar un asesor registrado, es decir, un experto independiente que actuará como intermediario entre ellas y el mercado, colaborando con la compañía en la admisión de sus valores en el mercado.

La documentación necesaria y el procedimiento de incorporación de las emisiones está adaptado a las necesidades y naturaleza de las compañías medianas y pequeñas. Para su entrada, deben aportar informes públicos procedente del Registro Mercantil, los estados financieros de los dos últimos ejercicios, sus estatutos y otra información corporativa, como los acuerdos de emisión y los poderes de los firmantes. Posteriormente, se elabora un documento informativo de incorporación en el que constan los datos fundamentales de la entidad emisora y las características de los valores que se van a admitir en el mercado.

«El MARF ha sabido adaptarse a las necesidades de los emisores en cada momento, y eso le ha permitido crecer y consolidarse en tan poco tiempo como una alternativa de financiación fiable para las empresas. No solo se han sumado progresivamente al mismo nuevas compañías, sino que las que ya estaban presentes han repetido, renovado e, incluso, en muchas ocasiones, ampliado sus programas y emisiones, con unas condiciones de mercado muy competitivas», apunta Gómez Retuerto. Y es que el MARF cuenta con un importante potencial de crecimiento, más si se tiene en cuenta la actividad emisora de las compañías españolas.

Según los datos publicados por la CNMV, de los casi 200.000 millones de emisiones de renta fija privada realizadas por grupos empresariales españoles entre enero y agosto de 2020, el 59% se realizó y registró en mercados y bolsas extranjeras. Por ello, tanto el organismo regulador de los mercados como BME tratan desde 2018 de atraer a todas aquellas compañías nacionales que vienen efectuando emisiones de deuda en el exterior, y no han sido pocos los esfuerzos que han hecho y siguen haciendo por mejorar el atractivo de los mercados españoles, no únicamente del MARF, sino también de los restantes mercados de renta fija españoles, implementando medidas que simplifican y facilitan todos sus procedimientos.

«El mercado español de renta fija compite con otras plazas europeas en un entorno completamente globalizado, pero si hablamos del MARF podemos decir que es un mercado especialmente atractivo y dinámico. Tenemos la suerte de contar con un apoyo muy fuerte y profesional de los asesores registrados, asesores legales, entidades colocadoras y operadores de mercado, que nos está permitiendo prestar los mejores servicios a las empresas que buscan financiación con nosotros e inversores que participan en sus emisiones», expone Gómez Retuerto.

Cuando se creó, el MARF se enmarcaba en las experiencias de mercados alternativos de renta fija que se estaban poniendo en marcha con éxito a nivel europeo y ha ido evolucionando hasta ponerse a su altura: como el pionero, el noruego ABM Oslo (ABM Retail y ABM Professional), que surgió en 2005, como otros posteriores, como el ExtraMOT PRO (mercado italiano), o el alemán, dependiente de Börse Stuttgart. Y es que el incremento de la financiación empresarial vía mercados ha sido una tendencia clara en las últimas décadas, produciéndose un acercamiento paulatino de las principales economías de Europa continental a los sistemas financieros anglosajones.

Se trata, pues, de un proceso imparable que, ahora, las empresas exploran intensamente para tener un «plan b» de financiación con el que mantener su actividad.

Pisando el terreno de las compañías
Gonzalo Gómez Retuerto es la cara de la renta fija española. Economista y actuario de seguros por la Universidad Complutense de Madrid, dio sus primeros pasos profesionales en los mercados en 1992 y, hoy, es el director general de BME Renta Fija y, desde su puesta en marcha en 2013, del MARF. Disfruta pisando el terreno de las compañías, entendiendo los negocios y charlando con sus fundadores y gestores, para los que esta plataforma, que cuenta ya con más de 100 empresas emisoras, se ha convertido en apenas ocho años de vida en una alternativa real de financiación.