Agonía

La vuelta de los británicos no salva el turismo del verano

El aluvión de reservas procedentes de Reino Unido contrasta con las anulaciones desde otros mercados

Ingleses llegan al aeropuerto de Málaga Costa del Sol, una de las regiones más dependientes de este mercado
Ingleses llegan al aeropuerto de Málaga Costa del Sol, una de las regiones más dependientes de este mercadoJON NAZCAREUTERS

La montaña rusa en la que está subido el sector turístico nacional este verano no es una simple atracción de feria, sino más bien un auténtico Everest de picos pronunciados y profundos valles. A pesar de que la ansiada llegada de los turistas británicos esta semana ha supuesto un soplo de aire fresco para la industria, lo cierto es que no trae consigo el oxígeno suficiente como para cantar victoria en un verano que la mayoría ya da por perdido. «Las expectativas que se generaron con el fin del estado de alarma son imposibles de cumplir. Vivimos en una perpetua incertidumbre», asegura tajante Carlos Abella, secretario general de la Mesa del Turismo, quien recuerda que «a finales de junio desde la Secretaría de Estado de Turismo se estimó la llegada de casi 17 millones de viajeros internacionales a nuestro país este verano, lo que supondría un 45% de los que vinieron en ese mismo periodo de 2019, pero esas previsiones no se van a cumplir en absoluto, ni con británicos ni sin ellos». De hecho, todo apunta a que esta temporada estival el sector ingresará 20.000 millones menos que el verano de 2019 como consecuencia de la inestabilidad de los mercados internacionales ante la quinta ola de coronavirus, según estimaciones de Exceltur.

Respiro británico insuficiente

Tras eliminar este lunes la cuarentena impuesta por Boris Johnson a quienes volvían de España, la euforia de los ingleses por viajar a nuestro país ha sido inmediata, hasta el punto de que las reservas para volar a España desde allí se dispararon un 400% a principios de semana, según datos de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA). Ese empujón resulta un alivio, porque se trata de nuestro principal mercado emisor, con el que existe una peligrosa relación de dependencia. No en vano, uno de cada cuatro visitantes internacionales es de esta nacionalidad, dato que aumenta cuando hablamos de Baleares, Canarias, la Costa del Sol o Levante, donde suponen más del 35%. Pero no será suficiente.

Bien lo sabe Toni Pérez, alcalde de Benidorm, quien recuerda que «el hecho de que vuelvan los ingleses es una gran noticia, porque en nuestro caso implica el 90% de todo el mercado internacional. Sin embargo, apenas se está notando todavía», lamenta el edil popular. De hecho, a pesar de estar a finales de julio, en plena temporada alta, la planta hotelera de la ciudad más turística de nuestro país aún mantiene el 25% de sus alojamientos cerrados. «Ahora prima el mercado nacional y Benidorm tendrá un buen verano gracias al viajero español, tal y como ocurre otros años, mientras que la vuelta de los británicos nos permitirá ir rodando poco a poco el engranaje después de tantos meses de pandemia. El objetivo ahora pasa por estar a pleno rendimiento a principios de septiembre, porque sabemos que el verano ya es imposible. La esperanza este año es que podamos alargar la temporada alta hasta octubre y, si me apuras, incluso hasta noviembre, jugando también con la oportunidad que supone la vuelta del Imserso», anticipa Pérez.

Ese ansiado objetivo no es solo para Benidorm, ya que lo comparte a pies juntillas el sector turístico que, después de asumir que estamos ante un segundo verano crítico, se conforma con transformar el otoño en los coletazos de la temporada alta. «Es el clavo ardiendo al que tenemos que agarrarnos, porque se trata de la única herramienta con la que podremos equilibrar la falta de visitantes en julio y agosto», asegura Abella, quien destaca que «el ímpetu de las reservas británicas de estos días está quedando en un espejismo por la continuainseguridad que transmite el Gobierno inglés, que ahora se ha sacado de la manga el concepto de ámbar plus en su semáforo de viajes. Toda esa incertidumbre hace que muchos se planteen no salir y al igual que subían las reservas, estamos viendo que se han disparado las cancelaciones hasta un 37% esta semana».

Más cancelaciones

La montaña rusa que vive el sector turístico está llena de loopings que no hacen otra cosa más que complicar la situación. Los últimos datos de Dingus Data Hotel confirman que para los próximos dos meses el porcentaje de cancelaciones ha aumentado dos puntos esta última semana, pasando del 37% al 39%. Los viajes para fechas más cercanas, en grupos y con estancias largas, son los que muestran un mayor nivel de anulaciones. Y mientras eso ocurre, las nuevas contrataciones tampoco logran repuntar: «Las reservas hoteleras en España siguen siendo fuertes, con un porcentaje de más de 25 puntos porcentuales por encima de la media mundial y siguen comparándose favorablemente con otros destinos del sur de Europa como Portugal, Italia y Malta, pero hemos visto una caída temporal a lo largo del mes de julio, aunque afortunadamente se ha estabilizado en los últimos días», asegura Sara Padrosa, directora de la plataforma SiteMinder para España, quien también apunta al final del verano como el inicio de la recuperación, ya que «las contrataciones realizadas por viajeros internacionales se prevé que constituyan el 59% del total de reservas hoteleras en España en septiembre».

El tsunami de la quinta ola pasa factura y el brusco descenso de las contrataciones resulta muy pronunciado en todos los mercados, tanto nacionales como internacionales, y se deja sentir con mayor ímpetu en las comunidades autónomas que más viven de esta industria, lo que pone sobre las cuerdas al sector. En concreto, según datos de TravelgateX, estos últimos siete días se ha desplomado un 36% la intención de viajar a Cataluña, un 30% a Canarias, un 24% a la Comunidad Valenciana y un 18% a Baleares en comparación con las mismas fechas de 2019. «Esta inquietud se convierte en el peor enemigo de los empresarios, que no se atreven a ampliar sus plantillas, lo que está mermando las posibilidades de empleo en plena temporada alta», alerta Abella, quien confiesa que «estábamos convencidos de que veíamos la luz al final del túnel, pero ahora nos da miedo que esa luz sea un tren con el que nos chocamos».

Varapalo desde Alemania

Esta semana el turismo nacional es el vivo ejemplo del refrán de «una de cal y otra de arena», ya que si la apertura de Reino Unido supone un alivio, desde Alemania llegó ayer un jarro de agua fría que deja en papel mojado todas las expectativas de salvar el verano, después de que el gobierno de Angela Merkel colocara a España bajo el epígrafe de riesgo extremo, lo que obligará a los alemanes que no hayan completado su vacunación o a los que viajen con un test de anticuerpos a realizar una cuarentena de 10 días a su regreso a partir del próximo martes 27 de julio. Una mala noticia para el turismo y más para Baleares, donde en Mallorca el primer mercado emisor es el germano. «Las administraciones tienen la obligación de ser eficientes para que se den las condiciones que permitan volver a situarnos en calificación de fuera de riesgo», exigió ayer la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca.

La ilusión de los indecisos

Con el mercado internacional a ralentí, será el viajero nacional el que este año vuelva a salvar los muebles del sector. Pero el panorama tampoco resulta muy halagüeño, ya que la mitad de los españoles asegura que no se irá de vacaciones con total seguridad y un 4,9% está dudando, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicado esta semana. Eso sí, el 88,8% de los que viajará lo hará dentro de nuestro país y sólo un 6,8% irá al extranjero. Las motivaciones económicas y el miedo a la pandemia son las principales causas esgrimidas por el 60% de quienes no viajarán este verano, según el informe de temporada del Observatorio Nacional del Turismo Emisor.

No es de extrañar, pues, que el sector titubee a la hora de calificar un verano que, por segundo año consecutivo, poco reflejará la temporada alta del que es el segundo país más visitado del mundo. Habrá que esperar a otoño.