Informe
... Y la pandemia «digitalizó» a nuestra banca
Las entidades españolas lideran la revolución del sector en el mundo. Seis de cada diez usuarios son ya digitales
Los dos años de crisis provocada por la COVID-19 han servido de trampolín para que los bancos españoles y sus clientes hayan dado un salto –sin aparente vuelta atrás– hacia la revolución digital. La transformación del modelo bancario venía de atrás, pero se ha acelerado vertiginosamente forzada por las circunstancias económicas, sanitarias y los confinamientos. De ese cambio empezamos a tener datos preliminares, datos que recoge y analiza el informe «Digitalización financiera y COVID-19: evidencia empírica», firmado por Santiago Carbó, Pedro J. Cuadro-Solas y Francisco Rodríguez para Funcas.
El estudio constata, en el lado de las entidades, la implementación definitiva de tecnologías como la inteligencia artificial, el «blockchain» o el análisis masivo de datos («big data»). También la consolidación de nuevos competidores 100% digitales como las grandes tecnológicas, las «fintech», las plataformas digitales de crédito o incluso compañías de telecomunicaciones que hacen sus primeras incursiones en terrenos hasta ahora acotados para la banca tradicional.
Por otro lado, ya es medible la digitalización financiera de la sociedad española, en la que se aprecia un avance hacia la «equiparación» tecnológica, porque a la sombra de la pandemia los sectores que más se han digitalizado los que menos lo estaban, es decir, la población de mayor edad, la que vive en zonas rurales o la menos ingresos.
Estudios anteriores, citados por el informe, ya habían detectado que el avance de la digitalización bancaria se iba consolidando en años precedentes por la percepción de los usuarios en cuanto a seguridad, facilidad de uso, conveniencia y coste. También por la dura competencia entre entidades, que les llevaba a adoptar las nuevas tecnologías. Un reciente estudio del FMI concluye que «aquellos bancos que invirtieron más intensivamente en tecnología antes de la crisis financiera de 2008 fueron significativamente más resistentes cuando se produjo el impacto».
Varios estudios recientes han estimado que el uso de nuevos sistemas de gestión de la información, como el “machine learning”, en áreas como el control del riesgo de crédito, pueden redundar en un ahorro significativo de entre un 12,4% y un 17% para las entidades en términos de capital regulatorio. Un incremento del gasto tecnológico de la entidad bancaria aumenta la probabilidad de que los clientes bancarios realicen sus transacciones financieras a través de canales digitales». Durante la pandemia ya se constata por ejemplo que los bancos más potentes en recursos tecnológicos han otorgado más créditos a empresas que los más rezagados en este campo.
Inversión y liderazgo
«En las últimas dos décadas el sector bancario español ha hecho un esfuerzo importante por digitalizarse y ampliar su oferta tecnológica. Para ello, se ha producido un relevante incremento del presupuesto dedicado a gasto tecnológico... En 2020, el porcentaje de gasto tecnológico (gasto tecnológico/ gastos operativos) del sector se situaba en el 6,21%. La cifra de 2020 es cerca de tres puntos superior a la de 2014, entonces en el 3,61%». Esta inversión sitúa al sector bancario español entre los más digitalizados del mundo, según un informe de Deloitte, que sitúa a los seis bancos de nuestro país analizados entre los 25 primeros a escala mundial.
Datos del Instituto Nacional de Estadística ya reflejan en 2020 un crecimiento de un 10,1% de usuarios de internet que usan la banca electrónica, hasta el punto de que ya un 66,6% de la población adulta española (de 16 a 74 años) lo hace. Y ocurre en todos los sectores sociales. Por edades son los jóvenes los que más recurren a este tipo de servicios: un 78,9% entre los de 25 y 34 años y un 75,5% entre los de 35 y 44. Entre los mayores (65-74 años) llama la atención que los usuarios han aumentado en un 27,8%.
También destaca el hecho de que el uso de la banca online ha subido un 14,8% en la España rural, en poblaciones con menos de 10.000 habitantes, lo que demuestra que la brecha digital con las grandes ciudades se reduce. Asimismo aumenta significativamente su implantación entre la población en paro (17%), los extranjeros (29,8%) y los ciudadanos con ingresos inferiores a 900 euros mensuales (19,9%). Todos estos sectores eran los menos digitalizados antes de la pandemia.
Adiós a las visitas a la oficina
Todo ello ha llevado a que los españoles, por primera vez, prefiramos el canal digital a la presencialidad, según el «Barómetro de innovación financiera», que en el otoño de 2020 mostraba que el 48,28% de los clientes así lo manifestaba, cerca de cinco puntos más que seis meses antes. Y esa preferencia sigue aumentando después de los confinamientos, y ya solo el 22,46% de los clientes bancarios prefiere el trato personalizado que le ofrecen en una oficina.
«En relación con el canal digital también se observa cómo la preferencia por el móvil y la aplicación bancaria destacan frente al uso del ordenador o la web. De hecho a disposición a usar la web del banco ha caído cerca de 3,5 puntos desde el inicio de la pandemia. La digitalización bancaria parece ir ligada a la popularización del móvil o smartphone como principal dispositivo con el que realizar gestiones personales y profesionales», dice el estudio.
Esta faceta de la revolución digital en la banca se complementa con el aumento de los terminales de pago, que han pasado de los 1.942.410 a finales de 2019 a los 2.092.149 a principios de 2021 (datos del Banco de España), un periodo en el que se emitieron 830.000 tarjetas de pago. Si antes de la pandemia e 30 de cada cien españoles aseguraban que preferían pagar en efectivo, en otoño de 2020 se habían reducido a 15. Además, crece la preferencia por realizar pagos móviles (+7,5 puntos) y entre particulares (+12,5) desde el inicio de la pandemia, recalca el informe. «En España, este crecimiento lo ha concentrado mayoritariamente Bizum, la aplicación propiedad de las principales entidades bancarias (con 31 instituciones adheridas). A mediados de 2021 ya superaba los 17 millones de usuarios, el 36% de la población española», añade.
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