Agricultura

Dos advertencias, dos

Aviso al Ejecutivo y a las organizaciones agrarias «clásicas»

La manifestación que tuvo lugar en Madrid ayer, convocada por Alma Rural, más allá de la habitual guerra de cifras y de que se quedase muy lejos de ese millón de participantes que se habían fijado como objetivo, es un paso importante y supone dos advertencias.

La primera, para el Gobierno de Pedro Sánchez. Una parte significativa de la gente del campo y también de la vinculada con el medio rural, sus usos y tradiciones, se siente maltratada por este Ejecutivo en general y por cuatro Ministerios en concreto: los de Trabajo, Consumo, Transición Ecológica y, por supuesto, el de Agricultura. En este último, Luis Planas y su equipo más directo de colaboradores se ponen de perfil y parece como si la cosa no fuese con ellos. Y no es así. Una parte de las reivindicaciones de los convocantes afectan a competencias directas de este departamento. Y, en las restantes peticiones, Planas también se ve implicado, porque se supone que es el embajador del campo y del medio rural ante el Gobierno y viceversa.

La otra llamada de atención es para las organizaciones agrarias «clásicas». Son cuatro. Tres de ellas, ASAJA, COAG y UPA, reconocidas oficialmente. La cuarta, Unión de Uniones, también existe, especialmente en algunas comunidades autónomas como Cataluña, Castilla y León o Comunidad Valenciana, porque así lo han decidido los agricultores y ganaderos en las elecciones a Cámaras. Ninguna de las cuatro convocó de forma oficial la manifestación de ayer de Madrid, aunque alguna de ellas participó. Los manifestantes que estuvieron por las calles de la capital respondían a la llamada realizada por una amalgama de organizaciones provinciales, locales y sectoriales, cuyos representantes (o una parte) afirman no sentirse representados por los cuatro sindicatos citados anteriormente. Lo de ayer es un aviso claro a los dirigentes de ASAJA, COAG, UPA y Unión de Uniones, que pueden verse sobrepasados. Es muy difícil de entender, por ejemplo, que Planas no haya convocado a estas organizaciones a negociar el Plan Estratégico, el principal instrumento de la nueva PAC, y que sus dirigentes no hayan dicho ni «muuu». Advertidos quedan.