Opinión

¿Hay alguien al frente?

Los transportistas y el campo estallan contra un Gobierno sumido en el caos y el desgobierno, mientras Sánchez está de gira por Europa, donde sus propuestas no cuelan

Han pasado ya más de tres días desde que tuvo lugar en Madrid la manifestación más importante del campo y el mundo rural español desde la llegada de la democracia y nadie del Gobierno se ha puesto en contacto con las organizaciones convocantes, por lo menos con las agrarias, para fijar una cita. Insisto: manifestación histórica con entre 150.000 y 400.000 asistentes, y ni una llamada del equipo gubernamental. La importancia de la misma justificaría que el propio Pedro Sánchez hubiese cogido el teléfono para hacer esa llamada, pero, con la que está cayendo, puede entenderse que no lo haya hecho. Pero que, Luis Planas, responsable de la política agraria y que, además, debería actuar como embajador ante sus colegas, Teresa Ribera, contra la que iban una parte de las críticas, o Yolanda Díaz hayan dado la callada por respuesta, no tiene un pase. Es una muestra más que evidente del desgobierno en el que se ha instalado el actual Gobierno: una parte de los camioneros parados desde hace más de diez días y la ministra de Transportes, Movilidad y demás sin presentar una oferta que no sea considerada un insulto; muchos sectores productivos en paro o alertando de que van a parar por falta de suministro.

Suma y sigue: los empresarios de la CEOE y Cepyme exigiendo al Gobierno que clarifique y detalle con la máxima urgencia las medidas que prevé adoptar para poner freno a la elevación de costes energéticos y a la espiral inflacionista, así como al bloqueo de las carreteras; una gran parte de la flota pesquera amarrada porque, como en el caso de los transportistas, pierden menos dinero estando parados que trabajando; algunas organizaciones agrarias, vista la no respuesta del Gobierno, pensando en continuar las movilizaciones y en endurecerlas. Mientras tanto, Pedro Sánchez de gira por Europa, a ver si logra «engatusar» a otros Estados miembros, aunque todo parece indicar que sus propuestas no cuelan, y Nadia Calviño, la teórica máxima responsable económica del Gobierno, más preocupada por lo que puede pasar con su marido, que por desarrollar su labor con eficacia. En resumen, un Gobierno sumido en el caos y en el desgobierno y una pregunta: ¿hay alguien al frente?