Un año más, el 31 de agosto ha vuelto a ser un día terrorífico para el empleo en España. Cada año, y de forma sistemática, es un día en el que se pierden miles de afiliados a la Seguridad Social. Este año, la cifra se ha elevado hasta los 273.608, una cantidad algo mejor que los 294.808 que se perdieron en el mismo mes de 2021. La cifra, no obstante, es más abultada que la de años previos como 2020, cuando el saldo entre altas y bajas fue de -216.235, aunque mejora la de 2018 -en 2019 el último día de agosto cayó en sábado, con lo que la estadística quedó distorsionada- cuando alcanzó los -304.642, la cifra más elevada de toda la serie estadística que tiene el organismo. Desde 2015, cuando el saldo de afiliados fue de -197.324, la cifra no ha bajado de los -200.000.

Para buscar una explicación a lo que sucede cada “terrorífico” 31 de agosto, hay que mirar a dos factores que se entrelazan y que caracterizan el mercado laboral español: la fuerte exposición de su economía al turismo y la precariedad de su mercado laboral. Cuando llega la temporada alta del turismo -junio, julio, agosto y septiembre-, sectores como los de la hostelería o el comercio experimentan un fuerte tirón de actividad que les obliga a reforzar sus plantillas. Pero estos refuerzos, dado que son necesarios para atender picos muy concretos de actividad ligados a un periodo de tiempo muy determinado, llegan habitualmente en forma de contratos temporales. Y estos contratos temporales, cuando llega el 31 de agosto, vencen de forma masiva, provocando tan importantes pérdidas de empleo en un solo día que no pueden ser compensadas por las altas. Este ejercicio, la pérdida de 273.608 puestos de trabajo el 31 de agosto ha sido el resultado de restar a los trabajadores que se dieron de alta ese día (47.468) los que se dieron de baja en la Seguridad Social (342.276).

Acabar con esta temporalidad era uno de los objetivos que perseguía la Reforma Laboral aprobada por el Gobierno de Pedro Sánchez a iniciativa de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que puso trabas a la creación de contratos temporales dando prioridad en su lugar a los indefinidos o a losfijos discontinuos. El departamento aseguró ayer que la firma de nuevos contratos indefinidos en agosto se ha estabilizado ya que, del total, 506.731 son de carácter indefinido y suponen un 39,47%. Un porcentaje que es más de cuatro veces superior que el que se registraba antes de la Reforma Laboral. Pero ni siquiera este notable incremento ni las trabas de le Reforma han podido evitar la avalancha de bajas en la Seguridad Social que se producen cuando acaba el verano por la temporalidad que predomina en el mercado laboral español.