Energía

Fracasa la cumbre energética: la “broma de mal gusto” de Bruselas con el tope al gas bloquea todas las reformas

España lidera el veto a las compras conjuntas de gas y al mecanismo de solidaridad entre países como respuesta a la propuesta “inaplicable” de la Comisión. El 13 de diciembre habrá nueva reunión

La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Democrático, Teresa Ribera, durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 23 de noviembre de 2022
La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Democrático, Teresa Ribera, durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados, a 23 de noviembre de 2022Eduardo ParraEuropa Press

El club comunitario sigue profundamente dividido sobre cómo atajar los exorbitantes precios energéticos. Tras una reunión de máxima tensión este jueves en la capital comunitaria, las cancillerías europeas siguen sin ponerse de acuerdo sobre cómo establecer un precio mínimo para el gas, con una quincena de países –entre ellos España- que han reaccionado con una mezcla de estupor e ira ante la propuesta presentada por parte del Ejecutivo comunitario este pasado martes. La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, la ha llegado incluso a calificar incluso como una ”broma de mal gusto”. Pero la oposición no sólo se ha quedado aquí. España se ha aliado con otros países como Francia, Italia, Polonia y Grecia para vetar un acuerdo no sólo en este punto sino también en el resto del paquete energético que incluía otros aspectos como una plataforma de gas para compras conjuntas y un mecanismo de solidaridad entre los países.

Ahora todo sigue en el alero, mientras los meses más duros del invierno se acercan peligrosamente. La presidencia checa ha decidido convocar una nueva reunión extraordinaria el próximo 13 de diciembre y espera que en estas semanas sea posible ir avanzando. A pesar del tono duro de sus primeras declaraciones, Ribera ha agradecido al Ejecutivo comunitario que haya presentado un texto a partir del cuál se puede comenzar a debatir.

La Comisión Europea presentó este martes una iniciativa para poder decretar de manera automática un límite de emergencia al precio del gas en el mercado de futuros TTF, el principal índice para las transacciones de gas por tubería. El tope se activará si se cumplen dos condiciones: el precio de los futuros de gas en el TTF a un mes deben superar los 275 euros por megavatio/hora (MWh) durante dos semanas y esta alza debe superar en 58 euros al precio de referencia del gas natural licuado (GNL) durante diez días consecutivos. La propia Comisión Europea explica que este tope tan sólo está previsto como “último recurso”. La comisaria europea de Energía, Kadri Simson no ha explicado con claridad si este mecanismo se hubiera podido aplicar durante último mes de agosto, cuando los precios batieron récords. En esos momentos el TTF marcó la cifra exorbitante de 349 euros/MWh, pero alcanzó el tope antes mencionado tan sólo durante cinco días. Ahora los precios han caído de media hasta los 116 euros/MWh.

España propone una horquilla de precios dinámica

España cree que ese tope tan alto tan sólo conseguirá subir artificialmente los precios y que, en palabras de Ribera, este límite “parece estar diseñado para que nunca jamás se llegue a aplicar”. Como alternativa, España propone una horquilla de precios dinámica que tenga como referencia los precios alcanzados en los mercados internacionales y un plus que deberá ser fijado por los Veintisiete. Aunque Ribera ha considerado que resulta “prematuro juzgar el resultado” del acuerdo final, también ha asegurado en la rueda de prensa final tras la reunión que una mayoría de país comparten el enfoque de España y prefieren un tope de precios dinámico. También se ha mostrado “razonablemente optimista” en alcanzar un pacto el próximo día 13 de diciembre, justo antes de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete.

Pero mientras el grupo en el que se encuentra España asegura que no dará la batalla por perdida, otros países como Alemania y Holanda (con finanzas sólidas para afrontar el alza de precios) ven con preocupación que cualquier mecanismo de intervención de precios pueda entrañar problemas de suministro, si los barcos metaneros que transportan gas licuado deciden desplazarse a países con precios mejores.