Banca

La morosidad bancaria aguanta en el nivel más bajo desde 2008 a la espera del impacto de la recesión

La tasa de impagos de los préstamos concedidos por el total de entidades de crédito a empresas y particulares se situó en el 3,79%

Sede del Banco de España
Sede del Banco de EspañaÓSCAR J. BARROSO-EUROPA PRESSÓSCAR J. BARROSO-EUROPA PRESS

La banca advierte de la desaceleración económica y recela de la evolución de la actividad empresarial pero descarta un shock de morosidad como el vivido tras el estallido de la Gran Crisis Financiera, cuando las cifras de impagos se descontrolaron de forma generalizada tanto en las cuotas hipotecarias como en los créditos al consumo de los clientes. Y aunque sus previsiones atisban un incremento de la tasa de mora durante los próximos meses, fuentes bancarias afirman que ésta se mantendrán en niveles “asumibles” y en los “límites habituales en los que se mueve el sector”.

De esta manera, la morosidad de los préstamos concedidos por el total de entidades de crédito a empresas y particulares se situó en el 3,79% en septiembre, un descenso de 56 puntos básicos con el nivel registrado en el mismo mes de 2021, del 4,43%, y ligeramente por debajo del 3,86% del mes anterior, y en el nivel más bajo registrado desde diciembre de 2008, cuando se situó en el 3,37%, justo antes del desastre de las “subprime” que desató la Gran Crisis, según reflejan en los datos provisionales del Banco de España.

La cartera crediticia en vigor a finales de septiembre en España sumaba 1,223 billones de euros, por debajo de los 1,225 billones del mes anterior, en tanto que los créditos morosos se habían reducido a 46.325 millones, 912 millones menos y un 1,93% menos que en agosto. En comparación con septiembre de 2021 y a pesar de la subida de los tipos de interés y el repunte del euríbor, la morosidad del crédito ha pasado del 4,35% de entonces al 3,79% actual, y el saldo de dudosos ha mermado en unos 6.500 millones. Eso sí, con respecto a septiembre de 2021, el volumen de crédito aumentó en 9.972 millones (+0,82%).

Las cifras incluyen el cambio metodológico en la clasificación de los Establecimientos Financieros de Crédito (EFC), que desde enero de 2014 dejaron de ser considerados dentro de la categoría de entidades de crédito. Sin incluir el cambio, la morosidad se situaría en el 3,88% en septiembre, puesto que el saldo de crédito fue de 1,191 billones de euros en ese mes, al excluirse el crédito de los EFC.

De este modo, se puede observar que solo la morosidad de bancos, cajas y cooperativas bajó del 3,77% de agosto al 3,70% a cierre de septiembre, lo que supone igualmente la tasa más baja desde diciembre de 2008 y confirma la tesis de las entidades de que no están notando un incremento a pesar del empeoramiento de la situación económica. En cuanto a las financieras de consumo, la ratio también mejoró, pues pasó del 6,30% al 6,29% con un volumen de dudosos de 2.747 millones, por encima de los 2.705 millones de agosto. La explicación de la caída está en que la cartera crediticia creció hasta 43.695 millones, unos 780 millones más que en agosto.

Las provisiones del total de entidades de crédito se redujeron a 32.738 millones de euros en septiembre, con un descenso de 253 millones en el mes y de 6.224 millones de euros en el año.

El propio gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, destacó esta semana que las medidas aprobadas por el Gobierno para ayudar a las familias afectadas por el incremento de los tipos de interés en sus hipotecas servirán para amortiguar un posible golpe a la morosidad hipotecaria, pero pidió esperar a ver su aplicación real para valorar su impacto en las familias y el sector financiero. “En cualquier medida política- económica es difícil mantener un equilibrio”, apuntó el gobernador, quien sostuvo que con este paquete de medidas se ha logrado “un alivio a los hogares que más puedan estar viéndose afectados por el incremento de los tipos de interés en el caso de contar con hipotecas a tipo variable”. Además, según señaló, “al mismo tiempo ese alivio es compatible con no generar una presión excesiva sobre el balance del sector bancario algo que nos distinguiría de otros países”. En la misma línea, destacó que estas medidas permiten “seguir manteniendo la cultura del pago”, algo importante para que de manera estructural se garantice que el mercado hipotecario e inmobiliario funcione adecuadamente.