Opinión

Europa duda de las reforma de las pensiones y amenaza a Sánchez con cortar los fondos europeos

Lo único que ha ofrecido es un mecanismo de equidad intergeneracional de carácter «semiautomático» que no cuadra la cuentas

Jose Luis Escrivá, en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados
Jose Luis Escrivá, en la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los DiputadosAlberto R. RoldánLa Razón

El comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni ha insistido por carta que la Comisión Europea está dispuesta a congelar los fondos al Estado español si este no se completa la reforma del sistema de pensiones. Hasta la fecha, lo único que ha ofrecido el ministro José Luis Escrivá es un mecanismo de equidad intergeneracional de carácter «semiautomático», esto es, que si las cuentas de las pensiones no cuadran en el futuro –y no cuadrarán– el Gobierno se compromete solemnemente a votar en el futuro ajustes adicionales en la Seguridad Social.

Pero Europa sabe perfectamente que esos compromisos solemnes no valen de nada, puesto que en el futuro podría no haber mayorías parlamentarias suficientes como para validarlos: si ya es arriesgado soltar hoy el dinero a cambio de un mecanismo automático que puede ser derogado en un momento futuro –que se lo digan al Índice de Revalorización de las Pensiones, un mecanismo totalmente automático que fue aprobado en 2013 para satisfacción de la Comisión Europea y que este Gobierno ha abrogado–, qué no ocurrirá con un mecanismo semiautomático que no pasa de ser una señal de buena fe –o de mala fe del tramposo que pretende timar a la Comisión–.

Al final, todo este problema arranca precisamente del pecado original de este Ejecutivo de haber descuadrado por puro electoralismo el equilibrio a largo plazo del sistema de pensiones que ya venía consagrado por la reforma de 2013: al cargársela –reindexado las pensiones al IPC– ha generado un enorme agujero en la Seguridad Social, que ahora hay que tapar de algún modo. De momento, subiendo las cotizaciones sociales y alargando el período de cálculo de las pensiones y, más adelante, con (la promesa de) nuevos recortes en las pensiones y subidas en las cotizaciones sociales.

Todo esto era algo que ya sabíamos por mucho que lo negaran nuestros políticos: basta con analizar la expectativa de ingresos y de gastos del sistema para comprobarlo. La novedad reside ahora en que si nuestros políticos se obcecan en no reformar el sistema –aunque sea un poquito– para así poder continuar engañándonos acerca de su sostenibilidad, desde Europa nos suspenderán los fondos comprometidos. Una mentira doblemente cara: sobregastos por pensiones y amenazas de perder los fondos.