Caso Caja Madrid
Casi 800 millones para gozar de la torre más alta
La concesión de créditos a Martinsa Fadesa por 1.000 millones de euros cuando el estallido de la crisis era cuestión de sólo unos días culminó el esperpento en Caja Madrid. La constructora suspende pagos en lo que ha sido la mayor quiebra en la historia empresarial española y a Miguel Blesa solamente se le ocurre poner a uno de sus hombres de confianza, Carlos Vela, como consejero delegado para evitar la ruina. Lo peor es que Blesa recoge a Vela en el grupo Caja Madrid y lo coloca al frente del holding de participadas que ¿preparaba? su salida a Bolsa: Cibeles.
El último de los delirios de grandeza del presidente de la entidad financiera hay que buscarlo, cómo no, en el terreno inmobiliario. A pesar de tener su sede en uno de los edificios más emblemáticos de la capital (una de las dos Torres Kio), Blesa quiere tener su despacho más alto. Y qué mejor que comprar a Repsol una de las cuatro torres que crecieron en los antiguos terrenos de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, la más alta, la que lleva la firma de Norman Foster. Solamente había que poner 800 millones sobre la mesa y a volar.
En lo que se refiere a los resultados de la operación basta un solo dato: sólo con las plusvalías recogidas, la petrolera que preside Antonio Brufau pudo construir su actual sede en la madrileña calle Méndez Álvaro. Todo era poco para Blesa y su Caja Madrid y nada parecía inalcanzable.
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