Economía
Cómo preparar las finanzas para vivir 100 años
Hoy, la jubilación ya no marca el final de la vida, sino el inicio de una etapa más larga y costosa. Creer que necesitaremos menos recursos es uno de los errores más comunes y requiere una planificación más cuidadosa
Los españoles vivimos cada vez más y mejor. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la esperanza de vida en España alcanza ya los 83,8 años, lo que nos sitúa entre los países más longevos del mundo, solo por detrás de Japón. Esto implica que muchas personas vivirán entre 20 y 30 años después de jubilarse y vivirán mejor. Pero, ¿estamos preparados financieramente para ello?
Hoy, una persona de 20 años tiene un 50% de probabilidades de alcanzar los 100 años, y quien tiene 60 años, más de un 50% de superar los 90. Un salto extraordinario si recordamos que cuando se creó el sistema de Seguridad Social, hace poco más de un siglo, la esperanza de vida rondaba los 40 años. Entonces solo un 25% de la población alcanzaba los 65, y quienes lo hacían vivían de media unos ocho años más. Hoy, ese 25% sobrevive hasta los 91 años.
La buena noticia es que no solo viviremos más, sino con mejor salud. La mala: el sistema de pensiones y protección social no ha evolucionado al mismo ritmo.
En la jubilación se necesitan más recursos
Uno de los errores más comunes es creer que en la jubilación se necesitan menos recursos. Sin embargo, a los 65 años muchas personas siguen en plena forma y con una vida social activa, lo que implica costes adicionales.
Además, hay gastos que antes cubría la empresa —como el seguro médico, el coche o el teléfono— que ahora pasan al jubilado. También es frecuente que en esta etapa los padres quieran ayudar económicamente a sus hijos. A todo ello se suman nuevas necesidades: reformas en el hogar, servicios de asistencia o cuidados por dependencia. La jubilación ya no es un final, sino una nueva etapa vital, más larga, más activa… y más cara.
La salud relacionada con el nivel de ingresos
Diversos estudios, como el publicado en Harvard Gazette, confirman que la salud está directamente relacionada con el nivel de ingresos: a mayor renta, mayor esperanza de vida.
¿Cómo prepararse entonces?
Paula Satrústegui, socia de Asesoramiento Patrimonial en Abante, lo resume así: «Cuanto antes empecemos a ahorrar, menor será el esfuerzo. Dejar el dinero parado no es opción: solo con la inflación está perdiendo valor». Para ella, la clave es tener una cartera equilibrada, capaz de resistir la volatilidad de los mercados, ya sea una crisis o una pandemia. «Sería triste trabajar toda la vida y no poder vivir como queremos al jubilarnos», añade.
«Sería triste trabajar toda la vida y no poder vivir como queremos al jubilarnos»
¿Están los planes de pensiones desaprovechados en España? Mientras que en Europa los fondos de pensiones y seguros representan el 28,6% del ahorro financiero de los hogares, en España esa cifra apenas alcanza el 12,1%, según un informe de Inverco. En Países Bajos e Irlanda suponen más del 45%.
España ha reducido drásticamente los límites de aportación a los planes individuales de pensiones —de 8.000 a solo 1.500 euros anuales— lo que ha tenido un impacto notable. En los últimos cuatro años, los españoles han dejado de aportar 9.800 millones de euros, y los tramos medios de renta (24.000 a 51.000 euros) han perdido más de 611 millones en ahorro fiscal, según datos de la Agencia Tributaria.
Pero a pesar de su menor atractivo, Satrústegui recuerda la ventaja fiscal que aún conservan: «Si tu tipo marginal es del 45%, al aportar 1.000 euros, Hacienda te devuelve 450. Es como si ese dinero no lo hubieras ganado». Sin embargo, advierte: «Con solo 1.500 euros al año no basta. Y como ese dinero está bloqueado hasta la jubilación (salvo excepciones), hay que diversificar también con otros productos más flexibles, como los fondos de inversión».
Fondos de inversión: alternativa sólida y líquida
Algunos podrían evitar invertir con miras a la jubilación por temor a que surjan imprevistos que requieran disponer de dinero en el corto plazo. Por eso, señala Satrústegui, es muy importante tener en cuenta las futuras necesidades de capital que puedan surgir y si el producto en el que invertimos nos permite disponer de nuestro ahorro.
En este sentido, conviene recordar que los fondos de inversión permiten recuperar el dinero cuando lo necesitemos, mientras que los planes de pensiones son ilíquidos salvo que se cumpla la contingencia de la jubilación, además de incapacidad, dependencia, fallecimiento y otros supuestos excepcionales de liquidez, como paro de larga duración, enfermedad grave y, desde 2025, liquidez a partir del décimo año.
Desde 2012, la tenencia de fondos de inversión por parte de los hogares españoles se ha cuadruplicado, siendo este incremento el mayor de todos los países de la zona euro. Frente a países como Francia en el que la participación de los hogares en fondos de inversión apenas se ha modificado, en España se ha multiplicado por 4,2.
El ahorro en fondos de inversión ha seguido creciendo en 2025, superando los 400.000 millones de euros y alcanzando el 16,1% del total del ahorro financiero familiar, según Inverco. ¿La razón? Rentabilidades medias del 7,6% en 2023 y del 6,9% en 2024, junto con una alta diversificación y eficiencia fiscal. «Con 1.000 euros puedes acceder a muchas acciones o bonos. Además, los fondos no tributan hasta que se venden, lo que los hace más eficientes que otros productos como las acciones con dividendos», explica Satrústegui.
Por el lado fiscal, una de las cosas que comparten ambos productos fondos de inversión y planes de pensiones, recuerda esta experta, es que permiten cambiar la política de inversión, traspasando de un plan a otro o de un fondo a otro, sin tener que pagar impuestos. Es decir, únicamente se tributa al hacer el reembolso o cuando se rescata el plan, lo que permite diferir el impuesto y cambiar de estrategia financiera sin tener que rendir cuentas con Hacienda en ese momento.
¿Cómo tributan los fondos de inversión?
En el caso de los fondos de inversión, la ganancia o pérdida patrimonial tributa en el IRPF en la base del ahorro, la llamada parte barata del impuesto –entre el 19 y el 30%–, en función de la cuantía: hasta 6.000 euros al 19%; entre 6.000 y 50.000 euros, al 21%; entre 50.000 y 200.000 euros, al 23% y entre 200.000 y 300.000 euros al 27% y a partir de 300.000 euros, 30%. (Las pérdidas pueden se recompensadas en la declaración de la renta, sin límite, con otras ganancias patrimoniales y, con un límite, con los rendimientos del capital mobiliario.)
¿Cómo tributan los planes de pensiones?
Respecto a los planes de pensiones, hay que tributar por la cuantía que se retire en la base general, como si fueran rentas del trabajo –entre el 19 y el 47%–. Así, conviene tener en cuenta que, cuando se rescata un plan de pensiones, el tipo impositivo suele ser menor –ya que al estar jubilados la renta suele ser inferior–, por lo que se pagan menos impuestos.
Además, y respecto a la fiscalidad de los planes de pensiones, es muy importante no olvidarse de las deducciones, recuerda la experta. Cada año se puede aportar un máximo de 1.500 euros a un plan de pensiones individual, y Hacienda devolverá el marginal sobre lo aportado –también hay un límite fiscal, que es lo máximo sobre lo que nos vamos a poder deducir, que es la menor de 1.500 euros o el 30% de los rendimientos netos del trabajo y actividades económicas–. Y aquí, cuanto mayor sea el tipo impositivo, mayor será la deducción.
Por ejemplo, teniendo en cuenta la escala estatal, si el año pasado aportamos el máximo, 1.500 euros, y tenemos un tipo marginal del 19%, recibiríamos una devolución de Hacienda de 285 euros; si tuviéramos un tipo del 47%, a la misma aportación, la devolución sería de 705 euros, recuerda Satrústegui. «Por tanto, el atractivo de los planes de pensiones es, por un lado, el diferimiento fiscal -hoy me ahorro unos impuestos que pago cuando me jubile-, unido a que, normalmente, nuestro tipo impositivo en la jubilación es mayor al que tenemos en la aportación».
¿Cómo rescatar el plan de pensiones?
Por otro lado, a la hora de rescatar el plan de pensiones conviene hacer un ejercicio de planificación financiera y fiscal para evaluar qué estrategia es la más conveniente en cada caso: en forma de capital –todo de golpe–, de renta –con rentas periódicas– o en forma mixta.
Si se tienen aportaciones anteriores al 31 de diciembre de 2006 se puede aplicar una reducción del 40% siempre que se realice el rescate en forma de capital, aunque, eso sí, hay unos límites temporales para poder aplicarse esta deducción. ¿Cuáles son los plazos para rescatar el plan de pensiones con la reducción del 40%? Los que se jubilaron a partir de 2015 tienen el año de jubilación en curso y los dos posteriores para poder aplicarse la deducción. Por esto, 2025 es el último año para que los que se jubilaron en 2023.
Los jóvenes, los más perjudicados
España destaca por tener poca cultura financiera. Se debería empezar a educar desde el colegio o incluso antes. «Cuando comenzamos a trabajar con 22 años, ya tenemos nuestra forma de pensar formada. Y muchos seguimos el modelo de nuestros padres o abuelos, que vivieron en otra época y otro modo», señala Satrústegui.
Un reciente informe de la Fundación BBVA e Ivie advierte que los jóvenes de hoy tendrán que jubilarse a los 71 años, y con pensiones más bajas. Incluso quienes coticen durante 35 años deberán retrasar su jubilación hasta los 68 años. Y tendrán que soportar mayores cotizaciones debido al mecanismo de equidad intergeneracional, sin una mejora equivalente en la pensión. Esto hace aún más urgente comenzar a ahorrar cuanto antes.
Satrústegui pone dos ejemplos simples: Ahorrando 100 euros al mes desde los 30 años, podríamos obtener una renta mensual de 202 euros entre los 67 y 90 años (asumiendo una rentabilidad de inflación +1%). Mientras que si ahorramos 500 euros mensuales desde los 30, la renta alcanzaría 1.011 euros al mes en ese mismo periodo.
La longevidad también se financia
«No dejemos el dinero en el colchón. Si invertimos 100.000 euros al 5% anual, en 25 años tendremos más de 209.000 euros. En términos actuales, unos 130.000 euros de poder adquisitivo. Mucho más que si simplemente guardamos el dinero sin invertirlo. Una solución muy útil es tener dos carteras: una a corto plazo, muy conservadora, que nos permite cubrir nuestras necesidades inmediatas. Otra a largo plazo, con más riesgo, pensada para aumentar y mantener el patrimonio. De este modo, ante eventos de mercado impredecibles, podemos mantener nuestro nivel de vida sin comprometer el total de nuestra inversión», aconseja Satrústegui.
Como expone el libro La vida de 100 años, hemos pasado de tener una vida de tres etapas (estudios, trabajo y jubilación) a una vida más flexible, con múltiples fases: estudiar, trabajar por cuenta ajena, emprender, hacer voluntariado, cuidar a familiares o incluso parar para redirigirnos. Todo ello exige más planificación y adaptación. Y aunque muchas personas desearían jubilarse antes de los 65, la realidad es que la Seguridad Social penaliza estas decisiones e incentiva prolongar la vida laboral.
La jubilación activa, que permite compaginar pensión y trabajo, será cada vez más relevante. Sin embargo, en España menos del 5% de los jubilados lo hace, frente al 13% de Europa. «Este modelo ayuda a reducir la necesidad de recurrir a los ahorros desde el primer día y permite acceder a pensiones más elevadas. Pero, como decíamos, es necesario un cambio de mentalidad. No se trata solo de ahorrar, sino de invertir mejor», comenta Satrústegui. Porque vivir 100 años será cada vez más común, pero para vivirlos con calidad y seguridad, es imprescindible planificar, diversificar y empezar cuanto antes. Y eso exige entender que la longevidad también se financia.