Dificultades

Los contratos públicos con fondos europeos desiertos alcanzan ya el 12% este año

Obras y suministros son los sectores que acumulan más proyectos sin empresa ejecutora

Construcción de nuevas viviendas
Edificio a medio construirEuropa Press

El reparto de los fondos europeos no termina de ajustar bien sus engranajes y aunque el Gobierno presenta una situación idílica sobre su distribución, la realidad es que la ralentización de la economía y la presión inflacionaria están haciendo mella entre las empresas, que están optando por paralizar algunos de sus proyectos de inversión, máxime cuando las exigencias burocráticas para acceder a estos fondos complican y retrasan su llegada a la economía real. Así, los fondos Next Generation siguen elevando la cifra de contratos desiertos durante el primer trimestre de 2023, un situación que se agrava año a año desde su puesta en marcha en 2021.Ahora mismo, el 11,7% del total de estos contratos con financiación europea terminaron sin destinatario, por un valor de 66,5 millones de euros –el 12% en el caso de los contratos generales no adscritos a estos fondos–, una cifra superior al 10% del anterior trimestre y casi un 4% más que en el total de 2021 y 2022, según datos oficiales recabados por la consultora de contratación pública Gobierto.

Hasta ahora, el sector que acumula más contratos desiertos es el de obras, con un 14%, pero desde hace unos meses –y se ha acentuado en los tres primeros meses de este año– el de suministros acumula más adjudicaciones sin licitar y se ha situado justo por detrás, con un 13%. Por ello, desde que se inició el proceso de acceso a esta financiación los contratos de suministros se han dejado en el camino 300 millones, de los cuales en torno a 50 millones corresponden a este año, 60 en el caso de las obras.

Para Sergio Jiménez, responsable de Gobierto Contratación, el primer trimestre del año siempre resulta «un poco raro» en términos de contratación porque suelen aparecer adjudicaciones de contratos licitados en el último trimestre del año anterior –algunos de ellos de cuantía importante–, «contratos que se tramitan más o menos rápido y algunos que estaban ya previstos». Por tanto, buena parte de este incremento de licitaciones desiertas «corresponde más a la coyuntura del último trimestre de 2022 que al principio de 2023 y al tipo de contratos que se hayan publicado». También a la inflación, al menor crecimiento de la economía y, en un modo más estructural, al exceso de burocracia, aunque, en este sentido Jiménez no cree que la burocracia haya subido demasiado en los últimos años «y si lo ha hecho el número de desiertos. Otra cosa es que pensemos en que exista un volumen estructural de desiertos por la burocracia, lo que podría ser, pero no creo que sea muy importante en el cómputo total». Los mayores importes de adjudicaciones desiertas se han producido en empresas o entidades de carácter público, como Tragsa, líder en este apartado.

Aunque hacer una previsión resulta muy complicado, Jiménez señala que las cifras de 2023 «son sensiblemente más altas que cualquier otro año desde 2019 a estas alturas, algo a tener en cuenta».