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Economía y bolsillo

Eduardo Bolinches, economista, alerta a toda España: "Estamos muertos de papel, nos inunda la burocracia"

La confianza del capital extranjero en España se desploma con una caída de la inversión superior al 60%. Una tormenta perfecta, que combina la inestabilidad mundial con los problemas internos, explica este frenazo sin precedentes

La economía española pierde velocidad: creció un 0,6% en el segundo trimestre, el menor ritmo desde 2014 La economía española pierde velocidad: creció un 0,6% en el segundo trimestre, el menor ritmo desde 2014

La enquistada situación política, dos años consecutivos sin Presupuestos Generales del Estado y una persistente percepción de la corrupción han creado un cóctel de incertidumbre interna que está pasando una factura muy elevada a la economía española. La confianza, ese pilar invisible sobre el que se sustenta la inversión, se resquebraja ante una parálisis que desincentiva la llegada de capital foráneo, cada vez más reacio a apostar por un país donde el marco regulatorio parece poco predecible.

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Además, a este escenario se suman decisiones fiscales que no han contribuido precisamente a calmar las aguas. La decisión de perpetuar impuestos extraordinarios a la banca y a las empresas energéticas, concebidos en su día como temporales, ha generado una profunda desconfianza en el inversor multinacional, que interpreta estos movimientos como una señal de inestabilidad y falta de rigor a largo plazo.

De hecho, las consecuencias de esta pérdida de atractivo ya son visibles en sectores estratégicos. En la industria de la automoción, por ejemplo, varias compañías han comenzado a trasladar parte de su producción a Marruecos, un país vecino que actualmente ofrece un entorno fiscal y normativo más competitivo. Se trata de una fuga de tejido industrial que evidencia una peligrosa pérdida de competitividad que amenaza directamente al empleo.

Un desplome que tiene causas internas

En este contexto, las cifras no hacen más que confirmar las peores sospechas. Durante la primera mitad de 2025, la inversión extranjera se ha hundido un estrepitoso 60,4 % en comparación con el mismo periodo del año anterior. Si bien es cierto que la inestabilidad global, marcada por diversos conflictos bélicos, no ayuda, los analistas coinciden en que el principal lastre se encuentra dentro de nuestras propias fronteras.

Por su parte, el economista Eduardo Bolinches pone el foco en la maraña administrativa que ahoga muchas iniciativas empresariales. Señala directamente a tres grandes escollos: una burocracia excesiva, una regulación asfixiante y una fiscalidad compleja. El propio experto lo resume en El programa de Ana Rosa con una crudeza elocuente: «Estamos muertos de papel, nos inunda la burocracia».

En definitiva, lo que el gran capital busca por encima de todo es seguridad jurídica y un marco estable, dos condiciones que España parece no estar garantizando con la solidez de otros socios europeos. Ante esta situación, no es de extrañar que los grandes flujos de dinero buscan refugio en otros mercados percibidos como más fiables y, en última instancia, más rentables.