Finanzas
El crédito se despereza
Hace ahora aproximadamente un año, la economía española salía de la recesión. Por primera vez en muchos trimestres, el Producto Interior Bruto volvía a crecer. Modestamente, un 0,1%, pero lo suficiente para iniciar un cambio de ciclo. Los máximos responsables del sector financiero dijeron entonces que habría que esperar como mínimo medio año más para que el cambio de tendencia se empezase a trasladar a las familias en forma de créditos. Una cosa y otra caminan de la mano, pero a una cierta distancia.
Doce meses son un tiempo lo suficientemente amplio como para que hayan pasado muchas cosas. Se ha consolidado la recuperación en España y se han puesto al descubierto los secretos mejor guardados de la banca mediante la realización de unos nuevos test de estrés, que han ido esta vez acompañados de una profunda revisión de la calidad de los activos de la banca europea. La EBA (Autoridad Bancaria Europea por sus siglas en inglés) y el BCE de Mario Draghi conocen ya todo sobre las entidades financieras del Viejo Continente. Incluso se ha celebrado la primera subasta condicionada de dinero a cuatro años, que tiene una única condición: que se preste a las pequeñas y medianas empresas con el fin de dinamizar la economía europea, que camina con paso demasiado lento.
A falta de conocer las cifras de los nueve primeros meses del año de Banco Santander, todas las entidades coinciden en que el dinero ha empezado a fluir por la economía española, especialmente en el segundo y tercer trimestre. «Ha sido un trimestre de expansión y dinamización de la actividad comercial», reconocía el otro día el consejero delegado de Bankia, José Sevilla. Jaime Guardiola, su homólogo en Banco Sabadell, iba más allá: «En crédito nuevo estamos creciendo en todos los renglones en el tercer trimestre. En circulante para empresas, en hipotecario, en consumo. Y a ritmos muy altos. Otra cosa es que no puedan impedir que el “stock” de crédito siga bajando».
Y es que la normalización de la actividad bancaria después de siete años de ajuste y con una profunda transformación del sector tardará aún en asentarse. Entre otras razones porque la economía española, la pública y la privada, tiene que seguir reduciendo su endeudamiento. Y para ello no hay otra forma que amortizar más créditos de los que se conceden.
El hecho de que el «stock» de créditos siga reduciéndose no quiere decir que los bancos y las pocas cajas de ahorros que quedan no estén concediendo créditos. Otra cosa es que el ritmo no se parece en nada a la locura del «boom». Para entenderlo basta con decir que los créditos concedidos a las familias ascienden, según el Banco de España, a 761.838 millones y que el ritmo de descenso interanual es del 4,5%. En el caso de las empresas, la financiación supera los 1,025 billones, pero llegó a estar rondando los 1,3 billones en 2008. El proceso de desapalancamiento no ha finalizado aún.
Los datos de formalización de nuevas operaciones de crédito no dejan lugar a dudas. El crédito destinado a consumo, el hipotecario para familias y el de menos de un millón de euros para empresas están mostrando una fortaleza desconocida en los últimos seis meses. Según datos del Banco de España, el sistema financiero ha concedido entre los meses de enero y agosto un total de 10.431 millones de euros en nuevos créditos al consumo (automóviles, televisores de alta gama, motocicletas), un 15,8% más que en el mismo periodo del año anterior (8.930 millones), a pesar de que en agosto se produjera una inflexión.
Algo semejante ha sucedido con el crédito hipotecario para particulares. En los ocho primeros meses del año se han concedido en nuevos préstamos 17.034 millones, un 17,68% más que hace un año (14.474 millones). Este incremento está muy vinculado a la venta de inmuebles adjudicados a la banca por impago de sus compradores en los años de la crisis.
El tercer sector que más dinamismo muestra es el empresarial, aunque es necesario distinguir entre operaciones de menos de un millón de euros y las que superan esta cifra. En el primero de los casos, la comparación es favorable los ocho primeros meses de este año, en los que la banca ha concedido créditos por importe de 93.026 millones de euros. Son 5.742 millones más que en el mismo periodo de 2013, lo que equivale a hablar de un aumento del 6,58%. En su mayoría son créditos para pequeñas y medianas empresas que están aprovechando la mejoría de la situación para situarse en un mercado en expansión. Cuando la comparación se hace sobre cifras superiores al millón de euros se aprecia que sigue siendo la asignatura pendiente. Hasta que la recuperación se consolide, la prudencia marca el ritmo de concesión de crédito.
Los datos del Banco de España, los últimos publicados por la institución monetaria, han sido confirmados estos días por los máximos responsables de las entidades en la tradicional rueda de resultados trimestrales. BBVA, la segunda entidad del país por tamaño, dice que «la mayor demanda de financiación procede, fundamentalmente, de pymes, empresas y de préstamos al consumo». En este tercer caso, el «stock» de la cartera crece un 25% en los últimos tres meses.
Caixabank, la mayor entidad por operaciones en España, ha destacado en la presentación de los resultados de los nueve primeros meses que el número de operaciones en el presente ejercicio ha aumentado un 14%, hasta alcanzar los 51.600 millones. La muestra de que algo va mejor en la banca es que el margen de intereses está creciendo a un ritmo muy fuerte en la mayoría de entidades: 4,7% en Caixabank, 15,2% en Bankia, 25,3% en Banco Sabadell. Y el margen de intereses recoge la diferencia entre el precio que se cobra por el dinero que se presta y lo que se paga por los depósitos de clientes. Como muestra, un botón. En el tercer trimestre el rendimiento del crédito en Banco Sabadell era del 3,39% mientras que el coste de los recursos de los clientes (en línea descendente) se situaba en el 1,1%.
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