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El Gobierno garantiza una escalada de crecimiento y empleo hasta 2017

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saéz de Santamaría, acompañada por los ministros de Economía, Luis de Guindos, y de Hacienda, Cristóbal Montoro, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saéz de Santamaría, acompañada por los ministros de Economía, Luis de Guindos, y de Hacienda, Cristóbal Montoro, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministroslarazon

La bola ha girado y la imagen oscura con la que el Gobierno hizo el retrato de nuestra economía hace un año se ha invertido por completo. Ayer, los mismos protagonistas de aquella deprimente comparecencia, en vísperas de que el Ejecutivo negociara una flexibilización del objetivo de déficit con Bruselas, ocuparon los mismos asientos en la sala de prensa del Palacio de la Moncloa pero con otro rostro y otro discurso.

La bola ha girado y la imagen oscura con la que el Gobierno hizo el retrato de nuestra economía hace un año se ha invertido por completo. Ayer, los mismos protagonistas de aquella deprimente comparecencia, en vísperas de que el Ejecutivo negociara una flexibilización del objetivo de déficit con Bruselas, ocuparon los mismos asientos en la sala de prensa del Palacio de la Moncloa pero con otro rostro y otro discurso, el del pleno optimismo ante un camino despejado para nuestra economía hasta el año 2017. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, y los máximos responsables de economía, Luis de Guindos y Cristóbal Montoro, asumieron el compromiso de que el futuro vendrá envuelto en una escalada de crecimiento, empleo y competitividad, sin más recortes y sin nuevas subidas de impuestos, salvo aquellas que por ley, y no como recomendación, vengan de Bruselas. Este horizonte sin nubarrones es hoy posible, según explicó la vicepresidenta, porque España «ha cumplido». El programa de reformas se sostiene en la bajada de impuestos, en nuevas medidas para mejorar las condiciones de acceso al crédito, en la competitividad y en actuaciones frente al problema del desempleo y corregir las consecuencias sociales de la crisis.

Aunque la música y la letra de ayer no tienen nada que ver con la que entonaron hace un año, la vicepresidenta y los ministros de Economía y Competitividad y de Hacienda abundaron en el mensaje de que no sólo no están vendiendo triunfalismo, sino que sus previsiones son «prudentes», «responsables» y hasta «conservadoras» –en alusión a los tipos de interés, precio del petróleo, cambio del euro–, lo que deja en el aire la posibilidad de que haya nuevas revisiones al alza en los próximos trimestres. La economía crecerá un 1,2 por ciento este año; un 1,8 por ciento, el próximo; un 2,3 por ciento en 2016; y un 3 por ciento en 2017. Esto irá acompañado de un proceso progresivo de creación de empleo, que se incrementará en un 0,6 por ciento este año y un 1,2 por ciento el próximo. En total, 600.000 puestos de trabajo en dos ejercicios, entre 2015 y 2016. Y una caída total del desempleo de 800.000, teniendo en cuenta la evolución de la población activa. Tomando como referencia el conjunto de la Legislatura, Guindos sostuvo que el número de parados a su cierre será inferior en 100.000 personas con respecto a las cifras que había a finales de 2011.

En un contexto que nos favorece porque la economía mundial y la europea tiran hacia arriba, el Gobierno considera que en el caso español se está produciendo un cambio «cualitativo» que se expresa en el hecho de que por primera vez desde 1997 hay aportaciones positivas del sector exterior y de la demanda doméstica, lo que confirma el comportamiento más equilibrado de la economía española. «Esto nos garantiza un crecimiento más sostenible y que seamos mucho menos vulnerables», destacó el ministro de Economía y Competitividad. El presente ejercicio es el que, a juicio del Ejecutivo, marca el antes y el después, y el que permitirá poner en marcha una rebaja impositiva que, según anunció Montoro, sumando la rebaja del IRPF y del Impuesto de Sociedades devolverá 7.600 millones a los contribuyentes. Para conocer el contenido, quiénes son los principales beneficiarios, y cómo se compensa, habrá que esperar hasta junio. Aunque Montoro sí solemnizó ayer de nuevo la promesa de que no habrá subida de impuestos, con la precisión de que cualquier incremento será por mandato de la normativa comunitaria, no por una recomendación, como ocurre con la subida del IVA, que entra en este último supuesto. Bruselas ya prepara, de hecho, cambios como, por ejemplo, el Impuesto de Transacciones Financieras, y también en materia de medio ambiente. La reforma fiscal entrará en vigor en 2015, año plenamente electoral con la coincidencia de autonómicas, municipales y generales, aunque su aplicación será progresiva.

El Gobierno se cuidó de ligar el discurso de la bajada de impuestos con su compromiso con seguir reduciendo el déficit público. Ahí están los recelos de las autoridades comunitarias, a los que desde Madrid contestan reduciendo la previsión de déficit público de este año al 5,5 por ciento del PIB frente al 5,8 por ciento que barajaban, y ratificando los objetivos del 4,2 por ciento para 2015 y del 2,8 por ciento para 2016. Esta actualización del Programa de Estabilidad y el Plan Nacional de Reformas serán enviados por el Gobierno a Bruselas para recibir aprobación. Coincide en el tiempo con el arranque de la campaña de las elecciones europeas. De aquí a finales de mayo, fecha de la votación, el Gobierno confía en que sigan consolidándose los buenos datos que afiancen en la ciudadanía la idea de que la recuperación económica es «un hecho tangible».