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El IBEX 35: del sueño de los 11.000 a salvar los 9.000

La fortaleza de la economía y la bolsa estadounidense está provocando que

El IBEX 35: del sueño de los 11.000 a salvar los 9.000
El IBEX 35: del sueño de los 11.000 a salvar los 9.000larazon

Los vaivenes de Pedro Sánchez, las crisis turca y argentina, la guerra comercial. La Bolsa española está recibiendo en este 2018 un golpe tras otro. De este modo, el selectivo cerrará 2018 muy lejos de las mejores previsiones.

En el Ibex 35 están deseando comer otra vez las uvas y comenzar un año nuevo para dejar atrás este 2018. Decir que no ha sido bueno sería casi un eufemismo porque, la verdad, ha sido malo. En la última sesión de 2017, se situaba en los 10.043,90 puntos, y el buen rumbo de la economía española llevó a numerosos analistas, como los de Deutsche Bank, a estimar que en el presente calendario la Bolsa de nuestro país superaría la barrera de los 11.000 puntos. Sin embargo, se equivocaron. La incertidumbre con el cambio de Gobierno y la ralentización del crecimiento han dibujado una realidad totalmente distinta y, ahora mismo, el objetivo inmediato del Ibex 35 es cerrar el año sin caer de los 9.000 puntos.

Y eso que en enero la dirección que se marcaba el selectivo era hacia los 11.000 puntos. Incluso el día 23 alcanzó una cotización de 10.609,50, que finalmente será el máximo anual. El repunte fue solo un espejismo provocado, sobre todo, por el increíble descenso que la prima de riesgo experimentó durante el citado mes, pasando de los 114 puntos (respecto al mismo indicador alemán) a los 74. El Ibex, además, imitaba la tendencia alcista del Dow Jones, empujado por la decisión de la Reserva Federal de subir los tipos de interés al 1,25% desde el 14 de diciembre de 2017. También tuvo algo que ver la fusión de Banco Mare Nostrum con Bankia, oficializada el 8 de enero, fecha a partir de la que la entidad madrileña se llegó a revalorizar casi un 7%. Hasta que en la primera quincena de febrero todas las ilusiones se vinieron abajo.

El Dow Jones comenzó a caer en picado, contagiando a los parqués europeos y, de nuevo, la Reserva Federal fue la culpable. La batuta de la institución encargada de la política monetaria de Estados Unidos iba a cambiar de dueño. Janet Yellen dejaba el puesto. Ella, calificada en Wall Street como una «paloma» (es decir, partidaria del aumento de tipos pero sin contundencia), fue elegida por Barack Obama. Así, con Donald Trump de presidente y mostrándose crítico a la subida pausada de tipos, todo el mundo esperaba que Yellen fuese sustituida por un «halcón», alguien que agudizará la actividad de la Reserva Federal.

Pero no fue así. Resultó escogido Jerome Powell, de un perfil moderado, aunque no pudo evitar que, tras ser nombrado por el magnate, las bolsas reaccionaran tan mal ante el miedo de un alza de tipos agresiva que Wall Street sufriese la mayor caída de su historia. Para contener este panorama, en cuanto tuvo la oportunidad Powell salió a la palestra para asegurar que continuaría con la política de Yellen y, de este modo, tranquilizar a los mercados.

Guerra comercial

Después de unos primeros días de febrero convulsos, los parqués recuperarían la calma, y el Ibex 35 se estabilizaría entre los 9.800 y los 9.900 puntos. Pero la tranquilidad duró muy poco. Otra vez la tormenta arreció desde EE UU, donde el presidente anunció que emprendía una guerra comercial con Europa y con China, a través de la imposición de aranceles a la importación de acero y de aluminio. Y en ese contexto transcurrió todo el mes, entre amenazas, correcciones y tensiones por parte de las economías más grandes del planeta. La consecuencia para el Ibex 35 fue que incluso cayó por debajo de los 9.400 puntos.

El selectivo veía cada vez más lejos el sueño de los 11.000 puntos, y solo desde abril hasta la mitad de mayo se observaron signos de que lograría reponerse y recuperar dicha ilusión. En ese periodo no hubo sobresaltos que dinamitaran el optimismo generado por el crecimiento, y la primade riesgo se colocó en el entorno de los 70 puntos, es decir, a niveles de comienzos de 2010. La Bolsa española recibió un empujón por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) que, tras estudiar la progresión del conjunto de la economía de nuestro país en el primer trimestre del año, decidió aumentar en cuatro décimas el aumento del Producto Interior Bruto (PIB) para 2018 hasta el 2,8%. De este modo, el Ibex 35 volvió a acercarse a los 10.300 puntos.

Quizá la presidenta de la institución, Christine Lagarde, a día de hoy y tras conocer todo lo que se venía encima, se arrepienta de haber lanzado esa previsión. El 8 de mayo, Trump anunció que EE UU abandonaba el pacto nuclear que en 2015 se firmó para controlar el desarrollo de una posbile bomba atómica en Irán. Con la ruptura del acuerdo, las tensiones con una de las economías más avanzadas de Oriente Próximo se recrudecieron. Aunque la consecuencia más notoria para las empresas del Ibex 35 fue el repunte del precio del petróleo. El barril de Brent ascendió hasta los 79,44 dólares, lastrando la cotización de las empresas que más dependen del crudo, como IAG o Repsol.

Crisis argentina

Por otra parte, la divisa argentina, el peso, se iba depreciando frente al alza del valor del dólar. Con una crisis a la vuelta de la esquina en el país albiceleste, las cotizadas del Ibex con interés allí, como BBVA, Santander, Telefónica o Dia, notaron los efectos directamente. De hecho, según Mario Santos, profesor de Bolsa y Mercados Financieros del Centro de Estudios Financierios, «la subida de la divisa estadounidense ha perjudicado mucho a los mercados emergentes y esto ha golpeado de lleno a los grandes valores del selectivo español».

Por si fuera poco, en Italia se acercaban a una formación de Gobierno casi dos meses después de la celebración de las elecciones generales, y la inclusión en el Ejecutivo del partido de ultraderecha Liga Norte no fue bien recibida en los parqués por su posición antieuropeista. «Desde luego, este año la peor noticia para nuestra Bolsa sin duda ha sido el enfrentamiento entre Italia y la Unión Europea, lo último que necesitamos es que se extienda la incertidumbre sobre los países periféricos de la UE», explica Santos.

Aunque la crisis política en nuestro país era lo que más preocupaba al selectivo y a los inversores, tanto que el 29 de mayo la prima de riesgo llegó a alcanzar los 142 puntos. La suma de condicionantes provocó que el parqué español cerrase mayo por debajo de los 9.500 puntos.

Precisamente, el 31 de mayo se inició el proceso de moción de censura contra Mariano Rajoy. El socialista Pedro Sánchez estaba dispuesto a hacerse con el mando del país, lo cual se ratificó el 2 de junio. El Ibex 35 estrenó al nuevo presidente con buenos resultados, ascendiendo a los 9.957 puntos, pero ese recibimiento duró poco más de 10 días, lo que Sánchez tardó en rodearse de ministros, que comenzaran a dimitir y a rectificarse unos a otros respecto a las propuestas que lanzaban. Así, la Bolsa cerró junio con 9.622 puntos. «Sin duda que a los inversores no les gusta incertidumbre regulatoria y, desde luego, desde la llegada de Pedro Sánchez, la información al respecto entiendo que ha sido muy caótica. Realmente, tras cientos de anuncios, no sabemos si habrá elecciones, Presupuestos Generales o cambios en los mismos, o qué impuestos se van a modificar», sostiene Mario Santos.

El mes de julio, sin embargo, concedió un respiro al selectivo, que al final de la última sesión del mes registró un leve crecimiento hasta los 9.870 puntos. Pero ese mismo día, España recibiría malas noticias por parte del FMI. La misma institución que tres meses antes había elevado cuatro décimas la previsión del PIB de nuestro país para 2018, el 31 de julio publicó que la rebajaba una décima, hasta el 2,7%, asegurando que habíamos entrado en un proceso de ralentización del crecimiento.

Ralentización

Entonces, todas las miradas se dirigieron hacia la gestión económica del nuevo Gobierno, que no fue capaz de reaccionar en agosto, cuando el paro aumentó en más de 47.000 personas, lo que suponía la mayor subida de desempleo en un mes de agosto desde el año 2011, con la crisis haciendo agonizar el mercado laboral. La incertidumbre se palpó también en la prima de riesgo, que desde el primer día del mes estrella del periodo estival no ha bajado de los 100 puntos.

Aparte de los propios acontecimientos que ocurren dentro de nuestras fronteras, el efecto mariposa de la economía provocó que la crisis de Turquía tuviese duras consecuencias para el Ibex 35. Sobre todo para el BBVA, que tiene el 17% de sus activos en dicho país, y sufrió un desplome en Bolsa paralelo a la caída del valor de la lira turca. La divisa, que en 2017 experimentó un descenso progresivo, continuó ese camino en 2018 hasta que entre el 4 y el 13 de agosto cayó en picado. Solo la subida de los tipos de interés hasta el 24% la ha logrado salvar y, por tanto, que el BBVA reaccionase tras la debacle.

Petróleo

La única nota positiva que se podría extraer de agosto parecía ser la estabilización del precio del petróleo durante la primera quincena. Pero en la segunda, el barril de Brent volvió a tomar una dirección ascendente e imparable hasta que el 3 de octubre se situó en 85,92 dólares. Entre medias, un septiembre aciago en el que el Ibex se topó con su mínimo anual, el día 7, con 9.171 puntos.

Sin embargo, el selectivo remontó rápidamente, aunque no logró consolidar los resultados y el pasado jueves, a las 9:05 de la mañana, el Ibex llegó a caer por debajo de los 9.000 puntos, contagiándose del mal día de Wall Street, del que Trump culpó a la Reserva Federal asegurando que «se ha vuelto loca» por su exceso de intervencionismo. El selectivo español se ha contagiado de su mal rumbo, pero no de la escalada que emprendió desde julio. El Dow Jones parece protegido ante los acontecimientos internacionales y, a pesar de las pésimas jornadas, está logrando remontar y seguir al alza. Esto provoca que los inversores retiren el dinero de Europa, donde «hay muchos frentes de incertidumbres abiertos», y crucen el charco porque «la economía y el mercado de valores norteamericanos están bastante fuertes», admite el profesor del Máster en Bolsa y Mercados Financieros del Instituto de Estudios Bursátiles, Javier Niederleytner.

Previsiones

Los expertos de Bankinter, en su último informe publicado, sostienen que no hay que temer, pues de aquí a final de año «las bolsas rebotarán modestamente». Mario Santos apunta a la misma dirección: «Atendiendo al análisis grafico del Ibex, considero que hay más posibilidades de ver un rebote en la parte final del año, pero determinar cómo puede terminar este año la Bolsa es un ejercicio de bola de cristal», asegura. Y, de este modo, añade que «sin duda podríamos acabar por debajo de los 9.000 puntos».

Hacer previsiones fiables es muy complicado con un contexto internacional tan agitado, y en los próximos dos meses y medio todavía queda mucho por ocurrir. En Argentina continúan en crisis y no se encuentra una salida, en Turquía la inflación preocupa a nivel mundial, en Italia se desalinean de la unión bancaria y monetaria europea, y la presencia de Donald Trump obliga a no quitarle ojo a Wall Street. Y no solo eso, en España, «hay voces que avisan de lo negativo de una subida de impuestos», afirma Niederleytner.

Brasil

Además, queda por resolver el nuevo Gobierno de Brasil, que según lo visto en la primera vuelta de las elecciones, será presidido por el ultraderechista Jair Bolsonaro. A no ser que Haddad sorprenda en la segunda ronda, algo improbable. Y en la inmensidad del país iberoamericano, una de esas economías calificadas de «emergente», un amplio grupo de las cotizadas del Ibex tienen intereses: Santander, Telefónica, Iberdrola, Repsol, ACS, Endesa, Meliá, Inditex... En el parqué no se pueden dormir en los laureles hasta que suene la última campana del año el 31 de diciembre a las 2 de la tarde.

Los bancos, en el ojo del huracán

Las cotizadas del Ibex que más han sufrido en 2018 han sido las compañías de consumo, como Dia (que ha sido el peor valor este año), y, sobre todo, los bancos. Se han llevado un duro varapalo en Bolsa de la mano de las crisis en los países donde tienen sus acciones. Así, aunque ninguno se salva de la quema, BBVA y Santander han sido los grandes perjudicados. Otras, como Bankinter, comenzaron el año con una fuerte escalada que, finalmente, no se estabilizón. No obstante, la entidad ha conseguido mantener un nivel superior al que tenía al cierre de 2017. A Bankia, por otra parte, le dio un empujón inicial su fusión con BMN, pero ha ido sumando un descenso tras otro entre ciertas dudas por cuándo se completará su privatización (para lo cual el cambio de Gobierno fue trascendental). Caixabank, sin embargo, ha conseguido remontar las fuertes caídas que ha experimentado y Sabadell ha demostrado cierto equilibrio, pero con una leve bajada constante. En el otro lado de la moneda esta Amadeus, la mejor cotizada de 2018.

Europa no es Estados Unidos

En los últimos 365 días, ninguna de las bolsas de las grandes economías europeas ha logrado crecer. Solo el FTSE 100 de Reino Unido y el Cac 40 francés han conseguido aguantar el tipo y registrar un leve descenso. Por otra parte, el Ibex español ha registrado, desde octubre del pasado año, una caída de 1.000 puntos, similar a la del Dax alemán. De esta manera, los selectivos europeos miran con envidia hacia el otro lado del Atlántico, donde el Dow Jones estadounidense registró el pasado 21 de septiembre su máximo del último año. Desde comienzos de julio, la escalada del índice norteamericano ha sido de casi 3.000 puntos. Sin embargo, hay miedo a un cambio de rumbo: «Mi sensación es que el mercado está más obsesionado con el fin de la tendencia alcista en EE UU», afirma Mario Santos.