Movilizaciones

Guía para no perderse en el conflicto de los agricultores: ¿por qué los precios suben tanto del campo a la mesa?

La cadena agroalimentaria está compuesta por diversos eslabones que van encareciendo el coste de los productos hasta su llegada a las tiendas

Agricultores cortan la carretera en Campanario. EUROPA PRESS 16/02/2024
Agricultores en una protestaEUROPA PRESSEuropa Press

En las últimas semanas, los agricultores han tomado las carreteras y ciudades españolas para protestar por la situación del sector prolongado la oleada de movilizaciones del campo que ha recorrido otros países como Alemania, Francia o Bélgica. Las quejas del sector son varias: desde la competencia desleal que, a su juicio, ejercen agricultores de fuera de la Unión Europea que producen más barato al estar sometido a controles menos estrictos; al no funcionamiento de la Ley de la Cadena Alimentaria que debería garantizarles no trabajar a pérdidas. Sobre el conflicto sobrevuela también el incremento de precios desde que el producto sale del campo hasta que llega a la mesa, lo que ha llevado por ejemplo a la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a reiterar sus acusaciones de que las compañías de distribución explotan a los agricultores y se forran con los márgenes.

Desde el sector del gran consumo, sin embargo, niegan tal acusación y aseguran que la cadena agroalimentaria tiene muchos eslabones que van encareciendo los precios y que no son el único jugador determinante en su formación.

  • ¿Por qué hay una diferencia importante entre los precios de origen y destino?
  • Según explican desde Anged, la patronal de compañías como El Corte Inglés, Carrefour o Eroski, la evolución de los precios de origen (lo que perciben los productores) y destino (el precio de venta en las tiendas) ayuda a analizar tendencias de los mercados, que pueden atender a distintas circunstancias: una crisis de costes, una sequía, una mala o buena cosecha, un repunte o caída de la demanda, un "shock" en los mercados internacionales, un esfuerzo promocional, entre otros. En ningún caso, explican esa diferencia muestra el margen del último eslabón de la cadena. "Los productos en los lineales valen más porque hay una agregación de servicios y valor para el consumidor: clasificación, transporte, almacenamiento, gestión de stock en tiendas, prevención del desperdicio, cadena de frío, control seguridad alimentaria, envase y presentación o información al consumidor. La distribución alimentaria organizada (súper e híper) tiene, además, una red de más de 25.000 tiendas en España atendidas por 400.000 personas. Por tanto, añade Anged, "hay que añadir unos costes como alquileres, nóminas, energía y suministros, seguridad, limpieza, etc. Sin olvidar el pago de impuestos, salarios y cotizaciones.
  • ¿Cuál es el margen de la distribución alimentaria?
  • El margen neto sobre ventas mide lo que queda en la empresa una vez descontados todos los costes y el pago de los impuestos. De media, las grandes empresas de distribución tienen un margen neto sobre ventas del 2,5%. Esto es, de cada 100 euros facturados, el beneficio final es de 2,5 euros. Con este margen estrecho, las empresas de distribución basan su negocio en ganar cuota de mercado y volumen de ventas frente a sus competidores. Para ello, las principales herramientas pasan, por un lado, en invertir en descuentos, promociones o marcas propias de la distribución; y por otro lado, por ganar eficiencia gracias a una fuerte inversión en tecnología, mejoras de todos los procesos e innovación permanente en la gestión. Desde Anged recuerdan que el último Observatorio de Márgenes del Banco de España señala que “los márgenes sobre ventas en el comercio de alimentos encadenan dos trimestres de descensos, sin haber podido revertir las contracciones experimentadas durante la crisis energética”.
  • ¿Quiénes son los principales clientes del sector primario?
  • De media, en torno al 50% de la producción agrícola se destina directamente a la exportación. En segundo lugar, aparece la industria alimentaria y a continuación los canales de distribución de alimentos frescos, en los que se incluye la distribución organizada, mercas y mayoristas, comercio tradicional y horeca (hoteles, restaurantes y cafeterías). Por tanto, remarca la patronal, aunque sean uno de los principales clientes del sector primario, no es el único ni el más destacado en el caso de muchas producciones. Empresas como las de Anged, por su dimensión, compran sobre todo a cooperativas y grandes productores que representan la parte más organizada del sector. Estos, aseguran, "pueden obtener mejores condiciones para sus asociados, reducir los eslabones intermedios, garantizar un volumen de comercialización que optimice costes y contrarreste la volatilidad de los mercados
  • ¿Dónde compran alimentos frescos los españoles?
  • La distribución comercial, como recuerda Anged, no es la única fuente de aprovisionamiento de alimentos. A diferencia de otros países de nuestro entorno, los españoles realizan un mayor gasto fuera del hogar: un 31,4% del gasto total se realiza en restaurantes, bares y cafeterías. El resto del gasto en alimentación se vende en el comercio. En el caso concreto de los alimentos frescos (frutas, hortalizas, carnes y pescados), el comercio especializado tradicional y otros canales (venta ambulante, mercados, mercadillos, etc.) mantienen todavía una cuota de mercado del 44,7%, según datos del Ministerio de Agricultura. Le siguen los supermercados (36.7%), tiendas de descuento (10,7%) e hipermercados (7,9%)
  • ¿Qué medidas regulatorias han agravado la crisis de costes del sector?
  • Anged comparte con el sector primario y la industria alimentaria la preocupación por el impacto de la crisis de costes (energía y materias primas) y la presión regulatoria está teniendo en toda la cadena agroalimentaria. En el caso de la distribución comercial, la patronal recuerda que en los últimos dos años se ha producido un aumento de la presión fiscal con el nuevo impuesto al plástico, la subida de impuesto de los gases para la refrigeración alimentos, la subida de cotizaciones sociales, los recargos en el IVA de bebidas azucaradas y el impuesto de grandes establecimientos comerciales en cinco comunidades autónomas. Además, las compañías han tenido que realizar nuevas inversiones en materia ambiental para reutilizar envases y servicio de retorno, reservar un 20% de la tienda para venta a granel o reutilizables o el establecimiento de puntos de recarga eléctrica obligatorios dos años antes de lo que marca la UE. Asimismo, se han visto obligados a incurrir en nuevos costes de gestión por cuestiones como la aplicación de las lenguas cooficiales o las restricciones en logística urbana.