Empresas
La aventura de empezar en «solitario»
«Quien no apuesta no gana». Probablemente ésta sea la frase más utilizada por los emprendedores que deciden poner toda la carne en el asador por aquel negocio en el que creen con firmeza. La mayoría de ellos son inconformistas por naturaleza
La zona de confort ha sido, durante años, el camino elegido por muchos. Un camino fácil del que costaba salir, pero que la crisis económica separó en senderos en los que la permanencia no estaba asegurada y lanzarse en solitario podía ser un seguro de vida. Aunque para algunos la crisis fue el pistoletazo de salida, la mayoría de los emprendedores coincide en que su pasión por emprender les viene de nacimiento y que la libertad de trabajar para uno mismo no tiene precio. «Lo que más me gusta del emprendimiento es la capacidad de ser uno mismo el que decide el rumbo de tu negocio y futuro profesional», explica Álvaro Basterra, fundador de Wobybi. Basterra, que quiso convertir los desplazamientos diarios en una experiencia personal, y puso en marcha un concepto diferente de bicicleta, una marca que te permite diseñar tu propia bicicleta con colores y accesorios a tu gusto. «Al emprender, el mercado y los clientes son los únicos jefes que marcan el camino», asegura Basterra.
Gratificante
Todos coinciden en que el camino es difícil pero muy gratificante. Y la financiación es una de las primeras barreras que hay que sortear. «Pasamos de una época de vacas gordas donde se daba dinero sin apenas justificaciones a otra, a raíz de la crisis, en la que se daba dinero a proyectos prácticamente ejecutados», comenta Íñigo Barrón, CEO de Jetson. Él no lo tuvo fácil, pero ahora fabrica las primeras tablas de surf con motor europeas.
Algo parecido les pasó a los fundadores de Pompeii. Tenían clara la idea y el sector, pero en un principio sólo contaban con 18.000 euros que habían reunido entre todos para empezar el negocio. «Al principio, sólo pudimos hacer 349 zapatillas y actualmente hemos vendido más de medio millón de euros», explica Jaime Garrastazu, cofundador de Pompeii.
Por el mundo
Viajar siempre dicen que enriquece mucho, y en el caso de los emprendedores esta premisa se cumple a rajatabla. Y es que algunos optan por extrapolar estas ideas de otros países y adaptarlas al mercado nacional. Éste es el caso de Víctor Alonso, fundador de Piraña. «Tras girar una vuelta al mundo en 2006 descubría la gestión del tiempo y la libertad de poder hacer cada día lo que uno siente. Siempre me había interesado por el mundo del gran consumo y me encantan los snacks, así que tras observar durante mis viajes la variedad de productos que existen en otros países vi un nicho donde se podían hacer cosas», comenta Alonso. Este emprendedor cree que ningún emprendimiento es fácil, pero en el caso del mercado de los snacks en España existe un mercado muy tradicional por lo que extrapolar sabores poco comunes y despertar el instinto por probar lo nuevo es lo más complicado.
Etienne Darbousset y Christian Picard han creado el primer guardamuebles online entre particulares en Epaña y todo gracias a su propia experiencia después de vivir y trabajar fuera de nuestro país. «Estar fuera de España suponía no poder tener todas nuestras cosas cerca y con LetMeSpace conseguimos tener lo que necesitábamos más cerca y a un precio más económico», explica Darbousset. Aunque empezaron a expandir el negocio en Cataluña ya cuentan con espacios en todo el país, incluso están en fase de internacionalización; «hemos montado una filial internacional y deberíamos lanzar operaciones en los próximos meses», añade. Estos emprendedores inciden en que los momentos de crisis son momentos de oportunidades. «Aunque a priori podemos considerar que la situación actual no es la más adecuada, existen inversores que confirman que es buen momento para emprender y tener inversión», sostiene.
Estudiar distintos mercados suele ser eficaz porque se encuentran sectores en los que en España existía un vacío. «Observamos que el mercado secundario de tickets estaba completamente asentado en EE UU, pero en España y Latinoamérica no había ninguna compañía que aportase ese servicio a la sociedad», afirma Ander Michelena, cofundador de Ticketbis. Y es que esta plataforma online de compra y venta de entradas para todo tipo de espectáculos, además de ser un negocio planteado en internet, era fácilmente escalable.
Una apuesta por la tecnología
Las nuevas tecnologías siguen revolucionando el mercado y haciendo la vida más fácil a los ciudadanos. Y cuando parece que todo está inventado surgen nuevas «startups» que pretenden cambiar el rumbo. Éste es el caso de Wazypark, una herramienta que ha llegado al mercado para poner solución al problema de encontrar un aparcamiento libre en las grandes ciudades. «Cuando nace, en 2010, el tema de las apps móviles no era tan popular y nadie arriesgaba sus presupuestos para este tipo de cosas –expone Carlos Rodríguez, CEO de Wazypark–, sin embargo eso ha cambiado y tal ha sido nuestro éxito que llevamos varios meses seguidos siendo la aplicación más descargada por los conductores españoles».
Algo totalmente casual fue la puesta en marcha de Tyba, una plataforma donde jóvenes de entre 20 y 29 años pueden encontrar trabajo en «start-ups» y empresas de internet de toda Europa. «La creación de Tyba fue casi sin querer. Nos pusimos a desarrollar una idea y cuando nos dimos cuenta, teníamos montada una empresa», expone Jorge Schnura, uno de sus fundadores. Durante este tiempo ya han conquistado el mercado europeo y «cruzar el charco» es su próximo objetivo.
El no sentirse valorado en determinadas empresas o no poder proponer ideas propias es otra de las causas por las que muchos emprendedores dejan de lado empleos de años y se tiran a la piscina del emprendimiento. El objetivo: sentirse realizado. «Después de estar trabajando seis años en diferentes puestos no me gustaba la lentitud con que se hacía todo en el mundo empresarial y decidí montar mi propio negocio», comenta Daniel Rodríguez, fundador de RadarPrice. Esta app que «chiva» los mejores precios de cualquier producto surge de una necesidad personal, «el momento de verte en una tienda perdido», explica Rodríguez. Actualmente se ha visto obligado a cambiar su nombre –de Onyougo a Radarprice– y tiene previsto rozar el millón de usuarios este año. «El nombre anterior era difícil para el contacto del boca a boca y tuvimos que coger un nombre que fuera más pegadizo para que los usuarios nos conocieran», subraya. Breve, conciso, fácil de pronunciar y a la vez entendible en varios idiomas son algunos de los requisitos que debe cumplir el nombre de una empresa para captar la atención del público. Y es que gran parte de estos emprendedores sostienen que no es fácil decantarse por uno u otro ya que de ello depende muchas veces el éxito de la empresa.
Uno de los mercados que vive un boom especial es el de segunda mano. Tal es su éxito que los españoles hemos roto esa barrera cultural que existía hasta ahora y compramos ropa de segunda mano. «Este tipo de prendas, sobre todo infantiles, se vendía y compraba en toda Europa, en cambio en España no había mucha cultura, pero pensamos que esto se podía cambiar», argumenta Luis Ongil, fundador de Percentil. En apenas cuatro años Percentil que ha conseguido posicionarse como líder europeo en compra y venta de ropa de segunda mano, no para de crecer y prevé duplicar su plantilla de 63 a 130 empleados este mismo año.
Reinventar mercados tradicionales
Es cierto que el afán por crecer profesionalmente agudiza el ingenio y sectores en los que parecía que todo estaba inventado resurgen para mostrar que les queda mucho camino por recorrer. Un ejemplo de ello es FashionKids. Su socio fundador Rubén Aular decidió apostar por la especialización en un sector tan tradicional como las peluquerías, en este caso infantiles. «La idea surge de una necesidad en el ámbito doméstico: el primer corte de pelo de mi hija. En aquel momento, nos dimos cuenta de que no existía una oferta específica para el colectivo infantil en el sector de peluquería, y tras un par de noches de insomnio decidí ponerme en marcha», comenta Aular. Esta empresa que tuvo que lidiar con lo novedoso del negocio cuenta actualmente con 27 establecimientos que funcionan en distintas modalidades: tiendas propias, franquicias y tiendas de inversión.
Algo parecido le ocurrió a Wendy Vidal, fundadora de Bodas de Cuento. Un evento tan común como su propia boda es a día de hoy su profesión. Vidal reconocer que esta profesión siempre había despertado su curiosidad pero que fue cuando se casó en 2008, cuando detectaron que no existía nada de este tipo en el mercado español, «e intuimos que cada vez más parejas buscarían bodas diferentes», subraya. Y no se equivocaba, el «wedding planner» ha llegado de fuera de nuestro país para quedarse y Bodas de Cuento no para de crecer.
Caerse y levantarse es el ejercicio diario de estos emprendedores. «Conseguir que alguien crea en tu idea no es fácil. En nuestro caso hemos pasado de ir puerta por puerta por todos los locales de Alcalá de Henares a recibir pedidos de toda España, incluso de Portugal y Japón», sostiene Miguel Viñado, CEO de Cervezas Enigma, una microcervecería. Hasta ahora las grandes industrias cerveceras nos habían acostumbrado a un único producto, pero cada vez son más los que se suman a la moda de la cerveza artesana. «El poder cambiar, elegir y no tener que tomar siempre un producto monótono ha llegado muy bien a la gente», comenta.
La mayoría coincide en que emprender nunca es fácil «pero si la oportunidad es mayor que el riesgo, hay que ir a por ello hasta el final».
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