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La caída del bono ahorra 4.000 millones en intereses a España

Si el BCE compra activos, el interés podría abaratarse hasta el 2% n La rebaja del coste de la deuda, clave para cumplir el déficit del 5,5%

La Razón
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El nuevo mínimo histórico del interés de la deuda española a diez años –ya está en el 2,4%– abre la puerta a un nuevo año de ahorros en el capítulo de intereses. Concretamente, el Estado dispondrá de un «colchón» de entre 3.900 y 4.100 millones de euros frente a los 36.590 millones presupuestados, un capital que será esencial para cumplir el déficit del 5,5% del PIB, si el coste de las Letras, los bonos y las obligaciones mantiene la senda actual.

Javier Santacruz Cano, investigador de la universidad de Essex, afirma que «el Tesoro ha seguido emitiendo a tipos de interés efectivos cada vez menores, en especial en la parte media de la curva (bonos a dos, cinco y diez años)». El experto recuerda, además, que «el tipo de interés medio efectivo de las nuevas emisiones se ha recortado desde el 2,71% en enero hasta el 1,24%», más del 50%.

Pese a que el pasivo público no para de crecer en todas las economías de la zona euro, la fuerte demanda de capitales que registran los bonos europeos en el mercado ha reducido los cupones de prácticamente todas las referencias, con especial fuerza en los países periféricos. En el caso de España, con una deuda que ya supera el billón de euros, el tipo de interés medio de todos los títulos del Estado en circulación se había reducido un 4,3% hasta julio, desde el 3,73% hasta el 3,59%, respectivamente.

De prolongarse la tendencia actual, podríamos ver esta cifra situada en el entorno del 3,5% a final de año, en niveles desconocido desde 2009, antes del estallido de la crisis del euro. Durante los primeros siete meses del año, la rentabilidad media total de las Letras se ha reducido más de un 50% (desde el 1,23% hasta el 0,61%), los bonos son un 10,1% más baratos (del 3,53% al 3,17%) y las obligaciones a largo plazo han caído un 3,8% (del 4,74% al 4,56%).

Esta circunstancia promete importantes ahorros para los próximos ejercicios, y este año la factura de la deuda del Estado será inferior a la presupuestada, previsiblemente, en los cerca de 4.000 millones de euros citados anteriormente. En términos brutos, la cifra anterior se corresponde con un 0,4% del PIB, más que las tres décimas que separan el 5,8% de objetivo de déficit previsto a principios de año del 5,5% que finalmente pretende alcanzar el Gobierno.

Es decir, que el ahorro en los intereses de la deuda es un aspecto fundamental para que España cumpla sus promesas a la Comisión Europea. El ministro de Economía, Luis de Guindos, calculó recientemente que el coste de la deuda se reduciría en cerca de 5.000 millones de euros frente a lo presupuestado, en vista de la evolución del bono, y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, adelantó que el Tesoro también emitirá menos «papel» del previsto. A menor deuda, menos gasto.

A todo lo anterior ha contribuido y contribuirá de forma decisiva el BCE con su plan para contrarrestar los ataques sobre la solvencia de los países miembos de la zona euro. Desde julio de 2012, los cupones de todas las referencias de los estados de la moneda única han caído con fuerza, una tendencia que se ha visto incrementada en las últimas fechas por el aumento de las inversiones de bancos, fondos de inversión y «hedge funds» en bonos soberanos.

La amenaza del estallido de conflictos armados en Ucrania o Irak ha dirigido el capital de los inversores hacia activos más seguros, y la deuda pública es actualmente una de los que menos riesgos ofrecen gracias a la promesa del BCE de actuar como comprador de último recurso si los emisores encuentran dificultades para devolver el capital prestado.

El «cortafuegos»

El riesgo de impago, por tanto, es casi nulo, ya que la institución que preside Mario Draghi puede «crear» dinero si la situación se descontrola. Además, la política monetaria del BCE ha ido dirigida principalmente en los últimos meses hacia el control de la estabilidad presupuestaria de los países del euro, más que hacia el control de la inflación.

De hecho, las rebajas de tipos de interés, el anuncio de una barra libre de liquidez a largo plazo (LTRO) y las presiones para que lance un plan de compra de activos a largo plazo podrían situar el interés del bono español cerca del 2%, según expertos consultados por LA RAZÓN. A principios de año, los inversores calculaban un suelo del 3%, pero la situación ha cambiado radicalmente y la deuda a diez años está, contra todo pronóstico, en zona de mínimos.

Desde que comenzó el ejercicio, el cupón de la referencia española ha descendido un 42% en el mercado secundario, y la desconexión de la situación económica del país –en proceso de recuperación y todavía con importantes desequilibrios– con el coste de su deuda pública es total, apuntan las mismas fuentes. Esta situación se repite en economías como la italiana, la griega o la portuguesa, cuyos bonos también cotizan con un interés muy bajo pese a la delicada situación financiera de estos países.

No obstante, Hacienda observa con cierta preocupación como el gasto en intereses de la deuda no para de crecer en todas las comunidades, en línea con el aumento del pasivo público que registra la Administración. El Gobierno, consciente de que el incremento imparable de esta partida pone en riesgo el objetivo del 1% del PIB en todas las CC AA, pretende paliar esta circunstancia «seduciendo» con ahorros de gasto a un mayor número de regiones para que se sumen al Fondo de Liquidez Autonómico (FLA).

Hasta mayo, y según datos de la Intervención de la Administración General del Estado (IGAE), las autonomías habían gastado en el servicio de la deuda 3.443 millones de euros, lo que supone un 12,2% más que en los primeros meses del pasado ejercicio. En el caso del Estado, hasta junio la partida había crecido un 10,8%, y esta «hemorragia» de capital público sólo se cortará cuando se equilibren las cuentas, un escenario que no está previsto hasta 2019, como pronto.