Juan Ramón Rayo
Golpe de timón en Argentina
En menos de medio año de gobierno de Milei, los tipos de interés de la deuda pública argentina se han desplomado, el tipo de cambio del peso frente al dólar se ha estabilizado y la tasa de inflación parece que ha comenzado a adoptar una senda descendente
La economía argentina se hallaba al borde del colapso a finales de 2023: déficit fiscal y cuasifiscal desbocado, emisión monetaria explosiva y una inflación galopante a pesar de los omnipresentes controles de precios del gobierno. Enderezar semejante desastre se antojaba muy complicado porque, para más inri, la historia económica del país ha estado plagada de desplantes y engaños a los acreedores internacionales, de modo que ni siquiera cabía contar con su asistencia financiera para estabilizar la situación. Pero tras el radical golpe de timón que supuso la llegada de Javier Mileia la presidencia del país, muchos de sus desequilibrios macroeconómicos han comenzado a corregirse de un modo significativo.
Primero, Javier Milei levantó la mayoría de controles de precios para que toda la inflación reprimida acumulada hasta ese momento saliera a la luz y para que la economía real pudiese empezar a reestructurarse. Segundo, el libertario consolidó un superávit presupuestario a partir de enero (que, de momento, ha durado hasta abril, algo que no sucedía desde 2008) con el objetivo de restablecer la maltrecha solvencia del Estado. Tercero, Milei también limitó la emisión de nueva deuda (de nuevos pesos) por parte del banco central, al reducir a un tercio los tipos de interés que abona sobre sus reservas y refinanciar a largo plazo otra parte de sus pasivos. Y cuarto, el libertario ha puesto en marcha un amplio paquete liberalizador de la economía con el propósito de relanzar el crecimiento.
Así, en menos de medio año de gobierno, los tipos de interés de la deuda pública argentina se han desplomado en los mercados internacionales, el tipo de cambio del peso frente al dólar se ha estabilizado y la tasa de inflación parece que ha comenzado a adoptar una senda descendente/desinflacionaria (desde diciembre, se ha reducido mes tras mes en términos mensuales). Es decir, que el gran mal endémico de Argentina, su insolvencia estructural y su inflación extrema, parece estar en vías de remediarse. El gran riesgo al que se enfrenta ahora mismo la economía es la dura recesión a la que se ha visto abocada como consecuencia del profundo ajuste ejecutado para cuadrar las cuentas y recuperar la credibilidad: si la economía no regresa pronto a la senda de crecimiento –para lo cual será esencial que el Congreso apruebe el paquete de medidas liberalizadoras propugnado por Milei–, el descontento social podría terminar prendiendo y poniendo en riesgo la senda reformista por la que, por fin, parece estar transitando Argentina.
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