Londres
La caída del crudo desploma el rublo y deja a Rusia al borde del abismo
El rublo volvió a caer frente al dólar y el euro al poco de abrir hoy el mercado de divisas moscovita, después del «martes negro» en el que llegó a bajar un 20 por ciento.
Una brecha que supera los 112.000 millones de euros acecha a la economía rusa. El desplome de los precios del petróleo empuja a Rusia hacia el abismo y la presión es cada vez mayor. La causa es clara: Moscú necesita un barril en un precio en torno a los 100 dólares para cumplir sus presupuestos. Y en un año, el barril de Brent ha caído casi un 50%, hasta los 59,86 dólares, marcando mínimos desde junio 2009. Hace apenas dos semanas, el Kremlin estimó en unos 80.000 millones de euros el agujero en los ingresos por exportaciones de hidrocarburos si el precio del crudo caía un 30%.
A ello había que sumar la sangría por las sanciones occidentales a las exportaciones rusas como consecuencia del conflicto con Ucrania y la anexión de la península de Crimea, otros 32.000 millones de euros de pérdidas, según advirtió el ministro de Finanzas ruso, Anton Siluanov.
Tras la anexión, en marzo pasado, de la península ucraniana de Crimea por Rusia, la Unión Europea, Estados Unidos, Canadá y otros aliados adoptaron sanciones contra Moscú que han sido endurecidas progresivamente tras el estallido de la sublevación armada prorrusa en el este de Ucrania. A fines de julio, la UE acordó restringir el acceso a los mercados de capitales europeos para los bancos públicos rusos, un embargo de armas, la prohibición de exportar a Rusia bienes de uso dual (para uso civil o militar) y un veto a las exportaciones de equipamiento para el sector petrolero. En respuesta, Rusia prohibió las importaciones de alimentos de los países de la Unión Europea.
Las perspectivas a largo plazo de precios del petróleo en unos 60 dólares el barril no juegan en favor del Gobierno de Vladimir Putin. Con la última proyección del Kremlin, que tomaba en cuenta un precio del barril de Brent de 80 dólares, el PIB ruso se anotaba una contracción de un 0,8% en 2015. Si las cosas siguen como están y Rusia no afloja en Ucrania para contentar a la UE y EE UU, la economía rusa corre riesgo serio de colapso. Quizás por eso, el presidente de EE UU, Barack Obama, aprovechó para anunciar más sanciones.
Para evitarlo, las autoridades decidieron ayer subir los tipos de interés del 10,5% al 17%, un movimiento que buscaba disparar el atractivo del rublo, en picado desde principios de año. Sin embargo, el movimiento del Banco Central, que llegó muy tarde, no tuvo un efecto positivo sino todo lo contrario. El pánico se disparó y los mercados apostaron a una mayor caída de la moneda rusa. El efecto fue inmediato. En cuestión de minutos, el rublo pasó de 90 por euro a 100, y frente al dólar se puso a 80 rublos, en nuevos mínimos. Esta mañana el rublo volvió a caer frente al dólar y el euro al poco de abrir el mercado de divisas moscovita, después del "martes negro"en el que llegó a bajar un 20 por ciento. Pocos minutos después de las 10:00 hora local (07:00 gmt), la moneda estadounidense crecía 4,42 rublos, hasta los 71,92 rublos por dólar, mientras la europea subía 5,85 rublos, hasta los 91 rublos por euro.
Conclusión: aunque Putin y su equipo buscaban el respaldo de los inversores, acabaron echando pestes contra los «especuladores». «La turbulencia en los mercados es un hecho, pero está motivada por las emociones y los ánimos especulativos», denunció el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. El encarecimiento del crédito a la banca comercial buscaba evitar que las entidades financieras utilicen el dinero del Banco Central para la compra de divisas, lo que dispara su demanda y presiona a la baja a la moneda rusa.
El rublo ya había perdido el pasado lunes el 10% de su valor, y en lo que va de año, tras el derrumbe de ayer, ya se ha depreciado un 60%. En enero pasado para comprar un euro hacían falta menos de 46 rublos. Ayer, la divisa rusa cayó por debajo de la barrera psicológica de los 100 rublos por un euro. «La situación es crítica. Lo que está ocurriendo no lo podíamos imaginar ni hace un año, ni aunque se tratara de una pesadilla», afirmó el vicepresidente de la entidad emisora, Serguei Shvetsov. Por su parte, el titular de Economía, Alexei Uliukaev, reconoció que la caída del rublo «obligará a revisar los pronósticos macroeconómicos». En parecidos términos se expresó la gobernadora del Banco Central, Elvira Nabiullina, quien admitió que la inestabilidad va para largo. «El rublo está infravalorado y llevará un cierto tiempo que se aproxime a su cotización real», indicó Nabiullina.
El drástico aumento de los tipos de interés en 1988 no logró frenar la suspensión de pagos de la economía rusa, que acusa una excesiva dependencia de las materias primas. Aunque la situación de Rusia hoy difiere mucho de la de entonces ya que cuenta con reservas internacionales por un valor de 416.000 millones de dólares, éstas pueden agotarse pronto si la crisis se prolonga y los intereses en el pago de la deuda siguen aumentando.
El principal problema es un estancamiento de los precios del crudo por debajo de los 90 dólares el barril. Las exportaciones de hidrocarburos generan cerca del 50% de los ingresos presupuestarios de Rusia, por lo que el desplome del precio del crudo, del que dependen los del gas natural, tiene un impacto directo en su economía.
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