Rescate a Grecia
La crisis en Syriza deja a su líder al borde de la dimisión
El primer ministro Tsipras podría no seguir si el próximo miércoles se vuelve a repetir la fractura en la última votación
Durante las negociaciones, el entonces ministro de Finanzas, Yanis Varufakis, reconoció que la parte helena estaba empleando la «ambigüedad creativa» como estrategia frente a los acreedores. Ahora parece que los miembros del Gobierno griego juegan de nuevo a la confusión para medir sus fuerzas en esa «batalla» interna. El primer ministro, Alexis Tsipras, logró sacar adelante el primer paquete de reformas a costa de la división de su partido, pero todavía le queda por aprobar una segunda ronda de medidas que pasarán por el Parlamento el próximo miércoles. Esa disidencia de cerca de un tercio de los parlamentarios izquierdistas ha dejado en la cuerda floja al Gobierno de Tsipras.
Ante esas dificultades, el titular del Interior, Nikos Voutsis, habló ayer abiertamente –como ya hiciese otro ministro– de la celebración de elecciones anticipadas en septiembre u octubre, matizando que «será producto de un desentendimiento general, no sólo en el Ejecutivo de Syriza, sino por acontecimientos más amplios». Sería la segunda vez que la firma de un memorándum fuerza la convocatoria de comicios en Grecia y la posterior caída del Gobierno. Una «dinámica» que muchos miembros de Syriza han calificado de «golpe de Estado». No obstante, la estabilidad del Gobierno es tan débil en estos momentos que han surgido dudas de que el mismo Tsipras aguante hasta otoño. Si la brecha entre los suyos se mantiene la próxima semana, algunos medios locales no descartan que Alexis Tsipras pueda renunciar a su cargo. El diario «Efymerida ton Syntakton», cercano a Syriza, señaló que si el miércoles se repite el voto de anoche, el primer ministro podría optar por dimitir, ya que tras esa segunda votación se habrán completado los requisitos para abrir negociaciones para un acuerdo definitivo con la troika. En referencia a esa prueba de fuego en tan sólo seis días, el portavoz del Gobierno, Gabriel Sakellaridis, subrayó que «la prioridad más inmediata de Atenas es finalizar con éxito el acuerdo».
Asimismo, reconoció que el resultado de la votación muestra una «grave división en la unidad del grupo parlamentario». En la votación de ayer varios pesos pesados del Ejecutivo izquierdista rechazaron el acuerdo. Entre ellos, el líder del ala radical de Syriza, Panayotis Lafazanis, quien a la salida de la sesión aseguró que está «en contra del tercer rescate», pero que seguía «apoyando a Tsipras» para concluir que ponía su cargo «a disposición del primer ministro», cuando hace dos días dijo que no pensaba dimitir. La destitución del titular de Energía puede ser uno de los primeros cambios que ejecute el primer ministro, según informa la prensa local sobre la necesidad de «remodelar ampliamente» su Gabinete. Fuentes gubernamentales indicaron que esa reorganización comenzará hoy.
Una muestra ilustrativa del desbarajuste en las filas de Syriza fue el prolongado silencio de Varufakis antes de emitir su «no» a las medidas en el Parlamento, y el inmediato abucheo del hemiciclo, incluso desde su propia bancada. El único que dio un respiro al primer ministro fue el líder del socio menor de coalición, el ultranacionalista Panos Kamenos, quien dio su apoyo al memorándum, aunque con reticencias. En ese sentido, el propio Tsipras admitió en su discurso que no cree en ese pacto porque «no resolverá la crisis», algo que contribuye poco a recuperar la confianza de los socios.
En general, ese cruce de mensajes contrariados –incluso provenientes del mismo político– en el seno del Gobierno izquierdista se puede interpretar como un tanteo ante posibles desenlaces venideros. En su discurso en la Cámara, Tsipras se mostró conciliador y pidió la unidad de su partido sin nombrar las posibles consecuencias de su disidencia. Entre esos diputados díscolos, la cuerda no ha llegado a romperse, pues apenas han renunciado a su cargo dos viceministros y dos secretarios generales. Por tanto, ese balance de poderes entre ambas facciones de Syriza puede decantar los siguientes pasos de Alexis Tsipras.
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