Londres
La «prima» tiene la clave: ha bajado a la mitad en seis meses
Nada que ver con lo que sucedió hace apenas medio año. Con los mercados cerrados a cal y canto, tuvo que salir Mario Draghi, presidente del BCE, para sentenciar desde Londres: «Haré todo lo que sea necesario para preservar el euro y, créanme, será suficiente». Ese mismo día, el 24 de julio, la prima de riesgo española marcaba máximo histórico en 638,5 puntos básicos, con el bono a diez años en 7,62%. Todo lo que viniera de España sembraba el pánico entre los inversores. El discurso de Draghi caló hondo y las condiciones de los mercados comenzaron a relajarse. Hasta el punto de que entre septiembre y octubre las compañías españolas pudieron captar hasta 13.800 millones.
La historia se ha repetido unos meses después. El hecho de que la UE no pida más sacrificios a España hasta por lo menos 2014 y de que la crisis bancaria haya sido menos sangrienta de lo que se esperaba ha dado una tregua, que las empresas están aprovechando para cubrir las necesidades financieras del ejercicio.
Los valores españoles, tanto del Tesoro como de las empresas privadas, tienen ahora para los inversores el atractivo de una rentabilidad más elevada (aunque haya bajado mucho) que la que ofrecen otros Estados desarrollados o sus homólogas europeas. Eso es lo que está generando la gran demanda internacional de las emisiones que se han colocado en el mercado, asegura Félix López, analista de ATL Capital.
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