Bruselas
La UE obligará a los Estados a costear el rescate de la banca
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, que se reunirán a finales de la próxima semana en Bruselas, establecerán un mecanismo de salvamento para el sistema financiero que pretende evitar que sean los contribuyentes quienes asuman la factura como ha pasado hasta ahora. Según se desprende del borrador de las conclusiones de la Cumbre, los 28 apuestan por una estructura que establece que serán mecanismos nacionales –y no el Mecanismo de Estabilidad Europeo (MEDE)– los que actúen en primer lugar cuando un banco tenga que ser rescatado por enfrentarse a una quiebra. De esta forma, algo más de un año después de que la UE se lanzara a ahondar la Unión Económica y Monetaria con una «unión bancaria», los líderes arrojan luz sobre lo que hasta ahora era un mecanismo difuso que no termina de coger velocidad por los recelos de Alemania y Reino Unido.
Enfoque coherente
«El Consejo Europeo recuerda la urgencia de que los estados miembros que participan en el Mecanismo de Supervisión establezcan un enfoque europeo coherente, formado especialmente por mecanismos de prevención nacionales para preparar el análisis de balances», recoge el texto de conclusiones, apuntándose así a la línea defendida por Berlín, que deja sólo en último lugar la posibilidad de movilizar fondos europeos para el rescate de entidades en problemas. «El Consejo Europeo encarga al Consejo desarrollar con carácter urgente ese enfoque coordinado y coherente para que sea comunicado antes de que acabe el año», añade el borrador.
La urgencia de este mecanismo deriva de que está previsto que el recién creado Mecanismo Único de Supervisión Bancaria –que el Banco Central está ya poniendo en marcha y arrancará en noviembre– realice un análisis sobre la situación de los balances de la banca, antes de hacerse cargo de las 130 mayores entidades europeas. «El Banco Central Europeo tiene previsto poner en marcha una evaluación de los balances que incluye una revisión de la calidad de los activos, a lo que seguirá una prueba de esfuerzo realizada por la Autoridad Bancaria Europea. Este ejercicio es fundamental en el corto plazo para mejorar la transparencia, recuperar la confianza y en su caso la reparación de los balances bancarios y en el medio plazo para asegurar una buena transición hacia la Unión Bancaria», señalan las conclusiones. La idea de la creación de una unión bancaria nació de la voluntad de romper el círculo vicioso creado entre bancos y gobiernos, a través de la deuda soberana, debido a la transferencia de riesgos.
Ese vínculo está en el origen de la crisis de Irlanda, España y próximamente en la de Eslovenia, donde la credibilidad de los bancos queda «contaminada» por la situación presupuestaria de los gobiernos, y a la inversa. En la práctica, la reestructuración del sector bancario –burbuja inmobiliaria incluida– se trasladó a los presupuestos y deudas nacionales, y tras utilizar el mecanismo europeo de rescate (EFSF y MEDE) a todos los contribuyentes europeos.
El objetivo de todo el esquema es poner fin a esas transferencias y el esquema comienza a estar claro, pero faltan otros aspectos decisivos. Por ejemplo, los 28 tienen que aclarar además cuándo poder acudir a la recapitalización directa de los bancos por parte del Mecanismo Europeo de Estabilidad –Alemania quiere limitar mucho esta posibilidad mientras que otros países quieren ampliar el criterio– o cómo graduar la participación de los acreedores en las pérdidas de las entidades antes de proceder a usar los fondos de resolución.
✕
Accede a tu cuenta para comentar