La vía empresarial

España es, junto con Grecia, el país con mayor tasa de paro juvenil. Se trata del problema más grave de nuestro mercado laboral, por lo tanto, poner en marcha medidas que lo atajen debe ser un objetivo estratégico de primer orden. El conjunto de medidas que presentó ayer Rajoy son acertadas, pero se echa muy en falta la llamada ley de emprendedores. En cualquier caso, de todo el rosario de medidas, las más importantes son las quince llamadas de choque que vienen acompañadas de memoria económica. El resto son un poco difusas. Pero me parece importante, por su trascendencia estratégica, el cambio de mentalidad que ha conseguido instalar este Gobierno en la sociedad y que se fundamenta en que la salida a la crisis y el bienestar del futuro pasa por el desarrollo de un tejido productivo competitivo formado por empresas grandes, medianas, pequeñas y muy pequeñas (autónomos). Como bien decía Hayek ningún Gobierno hace ricos a sus ciudadanos, aunque puede llevarlos a la ruina. Este Ejecutivo parece estar convencido de que el creador de bienestar, y el origen de los salarios que perciben ellos mismos, es la actividad empresarial, lo cual hace necesario fomentarla y eliminarle obstáculos. Otra cosa diferente es que lo esté haciendo con la urgencia y la profundidad que se necesita. En concreto, el paquete de medidas presentado ayer ataca el gravísimo problema de la tardanza de nuestros jóvenes en enfrentarse a su primera experiencia laboral, ya sea por cuenta propia, por cuenta ajena, a tiempo parcial o como aprendices. En Alemania, la media de edad está en los 21 años. En cualquier caso, las medidas deben ser sólo un paso más en la estrategia de favorecer más y mejor tejido productivo, independientemente de la edad que tenga el valiente que decide asumir el riesgo. Eso significa acceso a financiación (al margen de los bancos), eliminar barreras administrativas, rebajar impuestos, reforzar la unidad de mercado y favorecer la internacionalización.