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Lucha contra el desempleo

Las dos caras del paro

Las dos caras del paro
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Francisco y Beatriz son dos ejemplos de cómo el desempleo ha cambiado la perspectiva de los españoles

BeatrIz Cabello- Emprendedora

Beatriz Cabello tiene vocación de periodista. Hace seis años que terminó la carrera y tras trabajar dos años en la radio pública con un contrato de prácticas no la renovaron más. «Si no tienes oposición, no te quedas», explica la joven de 28 años que, tras trabajar «por cinco euros la pieza» en diarios comarcales y, «en varias ocasiones gratis» ha decidido abandonar su pasión por las ondas, «por ahora». Su hermana Laura, unos años más joven, se encontraba en una situación parecida. Estudió un grado superior de Moda e iba encadenando campañas de Navidad o contratos de 4 o cinco horas al día. «Gastaba más en gasolina que lo que cobraba». En su último contrato, el mismo día que vencía la despidieron. Gracias a estos avatares y a la buena sintonía de las dos hermanas, hace unos meses decidieron adentrarse en una nueva aventura: abrieron la tienda Dulce lazada en el centro comercial Plaza Norte 2 de Madrid. Ofrecen ropa de estilo romántico «para todas las edades». Se estrenaron hace un mes, tras crear una comunidad de bienes y superar todos los problemas que conlleva la burocracia. «En las instituciones a las que me acercaba me veían muy joven y no creían en mí», afirma Laura. Ambas han demostrado que, aunque jóvenes, saben llevar el negocio porque «la tienda está cumpliendo con las expectativas que teníamos y, por el momento, cubrimos gastos».

Francisco Palomo- Desempleado

Francisco, de 45 años, llevaba trabajando en el sector bancario desde los 19, cuando empezó como ordenanza para un agente de bolsa. Llevaba siete años en el mismo banco hasta que en 2013 se trasladó a Francia durante cuatro meses por una excedencia que le concedió la empresa. Mientras él se encontraba fuera, pusieron en su lugar a una persona más joven a la que pagaban un salario menor. Y cuando volvió a España, lo despidieron. «No pensaba que pudiera pasar algo así. Perdí toda la confianza en ellos», reconoce. Desde entonces ha pasado casi año y medio. «Acostumbrado a trabajar toda mi vida, me quedé muy bloqueado», añade. Admite que gracias a la prestación por desempleo no ha tenido que pedir ayuda a su familia. Aunque ello no ha impedido que su día a día se haya visto trastocado: «Ahora controlo los gastos mucho más que antes». Sin embargo, no cayó en la desidia: «He dedicado este tiempo a formarme, quiero buscar una vida más plena». Tras muchos meses recorriéndose todo el mercado financiero y no encontrar ninguna oferta que se ajuste a sus necesidades, está dispuesto a dar un paso adelante. «Tengo en mente abrir una consultoría de inversiones socialmente responsables. Es una idea que me ronda desde hace tiempo y este último mes lo he decidido», sostiene Francisco, que ante la ausencia de salidas intenta salir por su propia cuenta del periodo de desempleo más largo de su vida.