¿Medidas acertadas?

l Dar potestad a los jueces para reducir las deudas que les quedan a las familias desahuciadas si el banco obtiene plusvalía al vender la vivienda.

– Es razonable, pero habrá que ver si van a existir esas plusvalías dada la caída de precios. Pero es acertada para aquellas situaciones en las que los intereses de demora disparan la deuda de las familias hasta límites insoportables.

l Imponer un tope de 30 años al plazo de las hipotecas.

– Es muy acertado. Cuando Pedro Solbes era ministro de Economía, tanteó la posibilidad de limitarlo a 25 años, pero no lo hizo. Y es una lástima, porque podría haber sido una medida muy eficiente para desinflar la burbuja inmobiliaria. La subida del precio de la vivienda tiene mucho que ver con la capacidad de pago de las familias, que depende del interés y el plazo que tienen para pagar la hipoteca. El aumento de esta capacidad derivado de que tengan más tiempo para devolver el crédito se traslada a los precios, lo que los infló y creó la burbuja.

l Limitar los intereses de demora a tres veces el interés legal del dinero para facilitar el pago de la deuda a las familias.

– Aunque pueda ser algo atípico, es razonable dada la anómala situación que vivimos en estos momentos.

l Reforzar la independencia de las sociedades de tasación.

– Lo ideal sería que las entidades financieras no tuviesen ninguna participación en estas sociedades, pero limitarla al 10 por ciento va en la buena dirección. También contribuiría a mejorar este aspecto que las entidades financieras pudiesen aceptar tasaciones hechas por sociedades homologadas.

l Cambiar la redacción de cláusulas complejas, como las de suelo.

– La claridad es importante. En este sentido, también sería bueno que los bancos enviasen a los clientes las minutas hipotecarias para que las pudieses estudiar con antelación y buscar asesoramiento, y no que todo dependa, como hasta ahora, de la lectura que se haga en la notaría.