Macroeconomía

La OCDE reclama a España aprobar unos Presupuestos, disciplina fiscal y reducción del gasto

Recuerda al Gobierno que la mejora de las Cuentas Públicas es "clave para el crecimiento" y exige una senda fiscal adecuada porque con la reducción de la deuda "no es suficiente. Es demasiado abultada"

Realizar una «una mejora de los nuevos Presupuestos, una severa disciplina fiscal a medio plazo, una exhaustiva revisión del gasto y un mayor esfuerzo para reducir la abultada deuda son las prioridades y políticas clave que deben poner en marcha las economías más endeudadas», como la española. De esta manera implícita, la OCDE reclama al Gobierno de Pedro Sánchez la aprobación de unas nuevas Cuentas Públicas para poder mejorar la situación financiera y las inversiones del Estado, además de que deberían incluir un severo recorte en el gasto. Alerta la organización en su informe de «Perspectivas Económicas» –en el que ha elevado el PIB español un punto más que sus previsiones de mayo, hasta el 2,8% este año y dos décimas en 2025 (2,2%)– del peligro que supone para la sostenibilidad de las finanzas públicas españolas que el Ejecutivo no apueste por una reducción del peso de la deuda pública, que considera que hasta ahora ha sido «insuficiente», por lo que requiere que se apruebe cuanto antes una senda fiscal, porque «la deuda española todavía es demasiado alta».

Desde la OCDE resaltan que el peso de esta deuda solo se ha reducido «mecánicamente» en términos porcentuales sobre el PIB, pero no en términos reales, pero no en términos reales, gracias al fuerte crecimiento de la economía española, ya que el agujero público ha seguido creciendo y se ha situado en niveles récord, por encima de los 1,61 billones de euros y en el 108,2% del PIB, muy lejos del objetivo marcado por el Ejecutivo del 106,3% este año. Por tanto, «no es suficiente. Es necesario mantener la disciplina fiscal para que la deuda baje más para evitar que siga creciendo por el aumento del pago de intereses. No se trata solo de prevenir posibles crisis, sino que con una deuda abultada hay menos dinero para gastar en partidas como salud y educación».

Así lo corroboró ayer el economista jefe de la OCDE, Álvaro Pereira, que avisa al Gobierno de que que «tiene que tener prudencia en los próximos años» en la gestión de las cuentas públicas y en el gasto. En declaraciones a la prensa española durante la presentación del informe interino hizo notar que, pese al fuerte crecimiento de la economía española, «es necesario mantener la disciplina fiscal para que la deuda baje mucho más de lo que está ahora porque los intereses que vamos a pagar aumentan».

Aunque España será uno de los países en el que el PIB crecerá más este año, una décima por encima de la última actualización del Gobierno y un punto porcentual más de lo que había anticipado la propia OCDE en mayo –una progresión que cuadruplica la que se espera para el conjunto de la zona euro, que se quedará en el 0,7%–, desde la institución mundial señalan que esta distancia en el crecimiento con el resto de países se debe, principalmente, al «bum turístico», que se ha traducido en los grandes ingresos del sector, por lo que un retroceso de estos ingresos podría hundir con rapidez y de golpe las previsiones.

De este modo, avisa de que el crecimiento «podría desacelerarse más bruscamente de lo esperado a medida que los mercados laborales se enfríen» y que «las desviaciones de la trayectoria de desinflación suave esperada podrían provocar perturbaciones en los mercados financieros». No en vano, el informe incide en que la inflación en España no bajará del 3% en 2024, siete décimas más que la inflación actual del 2,3% en septiembre y muy por encima de la media de la zona euro, estimada en el 2,4%. Para 2025, prevé que la subida igualará a la de los Veinte con una tasa promedio de 2,1%, lo que supone la misma estimación que en sus previsiones de mayo para este año y dos décimas menos respecto a 2025.

Asimismo, el estudio hace hincapié en que en algunos países de la OCDE «el poder adquisitivo aún no ha regresado por completo a niveles previos a la pandemia». España es uno de los países del G20 en los que más poder adquisitivo se ha ganado los salarios desde niveles prepandemia. Los salarios reales han aumentado en los últimos cuatro años y medio por encima del 2,5 %, y solo tienen cifras más favorables Estados Unidos y, sobre todo Brasil. Sin embargo, aunque esta en el podium de los salarios que más crecen, también acumula la mayor diferencia entre la subida del precio de los alimentos y la de los salarios desde la crisis pandémica, lo que se traduce en una «evidente» pérdida de poder adquisitivo con los productos alimentarios, de hasta 14 puntos porcentuales, pese a que los salarios reales hayan subido en ese mismo periodo por encima de la inflación actual, casi un 3%. Además, hace constar que buena parte de esa «recuperación» del poder adquisitivo se ha debido al impulso otorgado por los fondos europeos.

Tampoco ve la OCDE con buenos ojos le aumento del peso del Estado sobre la economía y pide «reducir la burocracia» y «disminuir los obstáculos a la competencia en el sector de los servicios». Pereira ha reiterado que «hay demasiada burocracia para crear empresas y para la competencia» y habría que «bajar las barreras» en el mercado de los servicios porque “es muy importante para tener más empleo», pero también “más competencia y más productividad y más prosperidad en España». El economista portugués señaló que para mejorar la productividad y aumentar los niveles de vida, España debe «invertir en la cualificación de la mano de obra», así como en algunas infraestructuras.

En cuanto a la política monetaria, el estudio refleja que los recortes de tipos «deberían continuar» a medida que «la inflación se modere y las presiones del mercado laboral se alivien”, aunque las reducciones de tipos «deberán seguir dependiendo de los datos y evaluarse con cuidado» para “garantizar que las presiones inflacionarias subyacentes se contengan de manera duradera». Por último, la OCDE recomienda a los países realizar «acciones fiscales decisivas” para garantizar la sostenibilidad de la deuda, junto con «mayores esfuerzos para contener el gasto y aumentar los ingresos», con el fin de garantizar que las cargas de la deuda se estabilicen.