Cargando...

45 líneas

El prestigio del Banco de España

A José Luis Escrivá le hicieron gobernador para evitar cualquier atisbo de crítica al Gobierno

El gobernador del Banco de España, José Luis Escrivá Fernando SánchezEuropa Press

Era cuestión de tiempo. Apenas había que esperar unos meses para comprobar el porqué del empeño de la Moncloa por colocar en la cúpula del Banco de España a un exministro. En las últimas semanas hemos tenido oportunidad de ver cómo de molestas son las críticas para Sánchez. Desde llamar en persona a periodistas para exigirles que cambiaran el titular de una noticia, hasta emplear epítetos malsonantes para descalificar a los compañeros de partido que no comparten el cien por cien de sus puntos de vista. Todo lo que no sea la doctrina gubernamental es calificado de barro o casquería.

Por eso su esfuerzo en no dejar espacio alguno a la crítica, apagando cualquier disidencia en los organismos públicos. De ahí el control autocrático del CIS o el TC, el empeño por colocar peones en compañías participadas, o de manejar al antojo instituciones tan necesariamente independientes como el Banco de España.

Lo que ha sucedido esta semana estaba escrito. A José Luis Escrivá le hicieron gobernador para evitar cualquier atisbo de crítica al Gobierno. Su trayectoria de mutante político no presagiaba nada bueno. Mediocre, irascible, jactancioso y no dotado del equilibrio necesario para ocupar un cargo público, el exministro ha demostrado que es capaz de hacer lo que se suponía que iba a hacer. O sea, presionar al límite al analista jefe de la entidad, Ángel Gavilán, para obligarle a rehacer el informe anual, eliminando toda referencia a la reforma del sistema de pensiones, obra cumbre de Escrivá y prueba manifiesta de que un exministro no debe nunca dirigir el Banco de España, so pena de socavar su prestigio.